Querido hermano en la vida, que no en la Fe ya que por tus expresiones en la carta ¿pastoral?, no puedo sentirme hermana en el seguimiento a Jesús, que es la esencia de mi Fe, pues es la invitación que nos hizo y sigue haciendo a todos a seguirle en su proclamación del Reino, término que encierra todo lo que nos dijo con sus palabras y su vida de entrega: que Dios es ABBA, papá- mamá y que nosotros, como HIJOS somos HERMANOS.
De esta doble verdad se deriva todo lo demás: el amor, la misericordia, el respeto, la benevolencia, la igualdad, el servicio como relación de iguales, que no la imposición, el juicio y la condena. Los textos bíblicos que lo atestiguan, sobre todo evangélicos, son abundantes. Soy creyente y entregada al servicio apostólico desde los 15 años, cuando tal vez tú no habías nacido. Por entonces subsistían varias aberraciones sobre el alma de la mujer además de muchas otras que afortunadamente se subsanaron en el Concilio Vaticano II.
Como mujer sigo sintiéndome postergada por esa parte de la Iglesia de Jesús que se ha erigido en Jerarquía y en depositaria única de la VERDAD. Como persona que fue víctima en la guerra civil de la persecución franquista, secundada por la Institución Jerárquica de entonces, que experimenté cómo mi familia inocente, honrada, como tantas otras, fue cruelmente perseguida con fusilamientos, acusaciones falsas, con juicios y encarcelamiento inicuos, con largas penas en lejanos penales…, con esa experiencia de injusticia nunca reconocida, he tenido que contemplar las masivas canonizaciones de las personas que fueron asesinadas en los dos primeros años de la guerra, en la zona republicana, mientras que en la zona de Franco, la persecución y ensañamiento se prolongó treinta años más de Dictadura.
Las víctimas de esta larga crueldad, muchas de las cuales yacen innominadas en paraderos desconocidos, claman, desde el regazo de Dios no venganza, sí reconocimiento, dignificación. Pero los que se consideran pastores, ¿qué pastoreo ejercitan? Son los pastores parciales, que ?se alimentan a sí mismos??, ?que descuidan al rebaño??, que cuidan de 50 ovejas, las más gordas y dejan las otras 50 al albur. ¿Es eso evangélico?
Ahora, cercana la Pascua, sería deseable que así como nos invitáis al ?rebaño?? a considerar los últimos días de la vida de Jesús, tu y tus compañeros pastores ahondarais un poco en las recomendaciones de Jesús a sus seguidores, de camino a Jerusalén: ?No actuéis como los grandes de la tierra…El que quiera ser mayor que sea el servidor de todos..??.O la actitud y las palabras de Jesús cuando se puso de rodillas para lavar los pies a sus discípulos. Para terminar, no dejéis de meditar a menudo el capítulo 4 de Lucas y el 6 y 25 de Mateo, para que nunca más pongáis en entredicho a nadie que se ponga a favor de los pobres y los considere como ?lugar teológico??, es decir, de encuentro con Dios. Ya sabéis aquello de ?misericordia quiero y no sacrificio??.
Nos ponéis en el límite de dudar si sois pastores o asalariados. El ?Pueblo de Dios?? no corresponde a criterios humanos. Lo forman las personas ?de buen corazón?? que saben respetar a los demás en sus formas de pensar, de creer y de obrar. Los que dan de comer al hambriento, visten al desnudo, visitan al enfermo, acogen al preso…Esto es el Evangelio de Jesús, su buena noticia.