CARTA ABIERTA DE UN «FRACASADO» A LOS CAT?LICOS DEL PAÍS. Franz Wieser (Perú)

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El señor cardenal Cipriani, considerándose jefe y vocero de la Iglesia peruana, y ?representante de Cristo?? llamó a los sacerdotes casados unos fracasados. Algo similar le pasó a Jesús, de Nazaret, nuestro camino, que se puso por encima de tradiciones, leyes y autoridades humanas en cuanto no contribuyeron o obstaculizaron la vida en plenitud: ?Está poseído por el demonio??.
Dios, según la Biblia, creó al hombre varón y mujer y declaró que no es bueno que el hombre quede soltero, es decir para que se realice plenamente. Para Cipriani es un fracaso.

Pero, dirá: el SER cristiano parte del Nuevo Testamento. De acuerdo. Nos diga entonces su eminencia: ¿En que parte del N.T. se condiciona el ser apóstol con el celibato. Lo que va encontrar son apóstoles y obispos casados, llamados por Jesús y, más tarde elegidos por las comunidades eclesiales. Tiene que admitir que la ley del celibato para toda la Iglesia latina ha sido dictada recién el siglo XII. Lo que hubo anteriormente, pertenece a la ?otra?? historia.

El cardenal hablaba varias veces sobre el celibato como de un gran tesoro de la Iglesia. ¿Cómo es que un tesoro se tiene que asignarse a personas bajo ley y sanciones? Será un tesoro para la alta jerarquía que le propicia súbditos dóciles, versátiles y sin hijos que pudiesen partirse herencias. Es decir manipulables instrumentos del dominio.

Dirá, citando a San Pablo que también llevaba consigo una compañera como los demás apóstoles, el célibe está más libre para la Iglesia y no expone a la familia a represalias y persecuciones debido a su mensaje. Esto puede ser el caso para mujeres y hombres con el carisma de la profecía, suprimido en nuestra iglesia con obispos bien instalados y una organización mimada por políticos. En cuanto a la disponibilidad para el servicio, he visto más maestros, médicos, enfermeras, policías etc. casados, que curas que dedican su energía y su tiempo hasta el extremo al servicio del tiempo. En nada sufriría mi familia si me conceden clases de religión (siempre asalariados) o la posibilidad de hacer misas los sábados y domingos. Así que ni esta es un motivo para exigir el celibato.

Pero, para teólogos libres y mejor enterados en el Nuevo Testamento hay razones mucho más graves, para que se derogue de una vez esta condición de ser célibe para que un o una creyente pueda poner sus talentos, sus carismas plenamente en servicio de la Iglesia y del mundo: ¿Es admisible ? se preguntó el teólogo de moral, autor de la obra ?La Ley de Cristo?? Bernhard Häring ? es admisible que se dicte al Espíritu de la libertad los canales y condiciones por quienes y como ha de actuar? Supongamos que un casado o una mujer tenga el don de ser sacerdote, puesto que el Espíritu sopla donde a él le pace, quien se toma el derecho de impedírselo. Dios da los talentos, según Jesús, y a Dios cada uno ha de rendir cuenta de cómo los ha invertido, no al obispo, ni al Papa.

¿Qué es lo que le preocupa a la alta jerarquía? ¿Una imagen inmaculada de una clase sacerdotal, o el Reino de Dios al cual debería servir? Lo que les falta a nuestros obispos, es algo del celo del apóstol de los gentiles, San Pablo: ?Qué Cristo sea anunciado, de esto estoy feliz??, sea por él y por su rival Apolo. Elles prefieren que toque un pastor para 15 000, antes de abandonar la punta de la pirámide del dominio, y dejar la iniciativa al Espíritu de Dios, para que haya pastores según el modelo de Jesús, que conoce los suyos y los suyos conozcan e él.

¿Fracasados los sacerdotes casados? Considerando los frutos de la cristianización en este continente (la corrupción generalizado, la brecha entre ricos y pobres, el estado de violencia, el armamentismo etc.), lo que ha fracasado es la primera y la segunda evangelización. Cuando alguien me pregunta, si soy evangélico, al prestar un servicio desinteresado, siento vergüenza ajeno como católico. Igual, cuando escucho tranquilizar una a otra con las palabras: ?Ah, si tus inquilinos son evangélicos, no te preocupes, cumplirán con la mensualidad.

Falta solamente que me digan: ¿Y, porqué no te vas donde los evangélicos, si nuestra Iglesia no te gusta? Mi querido cardenal. Cuidado con hablar de fracaso, señalando a otros. Tengo la sensación compartido con otros hermanos en la fe, que por su causa, señor cardenal, la fe de muchos ha ido a menos. Para el Reino de Dios, para el ámbito de transparencia, justicia y auténtica fraternidad, no se avanza con ostentar grandes templos, suntuosas ceremonias y procesiones, exhibiendo títulos altisonantes, ornamentos dorados y sermones moralizantes, ni con beneficencia que no levante los ánimos para caminar a solas con fe y energía. Es el fermento discreto de la honradez y responsabilidad en medio de la viveza, es la sal disconformidad en medio del acomodo al mundo, es la luz en la oscuridad en medio de la ignorancia y seguimiento ciego.

Si usted fuese un buen pastor, y de buena fe, ¿porqué no deja todos las ?ovejas fieles?? a su destino, para ir en busca de los ?pecadores??, de los ?fracasados??, como hizo su Maestro Jesús? Haría bien profundizar más en el evangelio en vez de pegarse al los párrafos de la ley canónica. Según Jesús es suficiente amar, como él ha amado; lo que menos se hace desde la altura de reverencias y excelencias.

Mi madre era profundamente cristiana. La paz familiar y vecinal eran sus más bellos frutos. Le debe haber mucho dolido, cuando me retiré del ?sacerdocio??, aunque haya salido con el permiso de Pablo VI. Sin embargo, ella, como María a Jesús, no me abandonó. Su grandeza se expresó en las palabras: ?Hijo, te confío, tu sabrás lo que haces??. Sí, lo sabía, porque desde el tiempo de mis ?votos eternos?? a la disoluta decisión, habían pasado 10 años de experiencias, de observaciones, de estudios y de meditación. Salí, libremente, sin enterrar mi vocación de misionero, y no me siento en absoluto un fracasado. Ahora tengo 40 años en la condición de sacerdote común, para el cual no se requiere orden ni sofismas para deducirlo de una supuesta institución por Jesús. Uno lo es, porque ha de ser un ?otro Cristo??.

La palabra de Jesús se ha cumplido por encima de lo esperado: ?Busquen antes que nada el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura??
Tenía un trabajo estable, tengo un hogar propio, una familia unida a la que nunca faltó lo esencial. Tengo tres hijos sanos y ya casados y lo que más me satisface, tengo la computadora como ?púlpito?? para llegar a cientos de personas con noticias, artículos y comentarios de los evangelios dominicales. Cierto, siempre uno quisiera hacer más. Lo más triste es, que son ustedes, es el sistema que mantienen, lo que nos limitan el espacio para llegar a más personas y con más aceptación. De esto serán nuestros obispos que tendrán que responder ante Dios; No son los juicios de hombres que nos inquietan, sino ?Jesús de Nazaret, un secuestro que dura demasiado??, como reza el título del autor Manuel Porlán. Jesús, utilizado para fines de dominio de unos sobre otros.