EEUU lee erróneamente la política mundial de Brasil.-Immanuel Wallerstein
La Jornada
Cuando alrededor de 1970 Estados Unidos se percató por vez primera de que su dominación hegemónica era amenazada por la creciente fuerza económica (y por ende geopolítica) de Europa occidental y Japón, cambió su postura, buscando evitar que asumieran una posición demasiado independiente en los asuntos mundiales.
Estados Unidos dijo, en efecto, aunque no con palabras: hasta ahora los hemos tratado como satélites, les hemos requerido que nos sigan sin cuestionamiento alguno en la escena mundial. Pero ahora son ustedes más fuertes. Así que los invitamos a ser socios, socios menores, que tomarán parte con nosotros en la toma de decisiones colectiva, siempre y cuando no se alejen demasiado por cuenta propia. Esta nueva política estadounidense se institucionalizó de múltiples maneras –notablemente con la creación del G-7, el establecimiento de la Comisión Trilateral y la invención del Foro Mundial Económico de Davos como espacio de encuentro de la «amigable» elite mundial.
El objetivo principal de Estados Unidos era desacelerar la decadencia de su poder geopolítico. La nueva política funcionó tal vez durante 20 años. Finalmente la deshicieron dos eventos sucesivos. El primero fue la desintegración de la Unión Soviética en 1989-1991, que desmanteló el argumento principal que Estados Unidos había usado con sus «socios», de que no debían ser demasiado «independientes» en el escenario mundial. Y el segundo evento fue el militarismo macho unilateral y autoderrotado del régimen de Bush.
En vez de restaurar la hegemonía estadounidense, resultó en el devastador fracaso de Estados Unidos en 2003, cuando no pudo conseguir el respaldo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para su invasión de Iraq. Las neoconservadoras políticas de Bush fueron un absoluto tiro por la culata y convirtieron el lento declinar del poder geopolítico estadounidense en una precipitada caída. Hoy, casi todos reconocen que Estados Unidos ya no tiene la influencia que alguna vez tuvo.
Uno pensaría que Estados Unidos podría haber aprendido algunas lecciones de los errores del régimen de Bush. Pero parece que hoy está intentando repetir el mismo escenario con Brasil. No pasarán 20 años para que este intento se desmadeje.
La principal jugada geopolítica que Obama ha emprendido es convertir la reunión del G-8 en una reunión de un G-20. El grupo crucial que fue añadido a la reunión son los llamados países del BRIC, que otros han llamado los países «emergentes». BRIC son las siglas de Brasil, Rusia (ya incluida en el G-8), India y China.
Lo que Estados Unidos le está ofreciendo a Brasil es «asociarse». Esto está muy claro en un informe reciente de un Grupo de Trabajo del Consejo de Relaciones Exteriores titulado US-Latin America Relations: A New Direction for a New Reality [«Las relaciones Estados Unidos-América Latina: una nueva dirección para una nueva realidad»]. El Consejo de Relaciones Exteriores es la voz del establishment centrista, y este informe probablemente refleja el pensamiento de la Casa Blanca.
Hay dos frases cruciales en este informe en lo que respecta a Brasil. La primera dice: «el Grupo de Trabajo considera que profundizar las relaciones estratégicas con Brasil y México y reformular los esfuerzos diplomáticos con Venezuela y Cuba, no sólo establecerán una mayor interacción fructífera con estos países, sino que también transformará positivamente las relaciones Estados Unidos-América Latina».
Y la segunda frase del documento aborda directamente a Brasil: «El Grupo de Trabajo recomienda que Estados Unidos construya su colaboración existente con Brasil en lo que respecta al etanol para desarrollar una sociedad más consistente, coordinada y amplia que incorpore un amplio rango de asuntos bilaterales, regionales y globales».
Este informe se publicó en 2009. En diciembre, el Centro de Relaciones Exteriores organizó con la Fundación Getulio Vargas un seminario sobre el «Brasil emergente». Por coincidencia, el seminario se realizó justo en un momento en que ocurrían la crisis política hondureña y la visita del presidente Mahmud Ahmadineyad a Brasil. Los participantes estadounidenses en el seminario no hablaban el mismo lenguaje que los brasileños.
