Buscando superar una celebración desenfocada de la Resurrección de Jesús -- Arnaldo Zenteno, Mesa CEB de Profetismo y Compromiso Ciudadano

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Resurrección31. Viernes Santo sin Vigilia de Resurrección. Para muchos cristianos lo más importante es el Viernes Santo y la entrega de Jesús crucificado hasta dar la vida. Sin duda eso es muy importante, pero está mal si la Resurrección queda en segundo plano. Así se celebra el Viacrucis, las 7 Palabras, el Snto. Entierro, pero no la Vigilia ni el domingo de Resurrección. Se olvida o minimiza que la Pascua es el Paso de la muerte a la Vida. Y con la Resurrección de Jesús celebramos la presencia y el triunfo de la vida en las múltiples y tan variadas formas que se dan, por ejemplo en la lucha por la Paz, en el cuido de la Naturaleza, en el acompañamiento a los Migrantes, en el respeto a los Derechos fundamentales de la Niñez maltratada etc??Con razón Pablo VI y los obispos reunidos en Medellín (1968) proclamaron que la Pascua es el Paso de Dios en el paso de condiciones de vida inhumanas, a condiciones de vida humanas dignas.

2. Resurrección personal de Jesús sin relación con nuestra vida cotidiana. La Resurrección se suele ver también como algo muy importante para Jesús que ha vencido a la muerte y al pecado y con esto hace posible que al final de la vida podamos salvarnos y entrar al cielo con ?l. O sea se ve la Resurrección como un hecho individual de Jesús que tiene repercusiones para nosotros, para nuestra salvación, pero que está desligada de nuestra vida cotidiana. Para muchos cristianos ¿Qué significa la Resurrección de Jesús en la vida de cada día y cómo se celebra y se tiene presente la Resurrección en las devociones, en los planes de pastoral?

3. Resurrección de Jesús desligada de su proclamación del Reino de Dios. Se suele ver también la Resurrección como el triunfo de Cristo, pero suele verse desligada del sueño de Jesús, el Reino de Dios. Es obvio que al Resucitar Dios nuestro Padre a su Hijo Jesús también revindica la causa por la que Jesús dio la vida, y esta es precisamente el Reino de Dios. Y al resucitar a Jesús, el Padre convalida la vida de Jesús, sus palabras, sus acciones, su estilo de vida, su Profetismo o sea su Anuncio y su Denuncia y el por qué entregó la vida. Esto podemos concretarlo en la entrañable relación de confianza con su Padre y en su Opción por los Pobres, en su Misión: el Espíritu me ha ungido para Anunciar la Buena Nueva a los Pobres, la Liberación a los Oprimidos.

4. La Resurrección se ve como Fundamento de nuestra Fe como creencia, pero desligada de la Fe como un Actuar creyente. Con toda razón proclamamos con San Pablo que si Cristo no Resucitó, vana es nuestra Fe y habrían vencido el pecado y la muerte. Pero eso se entiende muchas veces solamente en el sentido que sin la Resurrección de Jesús se desmorona y no tiene justificación de nuestra Fe. Se afirma eso, pero sin unirlo a lo que implica de cambio en nuestra vida el vivir nuestra Fe en Cristo muerto y Resucitado.

5. En la práctica no se subraya en que el Resucitado es el que fue Crucificado. Al hablar de la Resurrección de Jesús muchas veces nos olvidamos de que el que es Resucitado, no solo fue el que murió, sino el que fue crucificado y ejecutado. Dios Padre resucita a su Hijo muerto, ajusticiado como un delincuente. Y al resucitarlo Dios Padre justifica y revindica no solo a Jesús personalmente, sino también a todos los crucificados que han dado la vida a causa de la justicia, de la solidaridad, de hacer el mundo más humano. Y se nos puede también olvidar que celebrar a Jesús resucitado implica el compromiso de procurar bajar de la cruz a tantos crucificados que encontramos en nuestra vida.

6. Contemplamos muchas veces las apariciones de Jesús a los discípulos, sin relacionarlo con nuestra vida. Solemos contemplar los pasajes de las apariciones de Jesús y esto nos da devoción y alegría, pero no siempre relacionamos esto con nuestra vida. Pensamos por ejemplo en los Discípulos de Emaús y como ellos nos arde el corazón al escuchar la Palabra, pero se nos olvida que no reconocieron a Jesús resucitado sino hasta el hospedarlo y compartir el pan y la vida.

