Comentarios al Evangelio del domingo 14 de Marzo -- José María Castillo, teólogo

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Lc 15, 1-3. 11-32
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos: ??se acoge a los pecadores y come con ellos??. Jesús les dijo esta parábola: ?Un hombre tenía dos hijos: el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte que me toca de la fortuna. El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente.

Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país, que lo mandó a su campo a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces se dijo: Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino a donde está mi padre, y le diré: ?Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros??. Se puso en camino a donde estaba su padre: cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y echando a correr, se le echó al cuello, y se puso a besarlo.

Su hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus criados: Sacad enseguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto, y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado. Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. ?ste le contestó: Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud.

?l se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. ?l le replicó a su padre: Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha gastado tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado. El padre le dijo: Hijo, tú estas siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, estaba perdido, y lo hemos encontrado??.

1. Además de sus enseñanzas religiosas, esta parábola contiene una enseñanza humana de enorme importancia. Para entender este punto de vista, basta hacerse esta pregunta: al final del relato, ¿cómo se ve a sí mismo cada uno de los dos hermanos?

2. El hijo menor: ?no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros??. El hijo mayor: se ve como el hijo perfecto: obediente, trabajador. Y por eso se siente con derecho a echarle en cara a su padre que es un tacaño, que es injusto porque premia al perdido, y no quiere ni ver a su hermano por ser un degenerado.

3. Reconocer las propias limitaciones, nos humaniza. Verse ejemplar y perfecto, nos hace intolerantes, arrogantes, despectivos e inhumanos.