Señor director:
¡Qué miseria! ¡Que vergüenza para nuestra Iglesia! En el día de la conmemoración del último banquete que Jesús celebró con sus amigos, a nuestro cardenal no ocurre otro mensaje que hablar sobre el aborto de un feto, igual asesinado a un niño. ¿Quién le comprobó que un feto de días es un ser humano? ¿Una flor del manzano, acaso es una manzana?
Otra buena nueva: Que no se reciba la hostia en la mano sino en la boca. ¿Acaso Jesús les ha metido a los apóstoles el pan sobre la lengua? Además: ¿Con qué se peca más, con la mano o con la lengua? Finalmente se pone un mandil, imitando a Jesús, para simular el lavatorio de los pies de unos que ciertamente lo habían ya lavado, para poco después volver a ponerse una tremenda mitra, símbolo de que está por encima del resto de los demás. ¡O ciegos guías de ciegos!
Carta enviada a los diarios Perú21 y La República. Dudo en que lo publiquen. Pero tenía que decirselo.