Enviado a la página web de Redes Cristianas
Todo el mundo suele decir que el Camino de Santiago es una
experiencia mágica, que el propio camino tiene una magia especial como ?que te llena y te envuelve??. Y quizás siempre que lo escuchamos podemos pensar que es una exageración, una frase hecha o algo que está de moda decir.
Tengo que decir que cuando comenzamos a hacer el primer camino de Santiago desde la cárcel de Navalcarnero, no sabíamos
muy bien lo que esto podía significar, a todos los niveles. Cuando lo propusimos a la Junta de Tratamiento de la prisión, desde el principio les pareció una idea un tanto ?descabellada??, sobre todo porque lo planteábamos hacer sin ninguna persona de la institución, es decir sin
nadie que representara de manera directa a la cárcel.
Y lo planteamos así porque nos parecía, y nos sigue pareciendo ,que para los chavales que salen de allí la presencia de alguien ? de dentro?? puede perturbar la actividad y quitarle el sentido que realmente tiene. Cuando lo planteamos
nosotros pretendíamos que fuera una experiencia de fraternidad y de igualdad, es decir, unos días, donde no hubiera ni presos ni libres, sino personas que con diferentes mochilas de vida a sus espaldas, pudieran caminar juntas.
Que las personas que salían del centro descubrieran que
en la calle, ?los llamados buenos?? éramos capaces de compartir, desde una misma igualdad humana, unos días, cansándonos, riéndonos y poniendo en común lo que somos. Y a la vez, que las personas que venían de la calle (sobre todo las personas de la parroquia y de otros sititos, porque los voluntarios van a la cárcel a diario), descubrieran que los presos son seres humanos como todos, como nosotros, con un error a sus espaldas pero con una capacidad también de poder cambiar, con la ayuda
de todos, ese error.
Y así lo planteamos desde el principio, una tarea que como digo no fue fácil al principio, pero que con el correr de los años y el resultado de experiencias positivas en todos ellos, nunca se ha vuelto a discutir ni a ver que efectivamente para todos, es una experiencia muy especial y que merece la pena llevar a cabo.
Este año, al cambiar la dirección y subdirección de nuestra cárcel, este problema llegó de nuevo a plantearse y no se veía se pudiera llevar a cabo, incluso se consultó a instancias superiores para ver si podría llevarse a cabo finalmente. Y después de mucho dar vueltas dieron el permiso,
diciendo que sería bueno finalmente que alguien viniera del centro, pero no como algo que de no darse pudiera poner en juego la propia realización de la actividad. Es cierto que ya había participado una de las personas que hacia la terapia ocupacional en el centro, pero que fue a nivel personal, ?en su periodo de vacaciones??, pero no representando a propio centro.
Al final, este año, ha participado en la actividad una de las
juristas, durante los últimos tres días, a título personal, y yo creo que la experiencia también ha sido muy positiva.
Por seguir haciendo historia. Comenzamos nuestro primer camino con cuatro chavales de la cárcel; once años después, este año han participado once chicos de dentro.
Por eso, la alegría es mucho mayor por parte de todos, la cárcel va viendo que la actividad merece la pena, para el proceso de reinserción de los chicos y vamos viendo que se confía en que pueda llevarse a cabo.
Es verdad que siempre conseguir los permisos de los chicos es una tarea ardua y con muchas dificultades por parte de todos, porque desde que se comienza a ver quién puede ir, allá por el mes de febrero, hasta que se realiza la actividad en julio, pueden pasar muchas cosas a todos los niveles.
En ocasiones, siempre digo que se tiene la tentación de tirar la toalla, incluso de no hacerlo, pero siempre digo que es como un parto: cuando por fin vemos salir a los chicos el día de la salida se olvida todo lo pasado, como cuando la madre da a luz a su hijo. Algo nuevo ha sucedido y tenemos el reto de llevarlo a cabo en cada Camino, y siempre merece la pena.
