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A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DEL CAMPO DE GIBRALTAR.- CIRCULO DE SILENCIO ALGECIRAS
SOLIDARIDAD CON LOS MIGRANTES Y REFUGIADOS
Plaza Alta, Miércoles, 8 de marzo 2017
En el contexto del día Internacional de la mujer, se ha convocado al círculo de silencio Algeciras – Solidaridad con los migrantes y refugiados, este miércoles, a las 20h. en la Plaza Alta de nuestra ciudad.
Adjunto el manifiesto que ha sido leído al inicio del encuentro y antes de los minutos de silencio. Se han testimoniado las motivaciones que llevaron a mujeres migrantes a dejar su casa, su familia, sus raíces…, para huir de una situación de muerte, de miseria, de hambre, de guerra y de persecución en la que se encontraban y optar por un futuro esperanzador.
Por medio de nuestro gesto de silencio y con la luz de nuestras velas hemos exigido «el respeto a los derechos y dignidad de la mujer migrante», con deseo de que encuentren acogida en nuestra sociedad, ya que en grandes sectores de la población se encuentran excluidas, son víctimas de trata, de explotación y, apenas tienen opciones.
Queremos también recordar las palabras del Papa Francisco, quien abiertamente ha manifestado hace unos días que el hecho de llamarse católico pero ir en contra de los refugiados y no ayudarlos, significaba un acto de total “hipocresía”; uno de los pecados que Dios más castiga.
Con un cordial saludo, quedando a vuestra disposición,
Luis Miguel Alaminos, trinitario y Francisco Correro Tocón, Parroquia del Corpus de Algeciras
– Testimonio de mujeres inmigrantes en el día internacional de la mujer –
En este círculo de silencio de Algeciras, en este día Internacional de la mujer, queremos ser portavoces del testimonio de cuatro mujeres inmigrantes que se encuentran en nuestro país, tres de ellas desde hace unas semanas y otra residente en España desde hace unos años. Por motivos de la ley de protección de datos no revelamos su identidad.
Hoy solidarizándonos de forma muy especial con la mujer inmigrante, tomamos conciencia de las motivaciones que las llevaron a dejar su tierra, su familia, sus costumbres. Nos comparten lo que han sufrido desde que dejaron su casa para después encontrarse con una legislación que las priva temporalmente de libertad y las expulsa o las deja desamparadas en una sociedad que en numerosas ocasiones no las acoge y les muestra indiferencia.
1) Soy de Camerún y residía en la ciudad de Dualá, la ciudad de mayor poder económico de mi país. Desde pequeña me apasionaba aprender español y comencé a estudiarlo en la escuela, a oír en la tv y a leer libros en español.
Decidí salir de mi país por graves problemas con mis padres. Me obligaban a casarme con un hombre al que yo no conocía. Soy la hija mayor y tengo otra hermana y cuatro hermanos más pequeños. Mi familia tiene muy pocos recursos económicos.
Desde que dejé mi familia hasta que llegué a España hace quince días, han transcurrido dos años. En Marruecos durante más de un año he vivido de la mendicidad, pidiendo limosna a la gente. Después tuve la oportunidad de trabajar durante tres meses en Rabat en el servicio doméstico como limpiadora y cuidando niños pequeños. Esto me permitió ganar dinero para ahorrar y poder seguir el viaje.
Cuando tuve recursos económicas me trasladé cerca de la frontera de Melilla, viví en el bosque, territorio de Marruecos, durante más de dos meses. Las condiciones eran pésimas, faltaba agua potable, comida, sufrí agresiones y abusos, y nos amenazaban con cuchillas si no entregábamos el dinero que llevábamos.
Se me presentó la ocasión de subir a una patera en Nador junto a otras cincuenta y dos personas. Tenía mucho miedo, lloraba y pedía a Dios que me ayudase y que no me sucediera nada.
Cuando fui rescatada en el mar me llevaron a Málaga. Durante mi estancia en la Cruz Roja perdí todos mis documentos, el poco dinero que llevaba y el teléfono móvil donde guardaba mis contactos en España y de mi país. En la actualidad no tengo posibilidad de hablar con mi familia ni con mis conocidos. Estoy triste y con la esperanza de quedarme en España, ser respetada como mujer y conseguir los medios económicos necesarios con un trabajo que me permita vivir con dignidad y ayudar a mi familia.
