Enviado a la página web de Redes Cristianas
Queridísimos Jerónimo y Clelia:
¡Qué gran vacío habéis dejado en este pequeño planeta! Tú, Jerónimo, hace ya trece años, y tú, Clelia, hace unas horas.
Os veo ahora sonrientes, tomados de la mano, y frente al Artesano de Galilea que os recibe, también sonriente: ?Vine a prepararos un lugar, para que donde esté Yo, estéis también vosotros??. Y os está presentando al Padre Amoroso. ¡Misión cumplida!. Porque ?tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber; estuve enfermo y en la cárcel, y me asististeis??.
El camino que escogisteis para esto, fue el más difícil: el camino del profeta??
– Dar de comer al hambriento denunciando a hambreador,
– dar de beber al sediento exigiendo para él justicia,
– asistir al encarcelado encarando al dictador y exponiéndose a correr peor suerte que el mismo prisionero,
– acudir donde el enfermo, el débil, el desposeído, el sin voz, blandiendo el Evangelio en su favor y convirtiéndose en uno de ellos?? no debió ser nada fácil.
Difundir la ?Populorum progressio??; fundar, guiar y sostener la Federación Latinoamericana de curas casados; desafiar la dictadura; huir a salto de mata y alejarse de vuestras hijas; reivindicar al ?Obispo Rojo??; enfrentar a la Institución ?sagrada?? reclamando la vuelta al Evangelio; pasar por todo lo imaginable: hambre, necesidades de todo tipo, fatiga, enfermedades, etc. etc., ?completando en vosotros lo que falta a los sufrimientos de Cristo por la iglesia, que es su cuerpo?? (cfr. Colos. 1, 24)?? nos da la certeza de que ahora vais a ocupar el lugar que os fue preparado por el Maestro desde antes de la creación del mundo;
por eso hoy, aunque os lloramos, nos alegramos;
por eso hoy nos sentimos interpelados por vosotros, por el testimonio de vuestra vida al servicio del Evangelio, a seguir vuestros pasos y a ser ?imitadores vuestros, como vosotros los habéis sido de Cristo?? (1Cor. 11,1)
por eso hoy, aunque estamos seguros de que para coronar la injusticia nunca seréis añadidos ?oficialmente?? al catálogo de los santos, no dudamos en deciros: ahora que estáis en la presencia de Cristo, orad por nosotros, orad por la iglesia a la que tanto amasteis y a la que siempre fuisteis fieles, orad por la conversión de los poderosos y opresores y orad por la justicia para el oprimido.
Clelia y Jerónimo: os decía al principio de mi carta que habéis dejado un enorme hueco. Me desdigo: habéis dejado en el pueblo de Dios el gran tesoro de vuestro testimonio.
Con todo mi cariño y el de vuestros hermanos de Mexico:
Lauro.