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Ya son años que el papa Francisco desvela la perversidad del sistema capitalista, como ningún papa antes de él. Además nos dice que quiénes son los que tienen más capacidad de cambiarlo son las Organizaciones sociales. Eso fue su discurso en 2015 en Santa Cruz de Bolivia. Acaba de repetirlo en un mensaje a los mismas Organizaciones Sociales hace unos pocos días. Pero nosotros, ¿estamos convencidos que este sistema que nos organiza la vida diaria es perverso? Tal vez ahora con el actual gobierno empezamos a preguntarnos por qué motivos estamos en un caos que beneficia a los 1% de ricos y perjudica a los demás 99%.
Ya el papa Juan Pablo 2° lo decía hace más de 40 años: Se trata de un sistema que produce “ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres”. Repetía lo que los obispos latinoamericanos habían escrito unos 10 años antes en el Documento de Conclusión de su reunión latinoamericana en Medellín (Colombia, 1968): Los pobres son “empobrecidos” por un sistema que explota sin límite tanto a los seres humanos como a la naturaleza. El problema no es la pobreza, sino la riqueza, es decir la acumulación de bienes en cada vez pocas manos que despojan a los demás. Por estas razones el papa Francisco insiste en un cambio de este sistema que nos lleva a la muerte.
Pero, ¿creemos que no hay problemas que no podamos superar?… porque una cosa es estar convencido que estamos en un sistema de muerte y otra que tengamos la seguridad que podemos sustituirlo. La fuerza del capitalismo reside en nuestra complicidad con él: Nosotros mismos somos su sustento, porque escuchamos y obedecemos lo que nos dicen los medios de comunicación nacionales e internacionales de manera muy sutil y permanente: “¡El dinero lo resuelve todo!”
Es la gran mentira por la que nos desgastamos la vida inútilmente porque así no vamos a lograr resolver nuestros problemas. O nos dicen: “¡Los que trabajan tienen éxito!” Otra mentira: tal vez lo estemos entendiendo mejor con el presidente que nos gobierno. El se ha hecho rico con el dinero que le hemos confiado libre, voluntaria y generosamente.
Analicemos la gestión de los bancos. ¿A quiénes pertenece el dinero de los bancos? A los ecuatorianos, ¿no es cierto? Nosotros le confiamos nuestro dinero y ellos lo hacen ‘trabajar’. Nos cobran un montón de tasas por los servicios que nos prestan. ¿Se han puesto a pensar cuánto ganan por ejemplo con las planillas de planillas de luz, agua, teléfono, internet cada mes, a 50 centavos cada una? Ya pagamos 2 dólares mensualmente. Si en Ecuador hay 4 millones de familias que tienen una casa o un departamento, cada mes pagamos 8 millones de dólares a los bancos. Al año, ¡96 millones! ¿Quién se da cuenta? ¿Quién protesta
Otro ejemplo de los mismos bancos. Cuando depositamos dinero al banco, nos dan un interés -los economistas serán más precisos- de 4% mensual. Pero si prestamos dinero al mismo banco, ¿cuánto tenemos que pagar mensualmente? de 10 a 30% según la compra que queremos hacer. Por eso: más dinero depositamos, más ganan los banqueros y todavía mucho más ganan si les prestamos dinero… ¿Cuándo no rinden cuentas? Nunca. Y cuando tienen mucho dinero que han ganado con nuestro dinero, lo depositan en lo paraísos fiscales o lo que es todavía más seguro y rentable en los bancos norteamericanos. ¿Quién protesta por esta ‘espectacular’ ganancia de los bancos con nuestro dinero? … ¿Está claro o no? ¡Somos los grandes cómplices de estas ‘fabulosas’ situaciones!
¿Qué tenemos que hacer para cambiar esto? Lo primero es darnos cuenta que un sistema nos organiza toda la vida, y este sistema es el capitalismo. Luego deberíamos informarnos más de cómo funciona. Eso es simple: en 1848 (¿han leído bien? 1848, hace 173 años), un tal Karl Marx lo describió de una manera muy sencilla en un pequeño fascículo llamado “Manifiesto del partido comunista”, porque este señor fue el primero en desentrañar la perversidad del capitalismo.
Es por esta razón que nos han hecho creer que ¡Karl Marx era peor que el diablo!
Y si Karl Marx le da algún recelo, lean “los padres de la Iglesia” (de los primeros siglos de nuestra era cristiana) cuando hablan del dinero. Un “botón para muestra”: “¡El rico es rico por ladrón o por ser hijo de ladrón!” Desde más de un siglo los papas nos describen esta perversidad del capitalismo y han constituido la así “La Doctrina Social de la Iglesia”… Pero, ¿cuántos católicos saben que existe tal Doctrina Social? Y ¿por qué motivos no se habla de ella en las clases de catecismo o desde el púlpito?
Tal vez sea por eso, por tanta ignorancia católica que nos sorprendemos de lo que dice, perdón, de lo que repite el papa Francisco. O también puede ser porque preferimos olvidar lo que dice el mismo Jesús sobre la riqueza y el dinero que tanto anhelamos: “¡Malditos, ustedes los ricos, porque ya tienen su recompensa!” “¡Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que un rico entrar en el Reino de Dios!” Entonces, ¿qué hacer con nuestro dinero? También lo dijo el mismo Jesús: “¡Con ese maldito dinero háganse amigos!” ¿Entendido?
Así comienzan los cambios en nuestras vidas: Hacernos amigos para aprender a vivir y vivir plenamente… Así también se aprende a conocer la perversidad del sistema capitalistas del cual somos los mejores cómplices y encubridores. Así también comprenderemos las invitaciones del papa Francisco: “¡Cambien este sistema de muerte!” Así pasaremos a estar seguro que “¡el cambio comienza conmigo!”