Por eso, como siempre, hay que agradecer a la institución
penitenciaria que confíe en este proyecto y que facilite los medios para llevarlo a cabo, así como a todo el equipo de trabajadores sociales y de educadores que hacen posible la experiencia.
Con todo esto, una vez más nos hemos lanzado a la experiencia de un nuevo camino, que desde el reto estaba lleno de ilusiones. Había muchas perspectivas puestas en él, que se han visto repletas de alegría y de esperanza para todos.
Este año repetimos el camino del año pasado, desde Muxia, la costa de la muerte, hasta Santiago, porque el año pasado nos gustó mucho, y además tiene el aliciente especial de poder disfrutar de dos días de playa, que para muchos de los chicos es especial porque hace muchos años que quizás no la ven. Y sí lo hicimos.
El grupo también era variopinto, incluso
este año nos pidió la posibilidad de venir un chaval musulmán, de Marruecos, y por supuesto que lo aceptamos, porque el camino es sobre todo un camino de vida, de convivencia y de compartir; era todo un reto, sobre todo por el tema de la alimentación, y confieso que al principio nos agobió un poco ( los musulmanes no pueden comer cerdo, y nosotros lo ponemos a todo), pero al final con un poco de buena voluntad por su parte y por el resto del grupo, yo creo que la experiencia ha merecido la
pena.
Ha sido este además un grupo donde todos de modo especial nos
hemos ayudado, y hemos compartido juntos nuestra vida. Desde el
comienzo como siempre se han quitado las etiquetas de libres y presos; iban además dos madres de los chicos ( una de ellas repetía del año pasado) y la tía de uno de los chavales, y a ello se sumaban voluntarios y personas de otra parroquia de Madrid.
En total éramos treinta PERSONAS, de diferentes maneras de pensar, sentir y de vivir, y por supuesto con diferentes mochilas.
Con el paso de los días hemos ido descubriendo, en la convivencia y en los encuentros personales y de grupo que todos tenemos cosas que tirar de nuestras mochilas; que en cada una de nuestras vidas-mochila hay ropa sucia, ropa vieja o ropa que hay que coser, y que todos podemos ayudarnos en ese "tirar, restaurar y lavar??.
Que no tenemos por qué avergonzarnos de que al abrir la mochila ?pueda oler mal a ropa sucia??, porque la de todos huele igual. Que todo consiste en lavar lo que haga falta y en tirar las cosas que no necesitamos. Pero también hemos visto, que en las mochilas de cada uno, hay ?ropa limpia??, o incluso ?ropa a
estrenar??, hay ropa que podemos seguir usando perfectamente e incluso dejarla a quien no tiene, y que la ropa sin estrenar tenemos que inmediatamente usarla.
En estos días hemos visto muchas vidas rotas por diferentes motivos de familia, de mal hacer o de circunstancias sociales, muchas vidas que necesitan ser restauradas pero que se pueden restaurar; hemos sido testigos de heridas, grandes y pequeñas, algunas incluso con sangre, pero que entre todos podemos ir curando esas heridas para que no lleguen a más.
Y lo que es más importante, que todos podemos contribuir a ello, que la vida depende de todos nosotros, que cada uno puede aportar algo para que podamos ser felices nosotros y los demás. El camino nos enseña a descubrir que nada está perdido, que igual que nos perdemos y volvemos al punto inicial, que igual que nos fiamos de cualquiera y nos equivocamos, que igual que a veces nos cuesta llegar al final de la etapa y nos frustramos, en la vida podemos también perdernos y recomenzar,
tenemos que ver de quién nos fiamos y que lo importante no es solo llegar sino cómo llegar, intentando tener siempre un punto de llegada y saber hacia dónde queremos ir.
Sí, el camino tiene su magia, una magia que nos permite soñar con un mundo diferente para cada uno de nosotros; detrás de la naturaleza exuberante, verde, en algunas ocasiones sobria, hemos podido contemplar el camino de nuestra propia vida, y hemos ido descubriendo que es importante seguir adelante, aunque a veces no podamos, aunque no sepamos, aunque nos falten las fuerzas. Y siempre además pedir ayuda, sin importarnos qué van a pensar los otros, cuando digo que me he
equivocado, que me he perdido, que no sé llegar.
