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Presbiteras Católicas Romanas América del Sur
Somos un Movimiento Internacional dentro de la Iglesia Católica, en la búsqueda de Justicia e igualdad para mujeres y hombres en la inclusividad según la propuesta de Jesús de Nazaret
EL PORQUE HE ACEPTADO LA REAFIRMACIÓN DE MI SACERDOCIO*
Cuando fui llamada por la Ruah, a ejercer el ministerio sacerdotal, mi pregunta siempre fue: ¿por qué a mí? Se me cuestionaba y me hacían reflexionar: “no te llama la Ruah, te estás llamando a ti misma”, me dijo uno/a; “estás buscando el poder”, “solo estás buscando un altar” dijo otro/a. “Si llegaras a ser “cardenala” no tendrás mi sumisión ni mi obediencia”, dijo alguien más.
Otra: “Eres muy maternalista, ya somos grandecitas y no necesitamos que nos cuides, vigiles y controles”. “No hemos madurado aún, no hay consenso, todavía, no necesitamos obispa”, dijo otra. Se pone en duda el proceso de elección, se pide dar marcha atrás. Aunque se quisiera, esto es imposible, se han seguido normas internacionales, en la reunión Anual, la norma de votación ha sido aprobada, en Asamblea.
En los cuestionamientos anteriores, se nota claramente, que aún nos falta asimilar lo que es un ministerio sacerdotal renovado dentro de la Iglesia. Destila aún el temor a repetir un ministerio sacerdotal patriarcal-machista. Es algo que salta a la vista y es inevitable todavía.
Rev Janice S. presentando a Olga Lucia Alvarez
La Rev Janice hace la presentación de Olga Lucia ante la Asamblea
Agradeciendo después de la presentación ante la Comunidad asistente.
Postración ante la Divinidad
Varios textos bíblicos, me brotaban para reflexionar y orar. El texto de Samuel 1:3 y pensaba ¿quién entonces me llama? Mateo 4:19: “Síganme, y os haré pescadores de hombres”. Santa Laura Montoya casi tuvo problemas, con este texto, pues ella dijo: “tengo sed de hombres”. El idioma y la lingüista, no siempre manifiesta lo que queremos decir, y menos cuando se carece de un lenguaje inclusivo: yo tengo sed de hacer libres a mujeres y hombres, para que descubran como lo he venido haciendo, el cómo la presencia de la Divinidad amorosa está haciendo maravillas en cada una de nosotras/os, Lucas 1:46-56 a pesar de nuestra bajeza y condición humana.
Imponiendo el óleo en la cabeza.
Imponiendo el óleo en la cabeza.
También, he tenido mis dudas, mis miedos, correr el riesgo de la soledad, el temor de ser criticada por quienes decían ser mis amistades. Es sentir la amenaza en vilo, de que estarás sola y abandonada mientras aceptes y estés en ese “nicho”. Es lo que he sentido y es lo que he vivido, estos meses, durante el proceso y la elección.
La obispa Presidenta Bridget Mary Meehan impone la manos.
La obispa Presidenta Bridget Mary Meehan impone la manos.
La obispa co-celebrante Dana Sibyl Reynolds imponiendo las manos.
La obispa co-celebrante Dana Sibyl Reynolds imponiendo las manos.
Juanita Cordero, Mary B y compañeras imponen las manos
¿Por qué he aceptado ser ordenada? Para anunciar la Buena Nueva: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar el Evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, y la recuperación de la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos” Lucas 4:18.
Imposición de manos de las presbiteras y la Comunidad
Imposición de manos de las presbiteras y la Comunidad, Doroty, Mary T y Janice.
Otro texto el “SI” sacerdotal de María. Entró el ángel donde ella estaba y le dijo:
“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. …..El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su Padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin.”……..
María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Lucas 1:26-38
Imposición del Libro del Altar.
Imposición del Libro del Altar.
Siempre este mensaje de la Divinidad ha sido muy fuerte en mí y he sentido una plenitud, imposible de explicar, sobre todo, cuando lo he podido aplicar no solo en mí misma, sino en mis hermanas/os, necesitados/as, oprimidos/as y marginados/as. ¿Acaso no es esto el nunca perder la alegría del Evangelio que “llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”? (Evangelium gaudium 1).
La Obispa Bridget Mary Meehan hace entrega del Libro del Altar.
La Obispa Bridget Mary Meehan hace entrega del Libro del Altar.
Es el “SI” de María, que da sentido a mi ministerio sacerdotal. Es sentir que ese “sí” de María, es preciso reivindicarlo. Ella, es la sacerdote olvidada… Que han querido ocultar, cubriéndola de oro, ataviada de joyas, con cetro y corona adornada de piedras preciosas, muy alta en los altares, en nichos encerrada, lejos de su pueblo. Recuerdo una experiencia que viví y conocí en Barbacoas-Nariño, a la orilla del río Telembí, un pueblo minero, rico en oro y muy pobre. Una noche, los compañeros de San Dimas, despojaron a María de todos esos adornos, y las mujeres del pueblo, cuando se dieron cuenta, su comentario fue: “ahora la virgen María, ha quedado igual que nosotras”.
¿Qué me hace aceptar la reafirmación de mi ministerio sacerdotal?
