El presidente Zapatero recibe, por fin, a Rouco en La Moncloa
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recibirá hoy a las 12,30 en La Moncloa al arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela. Cinco meses después de que el cardenal Rouco accediese de nuevo a la presidencia del episcopado, los dos mandatarios se reúnen ?sin orden del día previamente pactado??, pero con muchos temas de ?mutuo interés??.
Al presidente del Gobierno y al de los obispos les conviene una legislatura menos beligerante que la anterior. Saben que están condenados a entenderse. Al menos en el tono y en las maneras. Ni el uno ni el otro tienen nada que ganar, y sí mucho que perder, en una confrontación abierta como la de la anterior legislatura, en la que Rouco se vio obligado a salir a la calle, para manifestarse contra la ley del matrimonio gay.
Zapatero y Rouco se conocen bien. Los dos son excelentes estrategas. Y los dos marcaron su territorio en la pasada legislatura. El presidente del Gobierno sabe que la Iglesia no va a callar en los temas que afecten a la defensa de la vida (aborto, eutanasia), de la familia y de la enseñanza. Y Rouco tiene muy claro que los socialistas no van a ceder en el avance, prudente pero constante, hacia la ?laicidad??.
Una vez marcados los frentes, ahora toca negociar y dialogar. Y mover los peones. De hecho, Rouco, no ha atacado al Gobierno ni una sola vez desde su elección al frente de la cúpula episcopal. Ese es un papel que le sigue correspondiendo al cardenal Primado de Toledo que, anteayer mismo, aseguraba que ?tienen a la Iglesia en su punto de mira??. No dijo quiénes, pero tampoco hace falta.
Artistas en las distancias cortas, Rouco pedirá a Zapatero que le explique en qué va a consistir, más en concreto, la tan cacareada renovación de la ley de libertad religiosa. Una ley que, si no va más allá de lo previsto, hasta podría favorecer a la Iglesia. Y es que, como dice un asesor del cardenal, ?si hay café para todas las religiones, es obvio que tiene que haber más para la mayoritaria que, de esta forma, sale reforzada??.
Por su parte, el presidente del Gobierno se interesará por los planes de Rouco para preparar el gran evento de la Jornada Mundial de la Juventud, que se va a celebrar en Madrid en 2011 con la presencia del Papa. Una magnífica ocasión para que Zapatero lime asperezas con Roma y una campaña publicitaria mundial gratuita para la ciudad de Madrid y para toda España.
Rouco volverá a reclamarle a Zapatero, esta vez en persona, ?colaboración leal?? en ese evento, que pondrá un broche de oro a su pontificado. Y, como es lógico, ofrecerá al presidente del Gobierno la misma actitud por parte de la Iglesia católica. La rosa y la cruz pueden empezar a entenderse o, al menos, a soportarse civilizadamente. Siempre que Zapatero renuncie a convertir a España en el laboratorio del laicismo más radical, la Iglesia está dispuesta incluso a ceder alguno de los privilegios que todavía conserva.