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Tanto lo del Supremo (el caso de unos necios), como lo del cambio horario (después de 40 años se dan cuenta de la tontuna), como la venta de armas a Arabia Saudí (sí o sí, a las bravas o por la puerta de atrás), el comentario de un rey miserable de que “a quién no se le ha ido la mano…” en relación a la matanza de un periodista…”, pero también la debilidad clamorosa de políticos idealistas (que no escarmientan) frente al interés colosal de los canallas, son casos heterogéneos que aparentemente nada tienen que ver unos con otros pero los cuatro confluyen en lo mismo; los cinco proclaman al universo que la inteligencia del ser humano es muy pequeña, mucho más pequeña de lo que dicen algunos, y sólo se agiganta para mantener en el mundo el predominio de los imbéciles…
23 Octubre 2018