Carta de Navidad a los señores respetables -- María Belén González Aguilera

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Somos Iglesia de Andalucía

Eh, ustedes, sí, los de arriba, los elegidos, los de alta posición, los señores respetables, los entendidos, los de buena reputación. Los que elaboran las leyes y no las cumplen; los que crean las guerras y nunca mueren en ellas. Los que estáis aferrados al sillón del poder; los que manejáis los hilos de la política, del comercio, de las religiones, de las conciencias, de las comunicaciones. Los que alardeáis de todo cuánto tenéis; de lo mucho que sabéis y de lo importantes que sois.

De qué vais por la vida, de superdotados, de cultos, de educados, de eruditos, de modernos, de civilizados..

Tenéis la sartén por el mango; nos echáis a pelear. Vosotros decidís quiénes son culpables y quiénes amigos; vosotros sí que sois un peligro…

A dónde vais a llegar con vuestra codicia, con vuestras venganzas, con tantos sermones sobre libertad, desarrollo y progreso; con vuestras dosis exageradas de soberanía nacional, de patriotismo.

A quién queréis impresionar y porqué en nombre de Dios, acaso lo necesitáis para algo, también queréis tener a Dios de vuestra parte. Estamos apañaos. Sólo faltaba que Dios os echara una manita en vuestras sucias y asquerosas hazañas.

No, no lo utilicéis para bendecir vuestros banquetes repletos de buen vino y caviar ; no lo mezcléis en vuestros sobornos, en vuestras mentiras, en vuestros intereses. El no tiene nada que ver con vuestros negocios de armas, con vuestros robos de guante blanco; con vuestros chanchullos, con vuestras matanzas.

El no celebra vuestras victorias, ni se alegra de las desgracias, ni de las derrotas, ni de tantas bajas.

El no tiene criadas, ni chóferes, ni guarda espaldas, ni zapatos de piel, ni camisas de seda, ni trajes, ni corbatas. No tiene coche, ni agua corriente, ni calefacción, ni airea condicionado No participa en vuestras reuniones diplomáticas ,no disponen de salas de masaje, ni de sauna ,ni de palacios con piscina climatizada.

No está en vuestras catedrales, en vuestras procesiones, ni en vuestras capillas militares. No van armado hasta los dientes, no viaja con billetes de primera clase; no tienen plan de pensiones, Ni tarjetas de crédito, ni cuentas corrientes, ni seguros de alto riesgo, Están bien jodido, no tienen dónde caerse muerto.

No, no creemos en ese vuestro Dios. El nuestro no es tan grande, ni tan poderoso; está más abajo, a la altura del hombre, en el subsuelo. No es el Dios del dinero, del acoso, de la corrupción, ni del miedo; sino del amor ,y el amor no lanza misiles sobre gente inocente para llenar sus depósitos de petróleo.

El amor no gana ni se gasta en un solo día lo que un pais entero necesita para sobrevivir durante todo un año. El amor no trapichea en los laboratorios cuales es la más detestables de las sustancias químicas para lanzarlas al viento. El amor se avergüenza de vuestra tecnología punta, de los viajes que organizáis a la Luna, a Marte ,mientras miles y miles de personas se mueren minuto a minuto de hambre.

No, perdonen, se están equivocando, bájense del pedestal, vuelan demasiado alto. Que Dios tenga compasión de vuestros pobres y duros corazones, que tenga compasión de mí, por estar tan cómoda y tan calentita en este confortable sofá ahora que el temporal de lluvia y frío arrecia ahí fuera con tanta fuerza, con tanta rabia.