El Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) expulsó el embajador hondureño, José Delmer Urbizo, de su sesión en la tarde de hoy (14), en Ginebra. Estimulados por un diplomático brasileño, los países latinoamericanos exigieron la expulsión de Urbizo, que antes representaba el gobierno depuesto de Manuel Zelaya, pero ahora apoya el mandatario golpista, Roberto Micheletti.
Ha sido más de cinco horas para que el consejo decidiera por la expulsión o no del embajador hondureño, que asistía las discusiones sin pronunciarse. Los países latinoamericanos sólo aceptan la participación de una delegación diplomática designada por el gobierno depuesto.
Brasil y Argentina abrieron el debate por la mañana. En seguida, se manifestaron a favor los representantes de México e Cuba. «No estamos dispuestos a permitir que ningún pueblo de la región experimente cambios antidemocráticos», dice el embajador de México, Juan Gómez Camacho, como muestra la agencia Efe.
Los gobiernos latinoamericanos afirmaron que diversos organismos de la región han embargado la participación del gobierno golpista en ámbito internacional y que, en CDH de la ONU no debería ser diferente. Sólo por la tarde, el presidente de CDH, el embajador de Bélgica, Alex Van Meeuwen, negó la palabra al hondureño y pidió que se retirara de la sesión.
Urbizo intentó dirigirse a las delegaciones, pero no se le concedió la palabra. Al salir, exclamó: «He sido expulsado, pero vamos a volver después de las elecciones», refiriéndose a las elecciones generales convocadas por Micheletti para 29 de noviembre, mostró la agencia France Press.
La sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU se prolongará durante tres semanas. Es integrado por 47 Estados elegidos por el voto secreto de la Asamblea General de la ONU.
Debido al reparto regional rotativo, en este año representan la América Latina y Caribe los países: Brasil, Argentina, Bolivia, Cuba, Chile, México, Nicaragua y Uruguay. Los demás países de la región pueden participar como observadores, con derecho al uso de la palabra. Eso sería el caso de Honduras.