Colombia. Petición de perdón de miembros de la Iglesia Católica Colombiana con el apoyo de católicos del mundo por la participación de nuestra Iglesia en la violencia que viene del pasado (Resumen de la carta)

0
113

Enviado a la página web de Redes Cristianas

Quienes suscribimos esta carta somos miembros de la Iglesia Católica en Colombia, como integrantes de su laicado, clero y vida consagrada. La escribimos impulsados por el proceso que nuestro país está viviendo desde hace un tiempo, en el contexto de la búsqueda de una paz integral de difícil acceso, que ha puesto en el centro de la memoria y de la reflexión nacionales muchas décadas de violencia en que hemos experimentado demasiados horrores e injusticias, proceso que invita también a todas las instituciones y colectividades a hacer un serio examen de conciencia sobre sus responsabilidades en el desarrollo de esa violencia.

En este contexto queremos PEDIR PERD?N, primero que todo a Dios, cuyo nombre y mensaje hemos deshonrado y manchado; luego a todas las víctimas de esa violencia, así sea en muchos casos solo a su memoria puesto que ya fueron eliminadas, y también al país que aún sufre las secuelas o prolongaciones de esa violencia, sobre todo en sus capas sociales más excluidas, oprimidas y victimizadas.

Con el deseo, pues, de honrar la memoria de tantos cristianos anónimos que dieron testimonio del Evangelio en medio de nuestras más atroces violencias e impulsados por el ejemplo y la invitación de los últimos Papas, quienes han reconocido con sinceridad la participación de la Iglesia en muchos procesos de violencia y han pedido perdón por ello, también nosotros queremos hacer un reconocimiento público de la participación de nuestra Iglesia colombiana, a través de complicidades, silencios y actuaciones representativas, en el proceso de violencia que ha destruido tantos miles de millares de vidas de compatriotas nuestros y ha contemporizado con formas denigrantes de opresión y de injusticia que han sumergido en la miseria y el sufrimiento a muchos millones de colombianos.

Al pedirle perdón a Dios por haber deshonrado su nombre y su proyecto divino en nuestra concreta historia de violencia, imploramos su fuerza y su coraje.

A las víctimas de nuestras complicidades y silencios les pedimos humildemente perdón.

Invitamos a la Conferencia Episcopal de nuestra Iglesia a realizar un acto simbólico de carácter nacional en que se pida perdón.

También invitamos a la Conferencia Episcopal a que solicite a todas las parroquias del país leer un texto de petición de perdón.

Invitamos a la Arquidiócesis de Bogotá a sacar del recinto de la Catedral Primada los restos mortales del conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada.

Nos comprometemos, finalmente, a solicitar de modo fraterno y respetuoso a Su Santidad el Papa Francisco, el cierre, en Colombia, de la Diócesis Castrense.

Con sincero dolor, pero también con la esperanza de que en nuestra Iglesia obre en este momento de gracia la fuerza evangélica de la ?metanoia?? o conversión profunda, pedimos PERD?N a Dios y a nuestras víctimas, no sin compartir el anhelo de un futuro más humano y, para nosotros, más cristiano.


Lea la carta completa aquí.


Firme la carta aquí.