Enviado a la página web de Redes Cristianas
Querido Carlos,
Agradecemos al Señor la acertada decisión que te coloca ahora al frente de la Iglesia de Lima. Saludamos con mucha alegría tus primeras palabras como arzobispo pronunciadas en tu homilía del sábado 2 de marzo. Valoramos enormemente tu decisión de “contribuir desde esta sede primada a que fortalezcamos la unidad en el Espíritu de Jesús, que procuró siempre la diversidad de carismas y estilos, e hizo crecer la unidad dentro de la diversidad”. Y aceptamos con entusiasmo tu propuesta de “entrar en un proceso sinodal permanente, que a todos nos reúna en distintos espacios interpersonales, a fin de conversar y dejarnos iluminar por la palabra de la verdad e irla encontrando juntos y poco a poco”.
Nos comprometemos a participar activamente en este proceso desde nuestros diversos carismas, en estrecha relación con el arzobispado de Lima y también con la Comisión Episcopal de Laicos y Juventud que preside Monseñor Alfredo Vizcarra.
Nos conoces. Somos doce movimientos de laicos católicos que desde hace más de trece años nos hemos juntado en la Mesa de Movimientos Laicales para sumar esfuerzos y experiencias y beneficiarnos con nuestra diversidad. Abarcamos a niños, adolescentes, jóvenes y adultos del mundo del trabajo, además de jóvenes universitarios, educadores, comunicadores y profesionales. También nos complementamos en sensibilidades diversas en nuestras espiritualidades, a la vez que todos reivindicamos una posición común de Iglesia “en salida” centrada en la opción preferencial por los pobres fundamentada en el evangelio.
Ante la indiferencia por la pobreza en sus múltiples rostros, ante la violencia hacia las mujeres y los niños que conduce a una ola insoportable de feminicidios y abusos, ante la corrupción, ante las faltas de alternativas de nuestros jóvenes, y tantos otros problemas muy graves de nuestro país y de nuestra Iglesia, observamos a la vez nuevas y extraordinarias oportunidades que nos entusiasman y constituyen nuevos retos. Como lo han expresado los amigos chilenos en su reciente sínodo laical, estamos convencidos de que “otra Iglesia es posible” y asumimos la tarea de ser parte de la construcción de esta Iglesia pobre para los pobres, seguidora de Jesús y no clerical en la que a los laicos – varones y mujeres – nos corresponde encontrar nuestro lugar de bautizados como parte del pueblo de Dios (Lumen Gentium, cap. II, Evangelii Gaudium 102), ejerciendo nuestro “apostolado en el mundo a manera de fermento” (Apostolicam Actuositatem, 2), en la “transformación de las distintas realidades terrenas”(Evangelii Gaudium, 201). Y, como lo dijo Francisco, que sea una Iglesia “con rostro joven y con rostro femenino” (Discurso de Francisco al Comité Directivo del CELAM en Bogotá – 7 de septiembre de 2017).
Anhelamos y buscamos esa Iglesia a la que Francisco nos convoca cuando habla de una “Iglesia en salida – laicado en salida” que requiere “laicos bien formados, animados por una fe genuina y límpida, cuya vida ha sido tocada por el encuentro personal y misericordioso con el amor de Cristo Jesús.
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Tenemos necesidad de laicos que arriesguen, que se ensucien las manos, que
no tengan miedo de equivocarse, que sigan adelante.” (Francisco en la
asamblea plenaria del consejo pontificio para los laicos, 17 de junio de 2016)
Por ello nos comprometemos a participar de esa Iglesia de Lima que propones,
“abierta a la sociedad civil, sus búsquedas y puntos de vista laicales”, “que acompaña
el sufrimiento de su pueblo con su acción social de servicio solidario y comprometido –
hacia los sectores más pobres”, “responda a las exigencias del cuidado de la casa
común con una ecología integral”, “una Iglesia que promueve al laicado sensible, serio,
responsable y alegre”.
Estaremos también especialmente atentos y te apoyaremos en “la acción de la Iglesia
[que] ha de ejercerse en la defensa y la toma de partido en favor de las víctimas, sobre
todo menores, y en contra de los abusadores del clero y de sus encubridores.” En la
carta que dirigimos al papa Francisco con ocasión de su visita al Perú, insistimos como
tú en el deber de escuchar a las víctimas de los abusos sexuales dentro de la Iglesia y
de buscar que las instancias judiciales del Estado hagan justicia. Sabemos, como lo has
adelantado, que actuarás correctamente en este aspecto, de conformidad con las
recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud mencionadas por el papa
como referencia de la política de la Iglesia para evitar los abusos y la violencia con los
niños y niñas.
Estaremos llanos a participar desde nuestros diferentes carismas y
posibilidades en los procesos necesarios para escuchar a las víctimas y resarcirlas, así
como para construir estructuras de poder y de formación que den paso a una Iglesia
en la que este tipo de abusos sean combatidos desde la raíz.
Para terminar, querido Carlos, los movimientos firmantes ratificamos nuestro
compromiso con la construcción y consolidación de una Iglesia iluminada por el
evangelio y por los documentos del Concilio Vaticano II y de las Conferencias
Episcopales Latinoamericanas, orientada por nuestro papa Francisco, por nuestra
Conferencia Episcopal y por tu conducción como arzobispo de Lima. Seguiremos
trabajando por un laicado en salida identificado con la opción preferencial por los
pobres.
Esperamos, por ello, que abras cauces para una acción creativa y renovada de los
laicos dentro de la Iglesia no clerical y evangélica que soñamos. Convócanos para ello.
Desafíanos a “ver, juzgar y actuar” de manera nueva en nuestra Iglesia y en nuestro
mundo. Para eso existimos y a unirnos para ello nos comprometemos.
Con nuestros más sinceros saludos y abrazos de hermanos en Jesús nuestro Señor.
Lima, el 25 de marzo de 2019
MESA DE MOVIMIENTOS LAICALES
Juan Ansion (coordinador)