Buenos ciudadanos, tolerantes y libres -- Juan de Dios Regordán Domínguez

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En la sesión de inauguración de unas Jornadas Educativas, los dos primeros ponentes se presentaron diciendo que se habían sentado al revés de como los clasificaban la gente. Dijeron: ?nos hemos sentado a derecha e izquierda??, queriendo dejar claro el mensaje de que, como inspectores de Educación, no debemos presentarnos con ideas partidistas de ?derecha o izquierda??. Continuaron su intervención afirmando que el contenido de las jornadas tenían un eje central: ?La educación como medio para formar buenos ciudadanos??. ?Y para ello hemos de ayudar a que cada niño empiece por aprender a ponerse bien los zapatos, aprender a ser tolerantes y en ese proceso, a través de la vida, conseguir ser personas libres??.

La politización de la educación nunca ha traído beneficios ni buenas consecuencias. Desde una orientación doctrinaria de todas las materias hasta una grave falta de presupuestos económicos para desarrollar una educación de calidad ha sido lo predominante en bastantes de los sistemas y reformas educativas que se han intentado implantar en España. Casi siempre se ha buscado una ruptura total con la etapa anterior, rechazándose todos los avances en cuanto a renovación de métodos pedagógicos y mejora del nivel intelectual de la enseñanza. Parece que se mantiene la tendencia a pretender borrar todo lo que pueda oler a lo que se hacía antes. El progresismo es muy distinto a cambiar el nombre de las calles.

A través de las reformas educativas españolas, se han quedado muchos valores en la cuneta. No se ha educado en una valoración de lo positivo a través de nuestra propia historia. Así podemos afirmar que uno de los errores del postfranquismo ha sido pretender borrar todo lo que recordara, de alguna manera, al dictador. Además de destruir lo malo se arrasó también de lo bueno. Pueden ser ilustrativos algunos ejemplos: Se denostó y truncó una política hidráulica y de trasvase iniciada en la II República, y que Franco continuó para atenuar los déficits de agua en el país. Como algunos creyeron que el hacer pantanos era propio de la dictadura, no había que preocuparse del grave problema del agua.

En nombre del ecologismo progresista se suspendieron los programas forestales también iniciados en la República. Expertos e ingenieros de monte no se atrevieron tampoco a protestar no fuera que los asimilaran al antiguo régimen y ahora tenemos que apagar incendios. Otro valor desechado fue el sistema de estudiantes que formó millares de magníficos técnicos para distintas industrias y actividades. Los creadores y primeros instructores de las Escuelas de Aprendices eran profesionales represaliados por el franquismo y a quiénes se les prohibió ejercer sus titulaciones en la construcción de buques. Gracias a ellos los alumnos de Bazán en Cádiz, Ferrol o Cartagena pudieron llegar a ser muy buenos técnicos cotizados en empresas de toda España y Europa durante los años de emigración.

La figura del ?aprendiz?? está resurgiendo entre las posibilidades de futuro inmediato, aunque existan ciertas reticencias por tener origen en épocas anteriores. Pero la realidad es que El Metal de Asturias necesita y quiere recuperar la figura del aprendiz. En no más de cinco años habrá que cubrir unas dos mil plazas para atender la demanda del relevo generacional de aquellos que se formaron en las antiguas escuelas de aprendices. Se habla mucho y parece que el modelo alemán se presenta como éxito en el sentido en que los alumnos pasan más tiempo en las empresas como aprendices que en las aulas mediante un sistema que está señalado como uno de los pilares del éxito del mercado laboral germano. Pero España debe recordar su historia.

juandediosrd@hotmail.com