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Carta abierta a los Obispos Españoles

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Estimados Obispos:
Les ruego lean esta carta desde la perspectiva de la crisis presente: Una crisis que se agiganta cada día y que amenaza con arrastrar sin remedio a toda una mayoría social a la pobreza. Una crisis donde la moral y la ética están siendo enterradas en beneficio de los grupos financieros y en detrimento del hombre de la calle. Una crisis que no está avocando a muchos de nuestros conciudadanos a la desesperación y al miedo.

Cada día los periódicos nos anuncian nuevas soluciones que nos son más que nuevos recortes sociales: recortes en los sueldos de los funcionarios, recortes brutales en educación y en sanidad (unos 10000 millones de euros ya), en las pensiones, abaratamiento del despido, etc.

Todas estas son las recetas que el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea proponen para salir de la crisis. Y la verdad es que no es verdad. Grecia está más endeudada y con más problemas que antes y a Portugal, España e Italia les pasa lo mismo. No hay ni un sólo país que haya hecho caso de las recomendaciones de los gurús financieros que haya logrado mejorar.

En nombre de ese nuevo dios, la deuda, los costes de la crisis acaban colándose en los bolsillos de los ciudadanos sin remedio. Cada día aumenta el número de desahucios, de empresas que cierran, de parados… Esto no puede continuar.

Creemos que ha llegado la hora de pararnos y reflexionar: ¿Quién o quiénes son los responsables de esa deuda? ¿Cómo se llegó a contraer? ¿Quiénes son los responsables de la burbuja inmobiliaria? ¿Quienes colocaron tantos ineptos en la dirección de las cajas de ahorro que fueron llevadas en mayoría a un desastre inaceptable? ¿Por qué van a tener que pagar los ciudadanos el dinero que se les ha prestado a los bancos? o ¿Creen Ustedes que lo pagarán los bancos que, precisamente porque no tienen, piden el préstamo? ¿Cómo se puede espear que el crédito fluya a las empresas y al conjunto de la economía si tras todos los miles de millones inyectados el crédito sigue sin aparecer? ¿Por qué hay que poner el dinero de todos en manos de aquellos que provocaron la crisis?

Señores Obispos, ha llegado la hora de cambiar de sintonía. La repetición monótona de «salvemos los bancos», «hagamos recortes», «liberalicemos el despido», «bajemos los sueldos de los funcionarios», … es una melodía que, cuando menos, es injusta ¿Quién se puede creer que los prestidigitadores europeos pueden sacar dinero para las deudas de los bancos, mientras niegan que ese mismo dinero exista para los servicios de educación, sanidad, pensiones, …

Señores obispos no podemos aceptar que las pequeñas empresas, que son las que realmente dan trabajo en este país, se sigan cerrando encaminadas a la ruina, aplastadas por una banca y unas grandes corporaciones implacables e insaciables. No podemos seguir permitiendo que nuestros jóvenes se enfrenten a un futuro que no les reserva nada a excepción de la emigración o el paro. No podemos seguir aguantando que los ancianos, con sus escasas pensiones, mantengan a familias enteras en paro. No podemos seguir permitiendo que los pocos elegidos que cuentan con un puesto de trabajo, sean triturados a impuestos, mientras los auténticos culpables siguen gozando de todos los privilegios, incluido el de una libertad que no les corresponde, porque son los tramoyistas de todo este montaje.

Sabemos que carecen de la solución e incluso que la solución no depende de Ustedes. Pero sabemos que están llamados a dirigir el pueblo de Dios, a sostenerlo en la esperanza, a guiarlo por el desierto de los días y las horas hasta la tierra prometida. Sabemos que están llamados, a inundar de Evangelio con sus palabras la vida de los fieles. Creo que es su deber el socorrer con su voz y su ejemplo las miserias de nuestro tiempo al igual que es deber de todos los cristianos.

