Desde las bases eclesiales hasta las más altas instancias. Hace años que hay un clamor generalizado en la Iglesia, pidiendo que Roma revise la doctrina tradicional sobre los divorciados vueltos a casar. Un imperiosa y urgente necesidad. Porque, además, muchas de las personas que están en esta situación no son culpables de nada. Simplemente les abandonó su pareja. Y, tras eso, han rehecho su vida y han fundado una nueva familia. Y piden poder acceder a los sacramentos, sin esconderse ni ocultar su situación.
Lo lleva pidiendo, desde hace años, el cardenal Martini. En su último libro, titulado significaticamente «Todos estamos en la misma barca» (San Pablo), el prestigioso purpurado vuelve a pedirlo. Con cierta premura.
La petición se repite en las bases. En una encuesta, publicada la semana pasada, por la revista francesa Pelerin, se constata que el 80% de los encuestados piden a Roma que revise su doctrina y permita acceder a los sacramentos (y a la comunión) a los divorciados vueltos a casar.