Comunicado del Colectivo de Profesores Cristianos de la Escuela Pública

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EN RELACI?N AL RECIENTE CURRÍCULO DE LA ASIGNATURA DE RELIGI?N

Una de las cuestiones que nos han preocupado, prácticamente desde nuestros inicios como colectivo, es el tratamiento de la materia de Religión en su formato actual. Sobre ello quisimos establecer una reflexión común con la celebración de la mesa redonda que tuvo lugar en el Ateneo el 14 de Febrero de 2013. En relación al nuevo currículo de Religión, publicado en el BOE el pasado martes 24 de febrero de 2015, desde el Colectivo de Profesores Cristianos de la Escuela Pública,

MANIFESTAMOS NUESTRA DECEPCI?N AL COMPROBAR QUE LA IGLESIA DA UN PASO MÁS EN SU LÍNEA DOGMATIZANTE A TRAV?S DE LA MATERIA DE RELIGI?N EN LA ESCUELA.

Nuestra postura acerca de las clases de Religión en la escuela es clara:

APOSTAMOS POR UNA MATERIA SOBRE HISTORIA Y CULTURA DE LAS RELIGIONES, EN LA QUE EL HECHO RELIGIOSO SE CONTEMPLE DESDE TODAS ELLAS. PROMOVEMOS DESDE ESTA PERSPECTIVA LA POSIBILIDAD DE DOTAR AL ALUMNADO DE CAPACIDAD DE COMPRENSI?N Y RESPETO A ESA DIVERSIDAD DE EXPERIENCIAS DE TRASCENDENCIA QUE PUEDE TENER EL SER HUMANO Y QUE SUPONEN UNA DIMENSI?N MÁS DE LA PERSONA, CON LA QUE IDENTIFICARSE O NO ES UNA EXPERIENCIA PERSONAL.

No pensamos que la escuela deba ser el lugar de la catequesis, sino que esta DEBE SER LAICA Y ACONFESIONAL. Creemos que la ?catequesis??, el currículo confesional y por tanto, este que se ha publicado, forma parte de aquello que debe tratarse en el ámbito de las parroquias, las mezquitas, las sinagogas o cualquier espacio religioso de reunión de carácter confesional.

Tal y como expresamos en la mesa redonda que celebramos hace un par de años, parece que nuestra Iglesia cada vez se aleja más de este planteamiento que mantenemos. En esa línea ahora se da un paso más allá, apostando fuertemente por convertir la materia en una catequesis a la antigua usanza, en las que las  ideas de pecado, la recitación de oraciones, los aspectos creacionistas, la moralización sobre cuestiones sociales o, incluso la apropiación de la experiencia de la felicidad por parte de los católicos, cobran protagonismo. En cambio, olvida aspectos de la doctrina Social de la Iglesia, su compromiso con los más pobres y la apuesta esencial que debería haber por parte de las instituciones eclesiales en este aspecto. Es una pena presenciar cómo las instituciones eclesiales cada vez se alejan más de lo que algunos grupos de cristianos de base promovemos y defendemos y como en este caso, lo hacen sirviéndose de la materia de Religión, que lamentablemente será en algunos casos el único contacto que tengan las chicas y chicos de nuestros centros  con la experiencia de ser cristianos.

Madrid, 3 de marzo de 2015