Porque mañana se pierde el otro, se equivoca mi compañero y me pregunta a mí. Nadie es ni infalible ni innecesario.
Y por eso, en el camino se hace también presente Dios, no el Dios cristiano en exclusividad, sino esa persona, que la llamemos como la llamemos nos cuida, nos protege, nos quiere y nos mira con cariño, a través de tantos detalles que en el camino de estos siete días y en el camino de la vida vamos experimentando.
No es un Dios exclusivo, sino un Dios inclusivo, un Dios Padre-Madre que incluye a toda la humanidad en
su regazo y nos dice que nos quiere a todos profundamente porque todos somos hijos y sus hijas, nos dice que sigue mirando nuestras vidas con cariño, con sus arrugas y su ?ropa sucia??, pero que nos ama de modo especial. Y desde ese amor nos llama también a amar a los demás, a no desentendernos de lo que les pasa a los hermanos.
Un Dios que quiere
siempre lo mejor para los seres humanos, que no le importa cómo le llamemos, ni siquiera que le respetemos o no, sino que respetemos y amemos a los hermanos, que El es feliz cuando nos ve felices, ayudando a los demás. Y este año además lo hemos comprobado todo esto en la práctica, porque como digo uno de los chavales era marroquí, de religión musulmana.
Ha sido bonito su testimonio de oración todos los días, en las
horas que tenía que hacerlo: se ponía la chilaba, tiraba una pequeña alfombra, y se ponía a rezar, sin ningún tipo de vergüenza; los demás por supuesto que respetábamos ese momento, sin juzgar por qué o para qué lo hacía. Y luego tuvimos también todos la misa del peregrino en la catedral de Santiago, y evidentemente él también estuvo, porque en el fondo da igual, y quizás algunos puedan escandalizarse, pero el Dios de
Jesús en quien creo es el Dios que SOLO MIRA A LA PERSONA, y nada más.
Ojala que pudiéramos vivirlo así también nosotros siempre. El Dios cristiano no hace acepción de personas, ni de cómo vive cada cual, ni de cómo piensa, ni siquiera de lo que hace, es un Dios Padre-Madre que en Jesús de Nazaret nos muestra simplemente cómo podemos ser todos más y mejores personas.
El Dios cristiano es el Dios enamorado del ser humano
que busca la plenitud de cada de uno de sus hijos y de sus hijas, sin mirar nada más. Por eso, cada día estoy más convencido de que nuestra fe se explicita en la relación con los demás, que nos dice Mt 25 ( y que curiosamente da nombre a uno de los grupos de la parroquia de Nuestra Señora de la Guía, donde han participado con nosotros dos personas, Pedro y Chema): ?Tuve hambre y me disteis de comer?? estuve en la cárcel
y vinisteis a verme??.
Nosotros no hemos tenido Eucaristía todos los días, o
mejor dicho ninguno, no hemos rezado en común pero en cada lágrima compartida, en cada risa de todos, en cada cansancio, en cada abrazo compartido se ha hecho presente el Dios en quien creemos, y hemos sido capaces de hacer una gran Eucaristía diaria y fraterna, con el único rito que a Dios le gusta: preocuparnos por los demás, que es mucho mas
importante que rezar alguna oración ?del misal??.
Esto lo hemos ido percibiendo un año más en cada uno de los días que hemos convivido y compartido juntos. Hemos llorado, reído y compartido sin ningún temor y sin miedo a ser criticados. Detrás de cada sonrisa y de cada lágrima, estaban sin duda las sonrisas y las lágrimas del Dios de la vida. Hemos aprendido la ternura de Javi, que no paraba de hablar, que en
su sonrisa permanente y en su tirar siempre hacia adelante, nos ha enseñado que reír por encima de todo es importante; y esa misma ternura nos la enseñó en las lágrimas profundas y sentidas de la última tarde, cuando tenía que entrar de nuevo a la horrenda cárcel de Navalcarnero.
