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Estamos seguros que Lula es culpable, sí, es culpable que uno de sus ejes fundamentales de gobierno fue comprometerse junto y con los más pobres a implementar políticas públicas para superar el hambre, la pobreza y la desigualdad. Como con los programas “Hambre Cero” y “Bolsa Familia” sacando de esta manera de la pobreza extrema a más de 30 millones de personas, y convirtiendo a Brasil en un modelo exitoso mundialmente reconocido por organismos internacionales como la FAO, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Banco Mundial.
Es culpable al expresar: “Vamos a crear las condiciones que todas las personas en nuestro país puedan comer decentemente tres veces al día, todos los días, sin necesidad de donaciones de nadie.” También es culpable que hubo una reducción de la tasa de desempleo cercana al 50% de acuerdo con el Instituto Brasileiro de Geografía y Estadística. Y de una creación de 15 millones de nuevos puestos de trabajo de acuerdo a datos del Ministerio de Trabalho e Emprego.
También es culpable que la implementación de programas de educación y salud pública elevaron el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de Brasil elaborado por el PNUD, que en 2010 llegó a US$ 10.607 dólares anuales de ingreso promedio, a una expectativa de vida de 72,9 años, a una escolaridad de 7,2 años de estudio, y a una expectativa de vida escolar de 13,8 años.
El hambre es un crimen que sufren pueblos sometidos a la pobreza y marginalidad, a los que se les roba la vida y la esperanza por generaciones, pero no es casual, es una violencia estructural que nos aqueja como humanidad. Hay poderes que creen que esta Tierra (Gaia) es sólo para algunos y no para todos. Esto ya lo hemos denunciado y seguiremos denunciándolo ahora con la forma de un nuevo Plan Cóndor para Latinoamérica.
En resumen Lula es culpable porque su gobierno fue una construcción democrática y participativa con medios no-violentos que elevó el nivel de vida de la población y dio esperanzas a los sectores más necesitados.
Nosotros como Fraternidad de Argentina nos damos cuenta que este proceso con el cual han acusado a Lula solo es un intento de volver y hacer permanecer las desigualdades sociales, y el hecho que, en el actual gobierno de Temer y durante el 2017 se hayan agregado 3 millones de nuevo pobres en Brasil (cifras del BID) lo confirma.
Lula fue condenado por sus virtudes, no por sus posibles pecados. Lula demostró que con el poder y la movilización popular se puede cambiar el paradigma de la desigualdad, y por eso Lula ya forma parte de la historia.
Acompañamos a las fraternidades de Brasil en este nuevo vía crucis que vive como país, y lo hacemos con esperanza que la historia se vuelque poco a poco hacia un mundo más justo y solidario para los hermanos del Brasil y para todos. Desde aquí los acompañamos y rezamos por Uds.
6/04/2018