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Bucaramanga (Colombia): Curso sobre teologías emergentes del 15-17 de Agosto

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Tamayo3LAICOS CLARETIANOS-BETANIA
Bucaramanga (Colombia)
CURSO SOBRE TEOLOGÍAS EMERGENTES 15-17 de agosto de 2015
Juan José Tamayo, Director de la cátedra de teología y Ciencias de las religiones “Ignacio Ellacuría”. Universidad Carlos III de Madrid

1. Durante la Modernidad la teología cristiana en general, sobre todo la neoescolástica –vinagre del vino espumoso de la Escolástica medieval-, fue, con honrosas excepciones, una disciplina inocua e irrelevante en el concierto de los saberes, a los que apenas prestó atención porque se creía la única y auténtica poseedora de la verdad. Se opuso al clima cultural y filosófico moderno de manera pertinaz, pero sin argumentos, empeñada en vivir en un mundo de certezas que ya no podían sostenerse.

Instalada como estaba en el fundamentalismo en la lectura de los textos bíblicos, de los dogmas y, en general, de los documentos del magisterio eclesiástico (en el caso de la teología católica), y en un lenguaje realista, ajeno del todo al mundo bíblico, se mostró beligerante con los avances científicos. Adoptó una actitud socialmente regresiva, al oponerse a las revoluciones sociales y a los modelos igualitarios que dichas revoluciones proponían, aun cuando muchas de ellas tenían una inconfundible base evangélica y presentaban una clara afinidad con los movimientos medievales a favor de los pobres.

Políticamente se comportó de manera conservadora: defendió el orden establecido y fue contraria a las libertades y a los derechos humanos, legitimó la restauración del ancien régime, olvidando la crítica de Cristo a los príncipes de este mundo y el mandato el servicio: «Sabéis que los son tenidos por jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes los oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos» (Mc 10,42-44).

Por utilizar la experiencia de Kant en su primera época filosófica en la que vivió sumido en el sueño dogmático del que le despertó Hume, me atrevería a decir que también la teología cristiana vivió un largo, casi interminable, sueño dogmático, del que fue saliendo poco a poco a lo largo de los siglos XIX y XX con el recurso a los métodos histórico-críticos, primero, y a los métodos sociológicos y de la antropología cultural para el estudio de los textos fundantes de la fe, y a la hermenéutica tanto bíblica como teológica. Durante siglos estuvo instalada intelectual y vitalmente en una larga etapa de inocencia, o, por utilizar de nuevo el lenguaje kantiano, en una muy prolongada minoría de edad, que consiste en «la incapacidad de servirse de su propio entendimiento sin la guía de otro» y de la que no parecía salir nunca. Minoría de edad que se producía en cuatro ámbitos: el social, el histórico, el étnico-cultural y el de género.

Es a partir de mediados del siglo XIX cuando la teología cristiana parece despertar del sueño dogmático, se torna teología hermenéutica, entra a formar parte del pensamiento crítico, se convierte ella misma en teoría crítica y sale gradualmente del «estado de inocencia», en que estaba instalada siglos atrás. Es en el siglo XX cuando entra en una etapa de madurez caracterizada por una gran creatividad y un amplio pluralismo, como ha demostrado el teólogo italiano Rossino Gibellini en su libro La teología del siglo XX (Sal Terrae, Santander, 1998), donde estudia en profundidad las principales corrientes teológicas del siglo que agrupa en torno a cuatro movimientos:

. La teología dialéctica, continuada por la teología de la palabra; la teología marcada por el giro antropológico.
. La teología centrada en las relaciones entre cristianismo, modernidad, secularización y liberación.
. La teología interculcultural, interétnica e interreligiosa, todavía en sus inicios. . La nueva corriente que ha hecho irrupción es la teología feminista o en perspectiva de género, que pertenece a la familia de las teologías de la liberación y bien puede situarse entre las más prometedoras del siglo XXI. Muchas de estas corrientes están protagonizadas por teólogos y teólogas protestantes.

