Hola Benedicto,
No te pido disculpas por nada de lo que estoy haciendo. Tengo todo el derecho a comunicarme con cualquiera siempre que sea con el respeto que se debe a todo ser humano. Dentro de unas semanas te tendremos una vez más entre nosotros. Gracias por venir a vernos y ¡que lo pases bien por nuestra tierra!. Ya te lo dirán más fuerte y desde más alto los gobernantes y los obispos. Es posible que mi carta no llegue nunca a tus manos. No importa tanto. Espero que alguno de los muchos que desean comunicarse contigo lo consigan. No todo va a ser oír tus mensajes.
Te confieso que hace muchos años, en 1968, leí unas palabras tuyas que más tarde me llevarían a la desobediencia. Fueron una verdadera ?aufruf zum ungehorsam??, una llamada a la desobediencia. Yo había jurado, 10 años antes, obediencia a los Obispos y al Papa pero lo que me llegó de ti en aquella ocasión fue que ?Aun por encima del papa?? se halla la propia conciencia??. Fueron dichas con motivo de la ?Humanae Vitae?? según nos cuenta tu amigo Hans Küng.
Tus palabras me hicieron pensar: mi voto de obediencia no tenía sentido. Se había convertido sólo en un medio para controlar mi libertad. Dejé el sacerdocio, me casé, tengo tres hijos aún jóvenes y compartimos en familia con mi esposa lo que viven y lo que sienten para luego pensar juntos algo que les ayude a buscarse sus propios caminos.
Sé que los párrocos de Austria que se niegan a obedecer a sus Obispos parten del mismo valor sagrado de que va revestida su conciencia. Dios nos creó conscientes pero lo que no sabemos es si alguna vez se dedicó a establecer instituciones y leyes más allá de lo creado para atar la libertad de la gente. Te habrás dado cuenta que el testimonio de este grupo de párrocos ha cundido por todo el mundo y millones ya comparten su protesta ante las leyes que controlan la libertad. Sólo quieren volver a la eucaristía de Jesús como vínculo de solidaridad y compromiso con su mensaje, a restablecer el papel de la mujer en la iglesia, a buscar la igualdad de todos y que nos tratemos todos como hermanos.
El malestar entre los fieles y gobernantes de Irlanda tiene el mismo sentido. Y en España te vas a encontrar con los jóvenes indignados del 15M que también son fieles a sus conciencias, como lo fue Jesús el gran indignado de su tiempo.
Aprecio, como muchos de mis compatriotas, tu esfuerzo humano, a tu avanzada edad, para venir a vernos. Piensas que en conciencia es lo que debes hacer. Respeto tu decisión y admiro lo que hacen muchas personas buenas dentro de la iglesia para ayudar a miles de necesitados por todo el mundo. Sé que cuando hubo otra hambruna como la presente en Somalia pusiste en subasta algo que no te servía para nada. Estoy seguro que esta vez vas a empeñar gran parte del Vaticano para ayudarles. ¿¡!?
Ahora bien piénsatelo en conciencia: ¿vale la pena seguir extendiendo una mano para calmar el hambre de unos pocos mientras que con la otra apagas el empuje revolucionario de unos jóvenes que pueden salvar el mundo, cambiando sus actuales estructuras sociales? Leyendo el evangelio de Marcos uno siente que ese fue el legado de Jesús: La lucha comprometida de los que tienen hambre y sed de justicia para acelerar la llegada del Reino. Me temo que no sería útil desperdiciar ese mensaje del Galileo ante las grandes multitudes en Madrid. No te van a entender. Son pocos los escogidos. Las multitudes sólo buscan tranquilidad y que nadie les moleste haciéndoles salir de su letargo.
Nada va a cambiar. Oyen ?el todo va bien?? de los políticos y de los que se cobijan bajo la seguridad de los templos, a la sombra de los campanarios, apoyándose en el poder que les proporciona una autoridad que les viene de lo alto. Si hubieras preguntado a los miles de jóvenes que estuvieron presentes en otras JMJs para ver cual fue el resultado de aquellos encuentros, verías que todo quedó en nada. ¿Cuantos de esos jóvenes marcharon de allí para entregarse de lleno a mejorar las estructuras injustas de la sociedad en la que viven?.
No vengas a Madrid a distraer las legítimas preocupaciones de nuestro pueblo. La mayoría de nuestros jóvenes no son los que van a estar alrededor de ti esos días. La mayoría son los que van gritando por las calles y caminos de España y que se indignan ante tanto abuso de poder y de autoridad. Están hartos de tantas falsas legitimaciones de la pobreza, del desempleo, del despido indiscriminado y van buscando la causas detrás de la estructuras de poder que envuelven a la sociedad, a los gobiernos y a los mercados.
Aprovecha esta gran oportunidad y oye lo que te cuentan esos jóvenes indignados: te dirán que un día al anochecer se encontraron con un Dios que venía de lejos cargado con una mochila y que era un emigrante. Sentados en el INEM vieron al mismo Dios que llevaba allí horas pidiendo trabajo. ¿Te imaginas a un Dios buscando algo que comer entre los desperdicios de un basurero? A la vuelta del camino le vieron herido, lo habían apaleado. Alguna vez Dios les decía??¿y que va a pasar ahora si para pagar la deuda externa del país nos tenemos que tragar otra crisis mayor que esta?. Pásales ese mensaje a los que tengas alrededor de ti para homenajearte. Enseñales a mirar hacia adelante y no hacia los lados.
Adelante Benedicto, si tienes coraje para enfrentarte con todo eso, bienvenido a España. Solo entonces tu visita se convertirá en el paso del Galileo que sigue siendo luz del mundo y sal de la tierra.