Les ruego que no nos escondan a los hombres y mujeres de nuestro tiempo su voz de pastores. Les recuerdo que en la guerra de Iraq sólo la voz de Juan Pablo II se levantó en contra. Ustedes, dejaron que a los católicos españoles los adoctrinasen Bush, Blair y Aznar. Su voz, llena de silencio, fue irresponsable e inaceptable. Estamos en un momento que su palabra es más necesaria si cabe. Por favor, escuchen a todos los que les piden un poco de aliento y compañía. ¿La tendremos?

Voces que también piden su palabra:

«Yo esperaba que la Iglesia – a quien se le supone una autoridad moral importante – levantara su voz alertando a la gente de lo que se nos viene encima. Pero, ya lo estamos viendo: los obispos, a lo suyo: a clamar contra lo mal que están y lo peligrosos que son los homosexuales. O, en otros casos, a decirle a la gente que, si todo el mundo tiene que apretarse el cinturón, los obispos no tienen que apretarse cinturón alguno» (Fuente)

«Van en aumento las voces que se quejan, se lamentan y claman escandalizadas por el inexplicable silencio de los obispos ante la situación social y política de España que se agrava por días». (Fuente)

“el silencio de los corderos”, me evoca una de la experiencias más fuertes que estamos viviendo en estos días. Me refiero, no ya al “silencio de los corderos”, si al “silencio de los pastores”, utilizando el título que se asignan a sí mismos los obispos. Estos hombres que, como el mencionado doctor Lecter, aparecen, ellos también, como una amalgama de dos facetas contradictorias: el refinamiento de los modales exquisitos y la manipulación cínica del que va por la vida castigando los “malos modos”. (Fuente)

La Iglesia tiene, hoy por hoy, un papel importante, no solo acogiendo y compartiendo sus recursos, sino también aportando luz. Quizás sea el Episcopado español en su conjunto –aunque con excepciones en las diócesis– el único en Europa que no ha escrito documento. (Fuente)

La Comisión de Pastoral Social no puede seguir con los brazos cruzados. Los cristianos españoles desean la voz de sus obispos, que puede parecer que hablan solo cuando el Estado les toca sus intereses. (Fuente)

Y ante este panorama…. ¿Nuestros obispos no tienen nada que decir? ¿Por qué permanecen callados?
¿No les duele el sufrimiento de tantísima gente? ¿No hay una doctrina social de la Iglesia que ayude a decir algo ante tanto sufrimiento? ¿No hay una palabra de denuncia profética desde los valores del evangelio? ¿Por qué este silencio?
Recientemente la Iglesia Evangélica Española ha sacado un documento valiente denunciando toda esta situación. Los obispos españoles en cambio, permanecen callados.

Extraña, porque ellos son muy locuaces cuando se trata de otros asuntos como el aborto, las relaciones prematrimoniales, el divorcio, los matrimonios de homosexuales, la eutanasia, la educación para la ciudadanía, las clases de religión…¿Por qué están ahora tan callados? ¿Es que no les duele el sufrimiento del pueblo? (Fuente)

¿Qué les pasa a nuestros obispos que están tan callados? ¿Por qué no hablan ahora, cuando la crisis económica aprieta más que nunca, cuando en España tenemos más de cuatro millones de parados, cuando los políticos están llegando al culmen del paroxismo, en una espiral de crispación que sólo sirve para empeorar las cosas, cuando hay familias enteras que pasan necesidad y se ven en aprietos para seguir tirando de la vida, cuando los inmigrantes sin papeles se sienten más amenazados, cuando raro es el día que no nos enteramos de nuevos escándalos y nuevos casos de corrupción en personas que ocupan altos cargos de responsabilidad pública, y así sucesivamente? En nuestra sociedad hay mucha gente desorientada, dividida, crispada, enfrentada, en no pocos casos al borde de la desesperación.

La gente espera una palabra que no sea el mitin de turno, el consabido ataque al adversario, el parloteo retórico y barato de políticos y politicastros que buscan votos a costa de nuestra exasperación, en otra espiral creciente de malestar. Así están las cosas. (Fuente)

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