7. No sentir hondamente el impacto transformador de la Resurrección.Algo muy importante y que no se destaca demasiado, es el impacto transformador que realiza el espíritu en los Discípulos con la Resurrección de Jesús. Una característica muy importante de esa transformación es su anunció profético tan valiente: ? Al que ustedes crucificaron, es al que Dios Resucitó?? y con frecuencia en los hechos de los Apóstoles se habla de la Parresía, la valentía con que los discípulos y discípulas anunciaron la Buena Noticia de Jesús enfrentando como ?l la persecución y la muerte. Podemos preguntarnos ¿cómo nos transforma a nosotros celebrar la Resurrección y si con Jesús somos Profetas valientes y arriesgados?

8. Veamos y revisemos estos rasgos característicos de las personas transformadas por la Resurrección de Jesús. Para terminar quiero recoger adaptando y completando un poco algunas características que José Ma. Castillo señala como propias de los hombres y mujeres transformados por la Resurrección de Jesús. Con razón Pablo nos invita a ser Mujeres y Hombres nuevos, y esto lo concreta José Ma. en algunos rasgos del tipo de ser humano que surge de la fe en la Resurrección :
1. Actuar como y con Jesús. Son Mujeres y hombres nuevos, no los que «saben que Jesús resucitó», sino los que «actúan como Jesús nos enseñó con su propia vida».
2. Soñar y tener los grandes ideales como Jesús. El tipo de persona que surge de la fe en la Resurrección es un ser humano, que sueña, que tiene ideales de un mundo nuevo y fraterno porque todo lo que defendió Jesús hasta la muerte es, en definitiva, un formidable sueño e ideal el de una sociedad verdaderamente fraternal y solidaria donde se viven los valores del Reino de Dios. El Papa Francisco es muy buen ejemplo de este soñar.

3. Rebeldes e Inconformes. En tercer lugar, el tipo de ser humano que surge de la fe en la Resurrección es un profundo inconformista frente a la realidad tan injusta y contradictoria que tenemos que presenciar todos los días en nuestro mundo y en nuestra sociedad. No se trata solamente del inconformismo frente al pecado, sino además frente a las fuerzas de opresión, de sufrimiento y de muerte que, generan las instituciones con sus dinamismos. Caminar con Jesús resucitado es un llamado a ser Profetas Denunciando con y como Jesús. El Magnificat, el Canto de María, es un claro ejemplo de esta Rebeldía Profética.

4. Actuar ahora, pero también tener la Mirada puesta en el futuro. El tipo de ser humano que surge de la fe en la Resurrección es el ser humano que cree en el futuro de la vida y de la historia y no queda anclado con nostalgia en el pasado. No se trata de mirar solamente el futuro último, el futuro que trasciende a toda historia, sino el futuro histórico, el futuro de la tierra y de la creación, que es el futuro de cuantos trabajan por una humanidad mejor y un mundo más habitable. Es ser Profetas como Jesús Anunciando y construyendo ese futuro que queremos
5. «Un Corazón inquieto» En esta esperanza, el corazón no se evade de este valle de lágrimas hacia un mundo imaginario de gentes bienaventuradas, ni tampoco se desliga de la tierra. La esperanza, no aquieta sino que inquieta, no pacifica sino que impacienta. Paz con Dios significa discordia con el mundo, pues el aguijón del futuro prometido punza implacablemente, clama para que ya en el presente esté dando frutos la semilla de la plenitud que esperamos y soñamos.

Pidiendo y procurando tener esos rasgos, ungidos como Jesús, por el Espíritu Santo, podremos ir caminando como Mujeres y Hombres nuevos, hermanos de Jesús muerto y resucitado, transformados por la fuerza de su Resurrección que sigue presente, actuante, hoy en la vida, en nuestra historia. Y caminaremos unidos a todos aquellos que aun sin conocer a Jesús, luchan por la Paz y la Justicia y Solidaridad, y que caminan también, aún sin saberlo, con la fuerza de Jesús resucitado presente en el mundo.

Arnaldo Zenteno S.J. desde la Mesa CEB de Profetismo y Compromiso Ciudadano. Nicaragua 24 de abril del 2017.

Fuente: Red Mundial de Comunidades Eclesiales