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Chile, 22 de Julio de 2022
A todo el pueblo de Dios, A nuestros hermanos obispos, sacerdotes, y
diáconos.
1. Con ocasión de la solemnidad de María Magdalena, Apóstola de los
Apóstoles, queremos sumarnos a las voces que se han alzado en distintas
diócesis y comunidades de la Iglesia universal, para demandar la restauración
del diaconado femenino en la Iglesia Católica, que es nuestra Iglesia.
2. Restablecer el diaconado femenino no solamente volvería a dar vida a una
forma de servicio que forma parte de nuestra historia y tradición. Sería
además una respuesta atinada a la gran necesidad que tienen muchas
comunidades de recibir más frecuentemente los sacramentos y tantos otros
servicios eclesiales urgentes, especialmente en lugares alejados o
marginados.
También sería un reconocimiento sacramental y una ampliación
de los servicios que muchas de nosotras ya realizamos y una manera formal
de incluirnos tanto en la administración de los sacramentos, como en puestos
de decisión y responsabilidad dentro de nuestra Iglesia. Por último, sería una
manera concreta de hacer carne nuestro llamado a la igualdad dentro de la
comunidad eclesial, Pueblo de Dios compuesto por bautizados y bautizadas,
hermanos y hermanas en Cristo, llamados y llamadas al discipulado de
iguales.
3. En medio de este momento sinodal al que nos ha invitado el Papa
Francisco, son cada vez más las comunidades que piden un cambio profundo
en la manera en que las mujeres participan de la comunidad eclesial, y
demandan una presencia más activa no solamente en el servicio, sino
también en el liderazgo y la administración de los sacramentos. Desde la
región de la Amazonía hasta Australia, pasando por Alemania, Estados Unidos
y Francia, mujeres y varones católicos se han organizado para solicitar la
restauración del diaconado femenino en la Iglesia, muchas veces con el
apoyo de sus diáconos, sacerdotes y obispos.
4. Hablamos de restauración del diaconado femenino, pues hay amplia
evidencia textual y arqueológica de que las mujeres recibieron la ordenación
diaconal tanto en Oriente como en Occidente, entre los siglos III y VI de
nuestra era. Como diaconisas, tuvieron roles litúrgicos, de servicio y de
liderazgo en diversas comunidades cristianas.
5. En el presente, somos muchas las mujeres, tanto laicas como religiosas,
que ya realizamos cotidianamente labores de carácter diaconal. En muchos
rincones de nuestra patria son las mujeres las que llevan adelante la
catequesis sacramental, administran informalmente capillas y santuarios, y
prestan labores de servicio a los más pobres. Muchas mujeres lideran la
celebración litúrgica dominical, especialmente en lugares alejados o
marginados, a los que hoy no alcanzan a llegar los sacerdotes y diáconos.
También son muchas las mujeres que imparten educación religiosa, ya sea
como teólogas o profesoras de religión, en colegios y universidades. Sabemos
también que se han dado pasos tanto a nivel local como en la Iglesia
universal, de incluir cada vez más a mujeres como administradoras
parroquiales, capellanas, y otros cargos de alta responsabilidad incluso a
nivel del Vaticano.
6. Inspiradas por María Magdalena y las mujeres
discípulas, que acompañaron a Jesús hasta la cruz y fueron las primeras en
recibir y compartir la buena nueva de la resurrección, les invitamos a hacer
suya esta causa, y a sumarse a las voces que demandan un rol más activo y
en pie de igualdad de las mujeres en la Iglesia. La restauración del diaconado
femenino puede ser un paso más en un camino que nos haga una comunidad
de testigos fieles del mensaje del Reino predicado por Jesús, de igualdad y
justicia para todos y todas.
Mujeres Iglesia Chile. Coordinación Nacional
1. Alexandra Bascuñan Castillo 2. Maritza Fuenzalida Salas 3. Myriam
Pasten Carmona 4. Yasna Guerrero Contreras
Firman entre el 22 y 25 de julio de 2022: 400 MUJERES
SE DAN LOS NOMBRES DE LAS 400 MUJERES