Hemos descubierto la cercanía silenciosa de uno de los ?Nicos?? ( porque había dos con ese nombre), que desde su estar cercano, apenas casi sin hablar, nos ha vuelto a hablar de Dios cuando nos ayudaba, se acercaba y nos comentaba cómo estábamos. Hemos compartido la alegría y la esperanza especial en la pareja de Bea y Paco, que también desde el trabajo silencioso y cercano, nos han ido acercando a Dios.
Nos ha enseñado mucho la sonrisa permanente de Upe, que repetía camino este año, y esta vez con su ?hijito??, muy querido, una mujer que por encima de tanto sufrimiento a sus espaldas es capaz de preocuparse siempre de los demás, en el camino y fuera de él; en esa última tarde, al entrar los chavales a la cárcel, también lloraba pero sus lágrimas eran especiales:
?no lloro solo por mi hijo, porque él va a volver a salir mañana de permiso, lloro también por todos los demás, porque ya se meten dentro, y en esas lágrimas de emoción estaba también la emoción del mismo Dios; y junto a ella, su hijo Pablo, un chaval en lo mejor de la vida, que tras cometer un
error ha cogido su vida hacia adelante y ha estado a la altura intentando ver cómo podía echar una mano a cada uno de nosotros.
En la familia de David, hemos visto una familia unida, por el dolor pero a la vez con la vista puesta hacia adelante; David, también silencioso pero presente en los momentos más especiales y necesarios del camino, ayudando en todo momento a su madre Mary y a su tía Pili, pero también a quien lo
necesitara; una familia que se ha puesto en camino con nosotros para aportar lo mejor de sí misma con todos; Mary como madre acompañando no solo a su hijo sino a todos, Pili a pesar de no poder andar, siguiendo adelante en el camino y siempre dando ánimos a todos. La sonrisa de nuestro ?negro?? especial , Jose, que no paraba de animarnos en cada momento, y que detrás de ese cuerpo rudo y que a veces podía dar miedo, escondía la ternura y el cariño de alguien que nos estaba diciendo
que nos necesitaba, detrás de su músculo y su vozarrón fuerte, su debilidad, sus abrazos y sonrisa también de oreja a oreja. Rosi y Angel, también voluntarios de la capellanía y siempre dispuestos a colaborar en todo, Rosi a pesar de no poder caminar por un problema de rodilla desde el principio se apuntó a venir porque quería también compartir esa experiencia que sin duda le hacía bien a ella y todos también nos beneficiaba son su presencia.
El otro Nico, también alegre, nos ha ido compartiendo su vida en el caminar, nos ha ido hablando de su familia, de sus hijos, de lo que pensaba hacer en un futuro. Fredy, de poquito cuerpo, comparado especialmente con el de Jose, nuestro negro amigo, ha caminado también desde el silencio expresivo, desde descubrir que puede cambiar, que está arrepentido, que sabe lo que le ha traído a la cárcel y que quiere intentar cambiarlo. La solidez de otro de los Javis ha sido también importante en
nuestro camino, su aparente seriedad nos ha ido demostrando que la vida es un camino en el que todos nos necesitamos. Juan Camilo, a punto de estrenar su tercer grado, nos iba hablando de su bebé, de sus proyectos de futuro, de su querer comenzar de nuevo una nueva vida.
