CÁRITAS DENUNCIA LAS AGRESIONES FÍSICAS CADA VEZ MÁS FRECUENTES QUE SUFREN LOS SIN HOGAR

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Cáritas cuantifica en 30.000 las personas sin techo en España
Viven literalmente en la calle o, en algunos casos, temporalmente en centros de acogida. Carecen de alternativas para ser ‘asimilados’ de manera digna por el resto de la sociedad y reciben múltiples denominaciones: mendigo, indigente, sin techo, pobre, vagabundo…
Este domingo, 12 de noviembre, se celebra el Día de los Sin Techo bajo un lema que se pretende reivindicativo y no esconde una llamada al corazón de los demás: «Sin techo, sin derechos… Hoy también duermo en la calle. A la sociedad le falto yo».

Cáritas alerta de que en el último año se ha acentuado el cambio de rostro en el perfil de estos excluidos sociales, debido sobre todo al aumento del número de jóvenes, mujeres e inmigrantes. Al tiempo, denuncia las agresiones físicas cada vez más frecuentes que sufren los sin hogar .

Los convocantes de la jornada -Cáritas, FACIAM (Federación de Asociaciones de Centros para Integración y Ayuda a Marginados) y la sección española de FEANTSA (Federación Europea de asociaciones Nacionales que trabajan con Personas sin Hogar ) calculan que en España hay actualmente 30.000 personas que carecen de un techo donde vivir y 273.000 que residen en infraviviendas.

«Pero las cifras oficiales ya se quedan cortas -dice un responsable de Cáritas-, ya que responden a estadísticas de hace dos años. Ahora, aunque oficiosamente, calculamos en unos 50.000 el número de personas sin techo». En toda la UE, se estima que hay unos tres millones de personas sin hogar y otros 18 millones que habitan en viviendas precarias.

Exclusión y violencia

«Se ejercen varios tipos de violencia contra las personas que viven en la calle», afirma un responsable de Cáritas. Una de ellas la ejerce la propia sociedad, que tiende a «criminalizar la miseria y a culpar a los excluidos de su situación, a estigmatizarlos». En ese momento, pierden su condición de ‘ciudadanos’, luego ‘desaparecen’ del espacio público y , finalmente, no se les reconoce su capacidad de aportar algo a la sociedad.

El Estado tampoco es ajeno, con su violencia institucional, toda vez que «no garantiza su acceso a los derechos sociales básicos, como son vivienda, educación, empleo y protección social». Las Administraciones públicas evidencian también una tendencia creciente a soslayar la presencia de este colectivo. Crece el número de Ayuntamientos, en toda España, que impulsa ordenanzas municipales destinadas «a hostigar la vida de las personas sin hogar en la calle», cuando no a establecer medidas de control que las conduzcan al aislamiento.

«Estas ordenanzas -señalan penalizan, estigmatizan y criminalizan aún más a un colectivo ya de por sí vulnerable».
«Un estudio realizado entre diez corporaciones municipales nos indica que vamos hacia atrás en el tiempo. Parece que hemos retrocedido a la Ley de Vagos y Maleantes», indica Sergio Barciela, portavoz de Cáritas en el Programa de Personas sin Hogar y uno de los corresponsables de esta campaña a favor de los ‘sin techo’.

Y los medios de comunicación, agregan, tampoco son ajenos a esta exclusión social de los sin hogar . Máxime cuando les tildan con términos como ‘mendigo’ o ‘indigente’, expresiones con una fuerte connotación negativa que se leen casi a diario. Y en noticias, enfatizan, que se recrean en «contenidos violentos o morbosos». Más vomitivo es el recurso, cada vez más frecuente, a grabar los actos violentos o apaleamiento de las personas que viven en la calle a través de móviles y cámaras digitales, luego distribuidos vía internet a cualquier parte del mundo.