Un día le pregunté a Samir si era inmigrante. Me respondió con el aplomo del convencido: «¡Soy algo más que inmigrante!» Samir ama y sueña, estudia y trabaja, espera y desconfía, y como todos es la vez nómada y sedentario, víctima y verdugo, impotente y creador. No se considera víctima a proteger, ni un sujeto frágil a sostener, ni un huésped a defender. … Ver noticia …