2) Soy inmigrante natural de Togo. Llevo en España veinte días. Después de morir mi padre y mi madre fui rechazada por mi familia, dejándonos a mis hermanos y a mi sin casa donde vivir. Con uno de mis hermanos decidí emigrar a España para ayudar a mi hermana y tres hermanos que se quedaban en nuestro pueblo en situación de desamparo e indigencia.
Hace siete años que dejé mi tierra natal, y durante seis años estuve en el bosque, territorio de Marruecos, cerca de Melilla, en unas condiciones infrahumanas. Viví de la mendicidad hasta que gracias a la solidaridad de numerosas personas africanas porque no tenía dinero, se me presentó la oportunidad de subir a una patera junto a 32 personas, entre ellas cinco mujeres. Tenía mucho miedo por el riesgo que corría en el mar pero no tenía otra opción de futuro.
3) Soy emigrante de Camerún, tengo un gran dolor y sufrimiento en mi corazón al verme privada de libertad y tratada como una delincuente. Hace tres años que dejé mi tierra natal, donde tengo dos hermanos y mi madre. Mi padre nos abandonó cuando tenía trece años. La pobreza de mi familia es extrema.
De camino para España, estuve en Marruecos la mayor parte del tiempo en el bosque cerca de la frontera de Melilla. Mendigaba entre la gente, cuando tenía un poco de dinero me lo quitaban con la amenaza de que si no lo entregaba me dejarían morir. He visto cómo obligan a las chicas a casarse con hombres desconocidos y esto me causaba terror.
En el bosque he experimentado como se aprovechan de las mujeres y sufrimos violaciones. Se me presentó la oportunidad de salir en una patera de aquél infierno junto a otras cincuenta y una personas, entre las que estábamos seis mujeres. En medio del mar experimenté que tenía sólo a Dios y el cielo. Estuvimos más de quince horas con el motor averiado hasta que llegó un helicóptero y nos rescataron. Durante ese tiempo estábamos angustiadas, llorábamos, nos temíamos lo peor, veíamos cercana la muerte, el miedo nos acechaba. Dios nos protegió, fuimos rescatadas y ahora tengo la esperanza de poder vivir con dignidad y ayudar a mi familia.
4) Soy de Marruecos y ahora vivo en Algeciras, llegué hace doce años a España, vine escapando de mi situación matrimonial, un marido que no me respetaba, no me valoraba, me insultaba, me maltrataba… Quería mejorar mi situación personal y la de mis hijos e hija.
En el año 2000 intenté cruzar la frontera, para ello compré un pasaporte falso, cuando intenté cruzar la frontera en Ceuta, me pararon y entré en el calabozo un día, esa fue una de las experiencias más duras de mi vida, ese día de repente mis sueños se truncaron. En Marruecos empecé a trabajar en una asociación y así, en el año 2014 llegó la oportunidad de venir a España con un contrato de trabajo.
Aquí empezó lo duro, lejos de mi familia, de mis amigos y amigas, de mis vecinos y vecinas, echaba de menos todo: la comida, la música, las calles, mi casa y todo lo que eso significaba para mí. En 40 días perdí 9 kilos y, os aseguro, no soy una mujer de perder kilos fácilmente.
Ahora después de la prueba de estos años tan difíciles estoy aquí, con mi hija, con un trabajo, una vivienda, una buena situación, tengo amigos y amigas, pero a pesar de todo sigo siendo mujer inmigrante.
Hoy testimoniamos nuestro homenaje, afecto y solidaridad a estas mujeres que nos han compartido su testimonio y a todas las mujeres inmigrantes. A ellas les ofrecemos nuestra acogida, calor y familiaridad, nuestro esfuerzo por estar a su lado como hermanos, trabajando por su dignidad y por un futuro esperanzador.
También esta tarde, con nuestro silencio, una vez más queremos expresar nuestra denuncia y exigir a los Gobiernos de España y de Europa que velen por los derechos de los migrantes con una legislación que respete su libertad y favorezca un trato digno de una persona humana.
Iniciamos nuestro tiempo de silencio en solidaridad con nuestros hermanos inmigrantes y refugiados.