Coincidencia, ¿o bien pensado? -- Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Artículo de Jesús Mª Urío, en el día del inicio del Sínodo sobre la Familia
Ante la contundencia de las palabras de Jesús sobre el divorcio y el adulterio que cometen los que después de él acometen otra vida en pareja, parece que el hecho de que justamente hoy comience el Sínodo sobre la familia es una mala, pésima coincidencia para el papa Francisco, y su abanderado en la tarea de suavizar y facilitar la vida de los divorciados, el cardenal Kasper. Pero, ¿es así, realmente, o se trata de una magnífica oportunidad para destripar esos textos tan incómodos, por lo apodícticos que resultan a primera vista? Es lo que intentaré en este artículo, que seguiré mañana, porque hoy las misas, catequesis, y otras necesidades pastorales me lo impiden. Pero yo quiero que salga la entrada con la fecha de Hoy, domingo cuatro de Octubre.

Así que haré una consideración general introductoria, y después haré una breve, concisa, pero enjundiosa, exégesis de tres versículos en concreto. La consideración general es la siguiente: aunque muchos encopetados jerarcas, cardenales y obispos, parece que no lo saben, por ignorancia o lo saben, pero lo callan, porque les interesa cínicamente ocultarlo, no todas las palabra de Jesús que aparecen en el Nuevo Testamento, (NT) fueron, en verdad, pronunciadas por el Maestro. Las que los investigadores reconocen como propias de Jesús las llaman ?jesuanas??, y en algunas perícopas largas son muy pocas, y están enmarcadas como verdaderas joyas, que el joyero, el evangelista, relator o redactor, las presenta en todos su esplendor. Pero sus palabras son ?redaccionales??, y no jesuanas. Esto no importa en cuanto a la inspiración de los textos , pero nos explica cómo, a veces, éstos proceden más de las necesidades de la Iglesia en la época de la redacción de los Evangelios, que de la boca misma de Jesús.

En nuestro caso, cuando se escribe el evangelio de Marcos, alrededor del año 70, poco antes o después del mismo, la comunidad cristiana, que en la realidad era muy libre y generosa en el proceso de separación de algunos de sus matrimonios, como cuando una de las partes desistía de su pertenencia a la comunidad, aplicando los ?privilegios petrino o paulino??, tenía, sin embargo la preocupación de distanciarse de la fácil permisividad en lo referente a esas separaciones y divorcios, tanto del derecho romano, como del hebreo, ambos claramente divorcistas. Pero lo que se hacía en la Iglesia, al no llamarlos ?divorcio??, aunque con nuestros parámetros de hoy así los consideraríamos, era que se viera la gran diferencia en los motivos de uno, en la Iglesia, y de otros, en el derecho romano y en la Torà.

Y ahora estudiaré brevemente los textos que quiero destacar:

1º) «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?» ?l les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?» Contestaron: «Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»

2º) ?Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios «los creó hombre y mujer??.

3º) ?Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio??.

1º) La ley de Moisés, la Torà, verdadera ley de Dios en aquel momento, -(Nota: la así llamada frívolamente ?ley de Dios de los diez mandamientos??, no es de Dios, sino formulada por un hombre, el legislador Hanmurabi)-, permitía inequívocamente el divorcio. Después de esto, ¿alguien se atreverá a afirmar que la voluntad de Dios sobre el matrimonio es el divorcio? ¡No!, deberá concluir que el matrimonio es una institución humana que va evolucionando en el tiempo y en el espacio, como la Historia demuestra ampliamente.

2º) Nadie podrá sostener que en el principio de la creación, en el orto de los tiempos, que alguien sepa qué es lo que se cocía. Y es claro de toda evidencia que Jesús cita la Biblia como sabía y podía hacerlo un judío en el siglo primero. Pero el Maestro de Nazaret sabría hoy que una cosa es el relato de la creación , -el de esta lectura de Génesis es de la fuente yavista, del siglo X a.c., hacia el año 980 a.c.)-, y otra diferente es el inicio mismo de la Creación del universo. Porque la monogamia y perpetuidad que parece insinuar el texto Gn 2,24, (?Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne??) no se compadece con la posterior práctica permitida de la poligamia, y, después, del divorcio en el matrimonio monogámico).

3º) ?Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio??. (Esta observación la hao a modo de curiosidad).Este texto, que solo aparece en Marcos, (ni Mt, 5-32, ni Lc, 16,18, lo reproducen), era, en su tiempo, no solo revolucionario, sino absolutamente inimaginable, por afirmar una posibilidad prohibida: que la mujer, la esposa, ella fuera la que se divorciara. Tal vez la comunidad cristiana primitiva llegó hasta esa libertad, y eso sería un buen indicio para el movimiento feminista de nuestro tiempo; porque ni el derecho romano, ni la Torá, consideraban a la mujer sujeto de derechos hasta ese punto.