Hoy la teología cristiana está tomando conciencia de que es un saber parcial y que no lo sabe todo sobre Dios y la religión, lo que le impulsa a operar interdisciplinarmente y a dialogar con otros saberes, sobre todo con aquellos que se ocupan del estudio del fenómeno religioso en toda su complejidad, como son las diferentes ciencias de las religiones: historia de las religiones, filosofía de la religión, fenomenología de la religión, sociología de la religión, antropología religosa, psicología de la religión, etnohistoria, ecología de la religión, etc. Sin por ello renunciar al diálogo con otras disciplinas con las que debe mantener comunicación permanente, como la filosofía, las ciencias sociales y las ciencias de la naturaleza. Se trata de profundizar en el carácter interdisciplinar del discurso religioso que está dando excelentes resultados.

La teología está tomando conciencia también de que no se mueve en el horizonte de la razón pura, sino en el de la razón práctica, que se reconstruye a través de los procesos históricos y reformula sus contenidos fundamentales en los nuevos contextos sociales, políticos, culturales y filosóficos, dentro de la dialéctica tradición-creatividad.

Lentamente, pero con firmeza y decisión, va abriéndose a los nuevos horizontes que le permiten ensanchar su campo de reflexión, otrora demasiado endogámico. Entre ellos cabe citar: el hermenéutico, que es la verdadera gramática de la teología, el interreligioso, el intercultural, el de género, el etico-práxico, el ecológico, el anamnético, el económico, el utópico y el simbólico, horizonte este que me parece el más adecuado de las religiones y de la teología1.

2. Hace más de medio siglo, el teólogo evangélico suizo Karl Barth escribió un texto sobre la creatividad teológica que posee tanta vigencia hoy como cuando fue escrita hace casi medio sigloCreatividad “El trabajo teológico se distingue de los otros –y en eso podría ser ejemplar para toda tarea del espíritu- por el hecho de que aquel que quiere realizarlo no puede llegar a él descansado, desde unas cuestiones ya solucionadas, desde unos resultados ya seguros. No puede continuar el edificio sobre unos fundamentos que ya han sido colocados. No puede vivir de unos réditos de un capital acumulado, sino que se ve obligado, cada día y cada hora, a volver a empezar por el principio… Si la teología no quiere precipitarse en la arterioesclerosis, en el aburrimiento ergotista, su trabajo de ningún modo puede ser rutinario, no puede realizarse en función de un automatismo”. (Algunos teólogos t, además de arterioesclerosis, padecen de tortícolis de tanto girar el cuelo, hacia el Vaticano) (Karl Barth, Introducción a la teología protestante, Barcelona, 1962).

3. En el contexto de la creatividad teológica, a la que invita Karl Barth, hay que situar las teologías emergentes, que son el objeto de este curso. Por teologías emergentes entiendo aquellos discursos religiosos que se desarrollan con nuevos sujetos teológicos, que rompen con el estereotipo del sujeto supuestamente universal, pero en realidad local y parcial: blanco, occidental, heterosexual, creyente (cristiano, católico) ser humano, varón, ilustrado…

Dicho estereotipo ha sido considerado como “lo normal”, “lo natural”, elevado a la categoría de “sagrado” e identificado con la voluntad divina y, por tanto, inmutable y válido para todo tiempo y lugar. Las teologías emergentes “desnormalizan”, “des-naturalizan” y “desacralizan” lo considerado “normal”, “natural”, sacral” y “divino”.

