Enviado a la página web de Redes Cristianas
Un rey, un alto mandatario o un ejecutivo vestidos como tales, seguramente nos parecerán importantes. Un campesino, un obrero o una limpiadora vestidos como suelen, tal vez nos parezcan vulgares. Un sin techo, un harapiento o un hurgador de contenedores con su imagen habitual, en el mejor de los casos, quizá sean ignorados. Pero, ¿qué pasaría si a todos los desnudáramos? Pues que, de esta guisa, apenas apreciaríamos diferencias sociales y que todos nos parecerían muy poquita cosa.
Pero sigamos desnudando a nuestros supuestos personajes. Probemos a imaginarnos a todos ellos sin piel y lo que a la vista aún escondido queda. ¿Qué tenemos? Unos cuantos músculos, un esqueleto, un saco de vísceras y una masa viscosa repleta de neuronas que es la que nos llena de pretensiones vanas y nos lleva al delirio de transitar por realidades fantásticas y fútiles. En esencia, todos somos: Calaveras con sombrero / Omoplatos con chaqueta / Fémures con pantalones / Metatarsianos con chancletas.
/ Antoñán del Valle ( León)