La necesidad, vivida y sentida de una pastoral cercana y humana. La aceptación y el querer de las Comunidades en las que he venido sirviendo, en sus sedes o Casa-Iglesia: (Bogotá-Chapinero, Soacha, Barranquilla, Cali (Valle) (Barrio Polvorines), Medellín: mujeres pos-penadas y Asfaddes-Antioquia familiares de desaparecidos), y otros grupos que aspiran ser atendidos, como Popayán,(Cauca) y Cañasgordas (Antioquia) quienes han hecho manifiesta su solicitud para mi ordenación. Aún recuerdo después de 5 años, en (Sarasota, Diciembre 11/10) en la realización de la liturgia de aquel día, haciendo eco y siguiendo el ritual del Pontificial Romano, según las normas del Concilio Vaticano II (cf. SC 76), promulgadas en 1968 en la primera edición típica con el título De la Ordenación del diácono, presbítero y obispo:
En aquella ocasión la Maestra de Ceremonia ( Rev Judy Lee) inicia el ritual llamándome:
“M.C (Maestra/o de Ceremonia): Acérquese la candidata que va ser ordenada Presbítera.
Olga Lucia Álvarez Benjumea: Aquí estoy.
MC.: Obispa, la Santa Madre Iglesia, pide que ordenes Presbítera a esta hermana nuestra.
Obispa: ¿Sabes si es digna?
M.C.: Según el parecer de quienes la presentan, después de consultar al pueblo cristiano, doy testimonio de que ha sido considerada digna.”
¿Por qué acepto la reafirmación a mi sacerdocio?
En mi ministerio de servicio anunciando la Buena Nueva
A pesar de mis dudas y temores, sentí la fuerza Divina, a través de las Comunidades que acompaño, el apoyo de la mayoría de mis hermanas/os presbíteros/as; sus llamadas telefónicas, sus comunicaciones y conversaciones personales…se hicieron presentes.
Recibiendo el báculo de la unidad y el servicio
Con la fortaleza Divina, es que quiero y me atrevo a fomentar el crecimiento de la Iglesia, mediante la fe y los valores cristianos a partir de las enseñanzas del Evangelio en justicia y equidad de manera inclusiva y verdadera, expandiendo el sacerdocio como servicio, desde la Iglesia.
Celebrando con la Iglesia Pueblo de Dios la reafirmación en nuestro ministerio de servicio.
Apoyar la participación de los laicos en sus comunidades, al igual como queda indicado en el ritual del Pontificial Romano, tanto para la ordenación al diaconado, presbiterado y episcopado, donde se les confiere la autoridad de ser consultados, por lo tanto hay que ir creando y darles esos espacios. El sacerdocio y su reafirmación (diaconado,presbiterado,episcopado)no es un honor, es un servicio, que se le presta a la Iglesia y como bien afirma Hilario “los oídos del pueblo son más altos que la boca de los sacerdotes” (1)
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¿Para qué?
Es hora de empoderar=animar, estimular, respetar el servicio de los laicos, basado en los carismas y dones espirituales recibidos, reconociendo la fecundidad y corresponsabilidad de su servicio apostólico dentro de la Iglesia, rompiendo con el clericalismo, a fin de que ellos/as participen activamente en el anuncio de la Buena Nueva. Es ese empoderar el servicio en el poder. Y no el empoderamiento en el poder para no servir.
La voz de los laicos se debe hacer sentir, de manera activa en las elecciones y ordenaciones de diáconos/as, presbíteros/as, obispos/as…
Son ellos/as los que deben tener voz deliberativa en lo que se refiere a la liturgia, a la catequesis y a lo concerniente a la organización de la Iglesia.
Son ellos/as los que nos hacen la demanda de nuestros servicios y nos enseñan que el poder no puede ser concentrado en una sola persona en ninguna instancia eclesial.
Son ellos/as, los que construyen, viven y nos hacen vibrar en el sentir de Iglesia.
Son ellos/as los que deben manejar con transparencia las decisiones eclesiales, evitando todo secretismo y manejo de información privilegiada, especialmente en cuestiones administrativas económica y de planificación pastoral.
Son ellos los que nos enseñan a vivir y hacer comunidad en sororidad.
. La Eclesiología desde América Latina. Victor Codina s.j. pág 75.
Permíteme Esencia Divina del Amor, la Paz y Reconciliación clamarte:
“Aparta de mi este Cáliz, mas no se haga mi voluntad sino la Tuya” Lucas 22:42
Agradezco a quienes han creído en mí, su voto y su confianza. Agradezco a quienes me han cuestionado y hecho reflexionar, acerca de lo que no queremos que sea nuestro ministerio sacerdotal. Todo ello me ha acercado más a la Divinidad, y será siempre una alarma en estado de alerta.
A la izquierda el Obispo co-celebrante Bernard Callahan, obispas celebrantes y comunidad ARCWP
A la izquierda el Obispo co-celebrante Bernard Callahan, obispas celebrantes y parte de la comunidad ARCWP
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*Obsérvese que no use la palabra obispo/a, ya que esta palabra con el paso de los años (siglos) ha ido perdiendo su significado original, con el que se denominaba un servicio en las primeras comunidades cristianas, igual que la episkopé o la episkopo, convirtiéndose en signo de poder jerarquizado y clericalizado, de manera vertical, y no circular, como se ha venido perfilando en nuestro Movimiento hacia un cambio y modelo renovado de ministerio sacerdotal en la Iglesia, no perfeccionado aún, pero vamos avanzando en medio de subidas y bajadas.
BIBLIOGRAFIA:
– La Biblia.
– Richard Montes: Mary, forgotten priest. Imp. en EE.UU. 21 de marzo 2015
– Pontificial Romano ed. 1a.1968
– Víctor Codina S.J. La Eclesiología desde América Latina. Ed-Verbo Divino 2008
– Experiencia personal sin editar.
*Presbitera Católica Romana.
Envigado, Diciembre 11 del 2015