Finalizó el pasado 8 de agosto, en Bogotá, el Encuentro Nacional Tierras y Territorios, convocado por el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado. Tema central fue la elaboración de un Catastro Alternativo. Bien está, desde luego, que logren conocerse, elaboradas por los propios campesinos y campesinas, las cifras reales del criminal despojo con el que se pretende ?limpiar?? el campo de campesinos y acabar con la producción de alimentos.
Testimonios y análisis así lo confirmaron. Necesita el capital global sin campesinos las tierras cuyo destino ahora es producir biocombustibles y materias primas para las industrias trasnacionales, albergar bases militares ?nacionales?? y extranjeras o acoger campamentos desde los que poderosas maquinarias el subsuelo perforan a la busca de tesoros escondidos: carbón, petróleo, minerales varios.
Lo que lleva a concluir que no será por ello a las buenas, con cifras, abogados, cartas, acciones de organismos internacionales, como se recuperarán las tierras arrebatadas. Eso solo será posible, y Honduras lo está enseñando, cuando otra vez en Colombia, hagan los campesinos y campesinas suyas las carreteras y las plazas de las ciudades y a punta de machete vayan, de nuevo, desbaratando los cercos levantados mediante fuego, muerte, saqueo. Es decir, imponiendo su propia Reforma Agraria.
A que llegue ese momento puede contribuir el Catastro Alternativo, si se convierte en llave que abra la posibilidad de hablar, de reconstruir sueños, de juntar fuerzas para hacerlos realidad, de acercarse a más y más hombres y mujeres que no logran aún, romper el cerco del miedo y la desconfianza sembrados por el terror, en nuestras almas de colombianas y colombianos. Porque como de exterminio es la orden y la decisión resistir, lo que queda es unirse juntando acciones, compartiendo pensares y diferencias, persistiendo tercos y tercas como indomable semilla, ofreciendo iniciativas y aprendizajes, sembrando afectos nacidos del común hacer y alimentando la decisión de no rendirse ante el plan del capital global que exterminar pretende a campesinos y a campesinas, así como a otros sectores populares.
A animar esa decisión de resistir contribuyó el Encuentro, en el que hicieron presencia hombres y mujeres de las más variadas regiones del país que regresan a sus regiones y veredas con la decisión de no dejar morir el sueño que, treinta años atrás, a punto estuvo de ser realidad: un país y un continente libres del dominio del capital global y, gracias a ello, capaz de garantizar vida digna a todas y todas sus habitantes.
Agosto 10 de 2009