CHAMIZO VE DESMEDIDA LA POSTURA DEL OBISPO Y LE PIDE QUE OIGA A ALBU?OL

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Después de un mes y medio de protestas sin que el Arzobispado de Granada se digne a escuchar sus ‘plegarias’, los vecinos de Albuñol tienen mucha más fe en el Defensor del Pueblo Andaluz que en la Diócesis. Y es que José Chamizo sí que atendió ayer a estos vecinos que trataron de recabar su apoyo para que medie ante el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, con el que los albuñolenses mantienen un pulso a raíz del traslado de su joven y adorado párroco, Gabriel Castilla.

Chamizo, que se reunió ayer en su oficina de Sevilla durante casi una hora con una representación de diez vecinos de Albuñol, aseguró tras el encuentro que pondrá todo de su parte para que «por lo menos el arzobispo se siente con ellos y les explique el por qué de su decisión, para que todos lleguen a un acuerdo que suponga una buena convivencia en el pueblo».

El Defensor del Pueblo Andaluz explicó que el conflicto no atañe a sus competencias, pero que, no obstante, mediará «porque este grupo de personas necesita que el Defensor del Pueblo les escuche». No obstante consideró «difícil» que la Diócesis de marcha atrás en su decisión que considera «irrevocable». Pero el Defensor del Pueblo está dispuesto a intentarlo. Chamizo se solidarizó con los vecinos y les aseguró que hoy mismo pedirá al arzobispo granadino que les reciba.

En esta línea, añadió que «en todo momento» recalcó a los vecinos -a los que consideró «gente seria y sensata»- sus limitaciones en este ámbito. Así, recordó que el pronunciamiento del arzobispo es «claro y nítido» en el sentido de que Gabriel no volverá y que la Iglesia «se gobierna por sus propias leyes, que no son las de la Junta de Andalucía ni las de ninguna otra Administración».

Chamizo, que también es sacerdote, aprovechó la ocasión para «alabar el trabajo de Gabriel, porque no es habitual que se eche tanto de menos el trabajo de un párroco». Y es que los vecinos aprovecharon para hablarle maravillas de Gabriel Castilla, como su desvelo por los más desfavorecidos del pueblo y su gran trabajo para conseguir que los más jóvenes se acerquen a la iglesia.

«Justicia histórica»

También le contaron su teoría de que la marcha de Gabriel se debe al desencuentro con las religiosas de la localidad, a las que no agradan los métodos del joven párroco. Los vecinos, según relató ya de vuelta en Albuñol su portavoz, Custodia Manzano, se quedaron muy contentos por la atención del Defensor del Pueblo «que nos ha prometido que en unos días nos dará una respuesta fruto de sus conversaciones con el Arzobispado». A José Chamizo le dejaron además unas 2.000 firmas de apoyo a su demanda y le expusieron el «castigo» al que les está sometiendo el arzobispo, que ha decretado la suspensión temporal de culto en Albuñol como respuesta a sus protestas.

El propio Defensor del Pueblo calificó de «desmedida» esta reacción del arzobispo de Granada que ha privado al pueblo de los sacramentos cristianos, ya que en Albuñol no se están celebrando misas, bodas ni entierros. Los vecinos van mucho más allá y consideran «vergonzosa» esta actitud del arzobispo, que ha obligado ya a trasladar una boda a cinco kilómetros, a La Rábita. Chamizo recordó que la Iglesia, en la antigüedad, elegía a sus propios pastores y que por esta costumbre, aunque ya perdida, la plataforma ha efectuado una especie de «justicia histórica».

Otro de los representantes de los vecinos, Daniel Morales, explicó que el vicario que cubría la marcha de Gabriel dejó de asistir al pueblo, por orden del arzobispo, al recrudecerse las protestas. Anunció que hasta que les reciba no harán ninguna medida de presión, salvo seguir reuniéndose cada noche en la iglesia del pueblo. No obstante, advirtió de que si esa reunión no se produce volverán a las protestas, entre las que han efectuado encierros en el templo y huelgas de hambre.

Preguntado sobre la obediencia en el seno de la Iglesia a la que pertenecen, Daniel Morales señaló que los vecinos que protestan son cristianos, aman a Dios y aplican lo que Dios les ha enseñado, mientras que de la actitud del arzobispo dijo que es un «castigo» al pueblo y acusó al vicario de haberles mentido, ya que les prometió que, por lo bien que se habían portado durante su estancia, les procuraría la entrevista con el arzobispo.