4. Los sujetos emergentes que han ido surgiendo durante el último medio siglo son:
. Los pobres, que han dado lugar a la teología de la liberación.
. Las mujeres, que han generado la teología feminista.
. Las comunidades indígenas, que han dado lugar a las teologías indígenas de la liberación.
. Las comunidades negras, que ha activado la teología negra de la liberación.
. Las nuevas identidades sexuales, homosexual, bisexual, transexual, intersexual, que ha creado las teologías homosexuales, queer…
. Las “otras religiones”, que ha llevado al nacimiento de la teología del pluralismo y del diálogo interreligioso e intercultural.
. La tierra sometida a explotación, que es reconocida como sujeto, que hadado lugar a la teología ecológica.

. La política, excluida de la teología por su supuesta neutralidad, que ha sido incorporada como una de sus dimensiones fundamentales e irrenunciables del discurso teológico, ha dado paso a la teología política.
. La economía, excluida de la esfera religiosa por considerarla propia de mercaderes, ha sido incorporada a la teología como elemento fundamental de la existencia material humana en defensa de la vida.
. etc., etc.
4. El nuevo fenómeno que se ha producido es la emergencia del otro, de los otros, de la otra, de las otras en la vida de las iglesias, de las personas creyentes, de la vida cívica, de la vida de los propios teólogos y teólogas y de la propia metodología teológica.

Tal emergencia provoca malestar, desazón, crea complicaciones y conflicto en las propias instituciones religiosas, que desembocan en condenas, sanciones, persecuciones y enrocamiento en posiciones tradicionales neoconservadoras, ultraconservadoras e incluso integristas. Ejemplos: el caso de Sucumbíos (diócesis de Ecuador), las condenas contra la teología latinoamericana de la liberación, las condenas contra la teología asiática de Tissa Balasuriya, de Tony de Mello, contra la teología del pluralismo religioso (Jacques Dupuis), contra la teología feminista…

5. ¿Por qué dicho malestar y tantas complicaciones?
Porque cargar, encargarse y hacerse cargo de la otreidad, considerar a los otros, a las otras como sujetos no es solo incorporar lo diferente manteniendo la misma estructura vital, religiosa y epistemológica (ese es lo que sucede con el discurso de la práctica de la inculturación). Consiste en incorporar la otreidad” en la vida de las comunidades humanas, en los grupos religiosos, y en sus correspondientes discursos éticos, filosóficos, teológicos y asumir los desafíos hermenéuticos y eclesiales (en el caso del cristianismo) que plantean unos sujetos hasta ahora acallados, cuando no humillados, negados, anulados, envilecidos, en suma personas y grupos humanos sobrantes, no nombrados, inexistentes (Althaus-Red, 2008, 114-115).

El sujeto “otro, otra” carecen de representación en el sistema que ha generado su exclusión real y simbólica de la teología hegemónica. Es un subalterno/a.

6. La incorporación del otro como sujeto pleno no se reduce a un simple cambio temático, sino que exige y demanda:
– una crítica de la metodología teológica hegemónica por ser, ex expresión de Marcella Althaus-Red, “abortiva”, ya que mata las potencialidades de la vida real de los otros/as en los ámbitos religiosos al ser excluidos de los ámbitos de responsabilidad y ser considerados como personas sumisas a las órdenes del sistema religioso imperante y consumidores de los productos religiosos.

7. Los otros/as, discriminados en razón de su género, etnia, procedencia geográfica, cultura, religión, clase social, sexualidad, etc., gritan, claman a Dios y le piden justicia por los crímenes cometidos contra ellos por las ortodoxias de todo tipo en connivencia mortífera: políticas, económicas, sociales, culturales, étnicas, religiosas, etc., que se traducen en capitalismo, colonialismo, indigenismo, patriarcado, depredación de la naturaleza, fundamentalismo religioso y cultural, cientismo, orientalismo, etc.

Teológicamente, y desde las mejores tradiciones utópicas, igualitarias, liberadoras, respetuosas de la diferencia, los otros/as, las personas desposeídas de su dignidad, las personas consideradas subalternas –especialmente las mujeres- no se sitúan al margen de la revelación, de la epistemología y de la teología. Todo lo contrario, son, en expresión de Marcela Althaus-Red, “el horizonte de la revelación en la Iglesia, y la revelación es una cuestión epistemológica” (Althaus-Red, 2008, 116). Yo diría más: son el sujeto privilegiado de la revelación, de la Iglesia y de la teología.

