Enviado a la página web de Redes Cristianas
Nuestro muy querido amigo:
Hoy, como todos los años,
es un día de ilusiones,
de detalles y regalos.
Cuando niños, era noche
de limpiar bien el zapato,
de no dormir de seguido,
de despertar agitados.
Estamos en otros tiempos,
no tenemos pocos años,
ni podemos permitirnos
ser ingenuos ni insensatos.
No esperéis cosas de fuera:
ni juguetes ni regalos,
ni alabanzas ni reproches,
ni temáis a los rechazos.
No es de fuera donde vienen
los auténticos aplausos,
ni son los otros los dueños
de nuestros mejores ratos.
La felicidad no es meta,
sino camino encontrado:
pregúntale al corazón
a dónde te está llevando.
.
Las fiestas pueden traer,
a veces, rollos muy malos:
recuerdos de quien no está,
nostalgia de hechos pasados;
tiempos que fueron mejores:
cuando muy bien lo pasábamos.
O quedarnos en las formas,
las luces o los regalos.
Y hacernos protagonistas
de los que hay a nuestro lado.
Pero nosotros, los reyes,
a quienes nos llaman Magos,
podemos daros las pistas
para seguir caminando
detrás de una buena estrella,
y no de falsos engaños.
Oriente: 6 de enero de 2013
Tanto os ha querido Dios
que en vosotros se ha encarnado:
ya no tenéis que buscarle
en los templos o en lo alto.
Id a vuestro corazón
para poder encontrarlo,
y en el corazón enfermo
o débil de vuestro hermano.
Hoy es ?La Epifanía?,
es el Dios manifestado
en lo pequeño y sencillo
de un niño que está llorando.
Y no importa lo de fuera,
ni las fechas ni los datos,
si hubo ángeles o pastores,
o si existimos ?Los Magos?.
No importa lo accidental
-¡que tanta importancia damos!-.
Lo que importa es lo de dentro:
si amamos o si no amamos;
la actitud del corazón,
lo que en verdad esperamos.
Hoy con toda la ilusión
queremos darte un regalo.
Que te creas de verdad
que aún es posible el milagro:
que tú llevas dentro a Dios
y puedes manifestarlo;
él te puede hacer feliz
y tú puedes contagiarlo.
Y, por hoy, ya nada más;
que tengas un feliz año:
te venga lo que te venga,
que te lo tomes con garbo.
No te olvides de nosotros;
de los tres un gran abrazo,
Melchor Gaspar
Baltazar