Uno de los más jóvenes era ?Pipe??, llamado así cariñosamente por todos, y que desde la sonrisa de cada día nos animaba, sin rechistar, sin hacerse notar, pero pendiente de todos, y nos ha hecho también partícipes de sus planes de futuro. La cercanía de Fernando se percibe siempre que estamos con él, es
de las últimas incorporaciones al equipo de voluntarios, y su relación con el mundo de la prisión surgió a raíz de un encuentro con un chaval que se encontró en la calle y que luego también ha pasado varios años en la cárcel; en el camino nos ha transmitido su tranquilidad, su espontaneidad y su vivir cerca de todos. David, vinculado al grupo de los maristas de la
parroquia y de proyecto Espiral, acudió desde el principio cuando solicitamos que pudieran venir personas con nosotros , nos ha hecho partícipes de su futura paternidad y de su hacer de la fe algo presente en su caminar y en su quehacer.
Chema y Pedro, de otra parroquia de Madrid
, Nuestra Señora de la Guía, comprometida también con el mundo de los africanos y de los más necesitados nos han demostrado que la fe no es de unos sino que es de todos, y que lo que importa en la vida es acercarse con sencillez a los otros, porque todos podemos aprender de todos; hay que decir que tienen buen maestro, su cura Jorge les enseña no con
palabras, sino con su vida entregada y gastada, en 18 chavales que han venido en pateras, que otro mundo y otra iglesia son posibles.
Juan vino acompañado de su sobrino, Dani, un muchacho de apenas 21 años que también necesita mucho de los demás, y su tío con todo el cariño del mundo se ha encargado de hacerle ver que la vida se puede vivir de otra manera; el otro día me confesaba que no esperaba esta experiencia, su cercanía a todo el grupo ha sido muy importante, y Juan por eso está
también emocionado por todo lo vivido. Y muy integrado en el grupo, desde su perspectiva personal, Rober, hijo de Asun que ha caminado y estado con todos también desde un silencio expresivo que nos apoyaba.
Nieves, ?nuestra joven de casi 84 años??, tenaz, perseverante, mirando siempre hacia adelante y con tanta fuerza que parece no tener la edad que tiene; su fortaleza física ( siempre llegaba la primera, sin calcetines, y sin quejarse de nada), es sin duda expresión de su fortaleza interior, su
confianza en el Dios que la llamó a ser religiosa y que la mantiene en pie, siempre al lado de los demás. Rahim, nuestro compañero marroquí, nos aportó su fidelidad en la oración y el darnos una imagen nueva sin tabúes de lo que es la fe musulmana, con su presencia hemos descubierto que
nos tiene que unir la misma fe en el ser humano que es lo único
importante.
En Alicia, jurista de la cárcel, hemos descubierto que alguien ? de dentro?? puede estar también preocupada por los chavales, y que se puede confiar en hacer una institución nueva con personas nuevas que crean en la persona y en el ser humano. Asun y Carmen han preparado todo lo relativo a la intendencia del grupo, comidas, albergues, encuentros??. Y su disponibilidad ha sido especial en todo el camino, sin ruido, sin decir aquí estamos sino desde el servicio y el mirar por la buena
marcha de todos.
En definitiva, quién ha sido el importante? Está claro que todos, es evidente que todos hemos podido aportar algo y que ha merecido la pena hacerlo juntos. Para mí siempre es un orgullo poder también llevar a cabo esta experiencia, porque me ayuda a reconocer la presencia de Dios en todo lo que hacemos y compartimos.
Días de compartir y de cariño muy especial, que quizás se puedan resumir con el dolor que supuso la entrada de los chavales a la cárcel, el domingo por la tarde, cuando terminábamos nuestro camino. Es imposible
describir lo que allí vivimos todos, no eran lágrimas huecas, eran lágrimas de corazón, de sentir que algo se nos rompe con aquella despedida. Unos teníamos la suerte de volver a nuestras casas, otros volvían a la cárcel y eso, después de días de libertad resultaba tremendamente duro.
Esto no lo entiende todo el mundo, porque para algunos son ?ñoñadas??, quizás su
orgullo o su mal empleado poder les impide ver lo que es evidente y el Evangelio dice ?Te doy gracias Padre porque ha ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla?? (Mt 11). Las
lágrimas en esa tarde de despedida, como la de tantas lágrimas en Navalcarnero, como las lágrimas de emoción de estos días, son especialmente redentoras.
