Querido amigo: Su carta me llegó con sabor a viejos tiempos, por correo, en sobre sellado y papel sin rayas, en el que usted describe, con buena caligrafía, la confusión política que lo atormenta.
Presiento cuán molesto es para usted ver a su partido como rehén de viejos zorros de la política brasileña, con el peligro de ser tragado definitivamente, como Jonás, por la ballena… sin tener la suerte de salir vivo por el otro lado.
La política es el arte de lo improvisado y de lo imprevisto. Y, como enseña Maquiavelo, se mueve en la esfera de lo posible. El sabio italiano fue más allá: eximió a la política de cualquier virtud y la liberó de preceptos religiosos y de principios éticos. La traspasó del concepto tomista de promoción del bien común hacia el pragmatismo que rige a sus autores: la lucha por el poder.
Usted ha de haber visto la célebre película «El ángel azul» (1930), que inmortalizó la actriz Marlene Dietrich y fue dirigida por Joseph von Stemberg, basado en el libro de Heinrich Mann, hermano de Thomas Mann. Es la historia de una loca pasión, la del severo profesor Unrat (Emil Jannings) por Lola-Lola, bailarina de cabaret. Él desea tanto el amor de ella que acaba por someterse a las más ridículas y degradantes situaciones. Se vuelve el tonto de palacio. Ni la cortesana lo respeta. Entonces vuelve en sí e intenta volver a ser lo que ya no es. Pero en vano.
Me pregunto si el PT volverá algún día a ser fiel a sus principios y textos de origen. Hoy ¿él lucha por la gobernabilidad o por darles empleo a sus correligionarios? ¿Es movido por el ansia de construir un nuevo Brasil o por el proyecto de poder? Como el profesor de «El ángel azul», ¿no le habrá perturbado la visión la pasión por el poder?
Usted se pregunta en su carta «¿Dónde queda el socialismo pregonado en sus inicios?, ¿dónde los núcleos de base que lo legitimaban como portavoz autorizado de los pobres?, ¿dónde el orgullo de no contar entre sus cuadros con ningún sospechoso de corrupción, trampas o nepotismo?»
Nunca estuve afiliado a ningún partido, como usted bien sabe y muchos ignoran. Es verdad que ayudé a construir el PT, que movilicé fuera del Brasil a las Comunidades Eclesiales de Base y la Pastoral Obrera, que participé en sus cursos de formación en el Instituto Cajamar y de sus fachadas protectoras como Anampos y el Movimiento Fe y Política
Alcaldes y gobernadores elegidos por el PT se me acercaron con invitaciones para ocupar cargos dirigidos a las políticas sociales. Pero cerré los oídos a los cantos de sirenas. Antes de que Lula, elegido presidente, me llamara para el Programa Hambre Cero. Acepté por ir destinado a los más pobres de entre los pobres: los hambrientos.
El gobierno que creó el Hambre Cero decidió su muerte prematura y dio lugar a la Bolsa Familiar. Se cambió un programa emancipatorio por otro compensatorio. Pagué mi tributo y volví a ser un feliz ING (Individuo No Gubernamental). Todo esto lo conté en detalle en dos libros: «La mosca azul» y «Calendario del poder».
Amigo, no le aconsejo dejar el PT. No se cambia un país viviendo fuera de él. Dígase lo mismo para la iglesia o el partido. En el PT hay muchos militantes íntegros, fieles a sus principios fundacionales y dispuestos a luchar por una nueva hegemonía en la dirección del partido.
Mientras usted no se trague esas alianzas que califica de ‘espurias’, sugiero que prosiga en el partido y vote a sus candidatos o a los candidatos de su coalición. Pero exíjales compromisos públicos. Luche, exprese su opinión, manifieste su protesta, revele su indignación. No se quede en la condición de vaca de establo o miembro del rebaño.
Si su conciencia se lo exige, si insiste, como dice, en preservar su ‘coherencia ideológica’, entonces busque otro camino. Ningún ser humano debe traicionarse a sí mismo. Cuando lo hace pierde el respeto a sí mismo, como el profesor de «El ángel azul». Pero acuérdese de que una izquierda fragmentada sólo favorece el fortalecimiento de la derecha.
La historia no tiene dueños. Mucho menos los procesos liberadores. Tienen, sí, protagonistas que no se dejan seducir por los favores del enemigo, ni venderse por sobornos, ni corromperse por dinero o por cargos. Nunca confunda alianzas tácticas con estrategias. Ayude al PT a recuperar su credibilidad ética y a volver a ser expresión política de los movimientos sociales que reúnen a los más pobres y las banderas que exigen reformas estructurales en el Brasil.
Recuerde: para hacer una torta es necesario romper los huevos. Pero no es preciso ensuciarse las manos.
[Autor de «Diario de Fernando. En las cárceles de la dictadura militar brasileña», entre otros libros.
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Traducción de J.L.Burguet/.
* Escritor y asesor de movimentos sociais