8. La perturbación, la alteración de roles y la des-ubicación causadas por los nuevos sujetos teológicos y la correspondiente desviación, e incluso, negación de las supuestos universalistas en que se sustentaba el sujeto teológico tradicional, han llevado derechamente a cuestionar las tendencias teológicas coloniales nort-atlánticas y a elaborar teologías decoloniales.

9. Además de contribuir a la liberación de las personas y colectivos subalternos de las múltiples opresiones de que son objeto y de afirmar su identidad abierta a otras identidades, el objetivo final de estas teologías es “liberar al mismo Dios de las estructuras ideológicas de la opresión que el cristianismo ha construido históricamente en torno a la idea de sagrado, la interpretación de las Escrituras y la visión de cómo debe ser la Iglesia” (Althaus-Red, 124). O siguiendo al místico medieval Meister Eckhardt, liberar a Dios de Dios, que Dorothee Sölle traduce como “liberar a Dios del Dios del Patriarcado” y que yo re-traduzco como “liberar a Dios del Dios del fundamentalismo, del mercado, del imperialismo, de la violencia religiosa”.

10. Teologías emergentes
Nueva teología política: desprivatización y dimensión sociopolítica del cristianismo y obediencia a las víctimas. Johan Baptist Metz, Jürgen Moltmann.
Teología latinoamericana de la liberación: teología fundamental, nueva forma de hacer teología, mediación socio-analítica, principio-liberación, principio-misericordia, opción por los pobres como verdad teológica, actitud espiritual y actitud ética. Gustavo Gutiérrez, Juan Luis Segundo, Hugo Assmann, Enrique Dussel, Leonardo Boff, Ignacio Ellacuría, Jon Sobrino, Pablo Richard, José Míguez Bonino, Sergio Arce…

Nuevas tendencias en la teología latinoamericana de la liberación: teología feminista, ecofeminista, teología indígena-sumak kawsay, teología afrodescendiente, teología del pluralismo religioso, teología ecológica, teología campesina, teología económica… Elsa Tamez, Ivone Gebara, María Pilar Aquino, Franz Himkelammert, Julio de Anta Ana, Leonardo Boff, Paulo Suess, Eleazar López, Antonio –Aparecido da Silva, Aníbal Cañaveral.
Teologías feministas, ecofeministas. Elisabeth Cady Stanton, Mary Daly, Dorothee Sölle, Rosse Mary Ruehter Radford, Elisabteh Moltmann-Wendel, Catherine Kalkes, Elisabeth Schüssler-Fiorenza, Elisabeth Johnson…

Teología africana negra de la liberación: tendencias. Meinrad P. Hebga, Fabien Eboussi Boulaga, Mveng, Ela, Éloi Messi Metogo,
Teología contextual sudafricana y la filosofía ubuntu. Etapas. Desmond Tutu, Albert Nolan, Gerald West.
Teología negra de la liberación en USA. James Cone,
Teología asiática de la liberación, en diálogo con las religiones: budhismo, hinduismo: Amaladoss, Aloysius Pieris, Tissa Balasuriya, Felix Wilfred….
Teología islamo-cristiana de la liberación. Líneas fundamentales: religioens de la misma familia (monoteístas, abrahámicas, proféticas, reveladas, del Libro; del Dios de la guerra al dios de la paz; monoteísmo ético; mística y sufismo; economía al servicio del ser humano (contra el lucro, la usura y la idolatría); diálogo entre religiones, culturas y creencias: razones para el diálogo

Teología desde la pluralidad de identidades sexuales: lesbiana, gay, queer. Mary Hunt, Marcela María Althaus-Red, Judith Butler, James Alison.

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