Evantelio del domingo 21 – Luc 1,26-38
26 A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, 27 a visitar a una joven virgen llamada María que estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. 28 El ángel entró donde ella estaba, y le dijo:
?¡Te saludo, favorecida de Dios! El Señor está contigo.
29 Cuando vio al ángel, se sorprendió de sus palabras, y se preguntaba qué significaría aquel saludo. 30 El ángel le dijo:
?María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. 31 Ahora vas a quedar encinta: tendrás un hijo y le pondrás por nombre Jesús. 32 Será un gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios altísimo: y Dios el Señor lo hará rey, como a su antepasado David, 33 y reinará por siempre en la nación de Israel. Su reinado no tendrá fin.
34 María preguntó al ángel:
?¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre?
35 El ángel le contestó:
?El Espíritu Santo se posará sobre ti y el poder del Dios altísimo se posará sobre ti como una nube. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. 36 También tu parienta Isabel, a pesar de ser anciana, va a tener un hijo; la que decían que no podía tener hijos está encinta desde hace seis meses. 37 Para Dios no hay nada imposible.
38 Entonces María dijo:
?Soy la esclava del Señor. ¡Que Dios haga conmigo como me has dicho!
Con esto, el ángel se fue.
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Hans Küng: ?Casi todos los exegetas católicos admiten que los relatos del nacimiento, anunciación, inocentes, circuncisión, epifanía y presentación en el templo constituyen narraciones de escaso valor histórico, son contradictorias entre sí, marcadamente legendarias y por estar basados en motivos teológicos muy particulares de cada evangelista, están ordenados a la profesión de la fe, a la predicación y a fundamentar a posteriori la mesianidad de Jesús …
Pudo proceder de la mitología griega, donde ciertos dioses contraían nupcias sagradas con los hijos de los hombres, de las que nacieron no sólo hijos de dioses como Perseo o Heracles, sino también grandes figuras históricas humanas como Homero, Pitágoras, Platón, Alejandro Magno y Augusto. También pudieron proceder de la mitología egipcia, según la cual el faraón era milagrosamente engendrado como dios-rey por el espíritu divino encarnado en el soberano reinante y en la reina virgen.??
Es interesante observar, que en la biblia encontramos más de una vez el mismo esquema:
1) La aparición de un mensajero celeste
2) La turbación o el miedo del personaje.
3) El mensaje, que el enviado trae de parte de Dios.
4) Una objeción, que el personaje pone, y que servirá para que se aclare mejor el mensaje.
5) Un signo que el angel da al personaje para confirmarle que viene de Dios.
El equema encontramos, aparte de la anunciación a María, en aquél dirigido Abraham (Gen 17, 1-22; a los jueces (Jue 6, 11-21 ? Gedeón); a los sacerdotes (Lc 1, 11-20 ? Zacarías), así como a Moisés (Ex 3, 1-12). Era un medio de inculcar al pueblo común la importancia del hecho y, en el caso de la Madre de Jesús la necesidad de la inculturación en un mundo plagidado de mitos.
El antiguo medio oriente más se preocupaba para el efecto de un hecho que por su veracidad histórica. Jesús no pudo quedar atrás frente a tantos hijos de dios y dioses engendrados por intervención divina. Se trataba de darle a Jesús un margen que no le deje detrás de héroes paganos.
Con otras palabras, la fe en Jesús de Nazaret, la fascinación ejercido en sus seguidores, recurre a mitos en el flotando en el ambiente, para ensalzarlo. Se los llama ?formas literarias??, que no tienen nada que ver con engaño o mentira.
Lama la atención que en el evangelio de Juan, supuestamente el más cercano a la madre de Jesús, desde el momento en que este le encomendó bajo la cruz su cuidado, no sabe nada de lo contado por Lucas o Mateo. En Marcas aparece Jesús ya como hombre mayor cerca de Juan Bautista.
La ?palabra de Dios?? en el cuento de la infancia de Jesús, está pues un su intención y al último en su interpretación: Se le aplicará a Jesús la metáfora ?hijo de Dios??, igual como Jesús les llamará a todos quienes le siguen. A Dios llamarán ?Padre??, y se parece al Padre del hijo pródigo. El término ?Hijo de Dios?? era para el pueblo de Israel nada nuevo. Se les aplicaba a profetas y a patriarcas y la mismo Pueblo elegido. Dice Juan el evangelista: ?Todos quienes se dejan llevar por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios.??
Que el hombre de Nazaret se ha dejado llevar por el espíritu de Dios a velas tendidas, le acredita como ?camino, verdad y vida??. Con igualarlo a Dios mismo ? dice el teólogo Manuel Porlán, lo han anulado como modelo de vida. De hecho, quedaría el subterfugio: Bueno, el era Dios; pero yo, ¿quién soy? . Sin embargo, todo el Evangelio nos dice, que este camino es viablo, y que el verbo puede hacerse carne, vida un todos nosotros. Podemos SER cristianos, para que tengamos vida, vida en abundancia.