El papa Francisco dice que el mundo llora pero
?pocos tienen la gracia de saber llorar??, porque ?son precisamente las lágrimas las que nos preparan para ver a Jesús con el corazón. El mismo papa Francisco dice ?solamente cuando Cristo lloro y fue capaz de llorar, entendió nuestras lágrimas, porque ciertas realidades solo pueden verse
con los ojos limpios de lágrimas. En su viaje apostólico a Filipinas, el papa Francisco dijo a los jóvenes: ?al mundo de hoy le falta llorar!
Lloran los marginados, lloran aquellos que son dejados de lado, lloran los despreciados, pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades no sabemos llorar??. Nosotros hemos sabido llorar y reír en estos días, porque hemos sido capaces de compartir desde lo más profundo de nuestra humanidad a veces herida, decaída y necesitada, y precisamente en esa humanidad, un tanto ?crucificada??, se ha hecho presenta la realidad de un Dios pobre y necesitado, también herido y crucificado que nos necesita a todos.
Ojala que la experiencia nos haya
enseñado que la vida de todos, merece la pena, que tiene que seguir adelante, que se puede cambiar y que se puede recomenzar de nuevo, que nada está perdido; ojala que todos aprendamos a quitar de nuestras mochilas lo que no nos vale, y que la ropa limpia vuelva a ser lo que esté presente en ellas.
Familias, chavales de la cárcel, voluntarios de la capellanía, personas de las parroquias?? todos unidos en un mismo fin, con futuro, con alegría y con esperanza, intentando sortear juntos nuestras dificultades. Después de la siete de la tarde de ese 16 de julio del 23 empezaba un nuevo camino, porque EMPEZABA EL CAMINO DE NUESTRA VIDA, , el de cada
día, en el que tenemos también que compartir dificultades, en el que tenemos que ver de quién nos fiamos, y en el que tenemos que descubrir errores para pedir perdón y poder empezar de nuevo.
Y este año un caminante especial, nuestro hermano el papa Francisco, que antes de salir me escribió diciendo que nos deseaba lo mejor, y que saludara en su nombre a todos, él ha caminado a nuestro lado desde decirnos que Dios
nos quiere a todos y que ?Dios perdona todo, el problema es que nosotros nos cansamos de pedir perdón??.
Termino parafraseando unas palabras del asesinado jesuita en el
Salvador, Ignacio Ellacuría, nada menos que para referirse al Santo de América Monseñor Romero, y que lejos de mí intentar parecerme a él, por la imposibilidad que tengo de hacerlo. Ignacio Ellacuría para referirse al paso de Romero por el Salvador decía: ?Con Monseñor Romero, Dios pasó
por El Salvador??. Yo después de este camino que hemos vivido juntos y después de los días que paso por la cárcel diría: ?Con los presos y sus familias, Dios ha pasado y pasa por mi vida cada día??.
Y le doy gracias a Dios profundamente por ello, le pido que sea fiel a la tarea que me ha confiado, que no me canse de abrazar al abatido, de enjugar lágrimas, de hacer proyectos y de sonreír juntos, sabiendo que cada vez que lo hago,
que cada vez que piso la cárcel de Navalcarnero, estoy pisando TIERRA SANTA, TIERRA SAGRADA, TIERRA PASCUAL, porque cada herida de cada persona con la que me encuentro allí es sagrada, o lo que es lo mismo, es signo de la presencia de Dios, que cada ser humano es su auténtica presencia; que Dios está en cada ser humano que sufre y me necesita, y
que eso es lo más sagrado en la vida. Que lo sagrado no son los trajes, los libros, los templos, los días, los objetos?? sino que lo sagrado es cada persona herida que me necesita, que nos necesita. ?Venid a mí benditos de mi Padre porque estuve en la cárcel y vinisteis a verme?? (Mt 25, 36).
Camino de Santiago 9 al 16 de Julio de 2023