Poco ha tardado la Conferencia Episcopal, a través de su frío y antipático portavoz, en iniciar su ya sistemática campaña de descalificaciones contra el presidente Zapatero, esta vez por haber nombrado ministro de Sanidad al prestigioso profesor Bernat Soria. Acabo de escuchar en televisión las calumnias vertidas por monseñor Camino sobre la figura del ilustre profesor, y me he quedado estupefacto.
Las preguntas se me amontonan en el cerebro: ¿cómo se puede mentir tan cínicamente, calumniar con tanto desparpajo, intentar destruir una reputación profesional consolidada con brillantez y mundialmente reconocida, y quedarse tan tranquilo? ¿Hasta dónde puede llegar la hipocresía de este iracundo prelado?
Permítame una pregunta, monseñor Camino: ¿está usted dispuesto a renunciar, por coherencia, a los avances de la ciencia logrados por científicos como Bernat Soria, en el caso (su dios no lo quiera) de verse necesitado de dichos avances para salvar su propia vida?
No es necesario que me responda.