Los estadounidenses consideraban que Brasil debería actuar como una potencia regional, es decir, como un poder subimperial. Los participantes estadounidenses no podían entender la desaprobación de Brasil hacia los nexos militares y económicos de Colombia con Estados Unidos. Pensaban también que Brasil debería asumir algunas responsabilidades en el mantenimiento del «orden mundial», lo que significaba unirse a Estados Unidos en su presión sobre las políticas nucleares de Irán, mientras los brasileños sentían que la posición estadounidense respecto de Irán era «hipócrita». Finalmente, aunque los participantes de Estados Unidos miraban la Venezuela de Chávez como «lejos de ser democrática», los brasileños hacían eco de la caracterización de Venezuela que hace el presidente Lula al decir que sufre de «un exceso de democracia».
En enero de 2010, Susan Purcell, una analista estadounidense conservadora, publicó en el Miami Herald una crítica a la política de su país respecto de Brasil, y le llamó «pensamiento ilusorio». Bien puede tener razón. Desde su punto de vista, «Washington necesita repensar sus suposiciones acerca del grado en que puede depender de Brasil para lidiar con problemas políticos y de seguridad en América Latina en modos que sean compatibles con los intereses estadounidenses».
También en enero, Valter Pomar, secretario de Relaciones Internacionales del Partido de los Trabajadores, el partido de Lula, dijo que la intención estadounidense de constituir un G-20 era «una tentativa de absorber y controlar los polos alternativos del poder… una tentativa de mantener la multipolaridad bajo control». Él insistió en que, ante el conflicto entre respaldar los intereses capitalistas en el mundo como poder subimperial y respaldar «los intereses democrático-populares», Brasil terminaría asumiendo esta segunda postura.
Dada la mayor fuerza de Europa occidental y Japón a principios de los años 70, Estados Unidos les ofreció promoverlos al estatus de socios menores. Francia y Alemania optaron por proseguir más todavía hacia un papel independiente en el mundo en 2003. Y Japón, en sus elecciones nacionales de 2009 y su elección de alcaldes en Okinawa en 2010, parece optar por lo mismo ahora.
Dado su incremento en fuerza, a Brasil le ofrecieron ser socio menor apenas en 2009. Parece que insistirá en un papel independiente en el mundo, casi de inmediato.
Traducción: Ramón Vera Herrera
Fuente:http://www.jornada.unam.mx/2010/02/06/index.php?section=opinion&article=016a1mun
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=100024
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BRASIL O MAIS GRANDE DO MUNDO…
«Se todos quisermos, poderemos fazer deste país uma grande nação. Vamos fazê-la.» Tiradentes
Montevideo, 10 de febrero de 2010 – Gabriel Sánchez
En primer lugar digámoslo con todas las letras, el futuro de la humanidad dependerá de si los pueblos son capaces de emerger y determinar el camino que sus gobiernos llevarán adelante, o si el grupo plutocrático dominante impone sus criterios, continuando como hasta ahora en una cultura capitalista neoliberal, absolutizando sus dinámicas hasta el grado de convertirlo en una verdadera religión, con su liturgia y con sus sacerdotes… este protagonismos de los pueblos tiene particular importancia en los países emergentes (Brasil, Rusia India, y China – BRIC)…
En esta perspectiva dentro del capitalismos surgen dos polos (EE.UU., Canadá y la Unión Europea por un lado y los países BRIC por el otro) han quedado como potencias antagónicas en el plano económico China y Estados Unidos, concientes ambas de la importancia capital de las reservas de petróleo, han competido por las mismas desde Asía a Latinoamérica y muchas conductas aparentemente inexplicables de ambas, están marcadas por esa competencia…Estados Unidos pretende mantener su papel hegemónico y para ello ha desarrollado una agresivas políticas militarista, armamentista e intervencionista…con matices neocolonialistas
Estados Unidos ha tratado de cooptar a Brasil, reconociéndolo el rol de potencia subimperial e impulsando su liderazgo dentro de América Latina, sin embargo, es cierto, la política exterior de Brasil no siempre se esta alineando con los intereses estadounidense…
Ahora bien la perspectiva sobre la posición de Brasil del gran Immanuel Wallerstein, es la que la inmensa mayoría de los sudamericanos deseamos y representa para nosotros una esperanzadora perspectiva… No obstante debemos hacer algunas observaciones utiles, que nos permiten matizar sobre la eventual posición de Brasil, el actual gobierno brasilero se ha ido distanciado en sus políticas de los movimientos y organizaciones sociales y populares, su política “elástica” con respecto a explotaciones que devastan la floresta de la Amazonas hizo que la gran luchadora que es Marina Silva renunciara a su cargo ministerial y lo ha dejado enfrentado a una de las principales reivindicaciones del movimiento indoamericano Amazónico…
Igual de grave ha sido su conducta con respecto a la reforma agraria, a tal punto que ha ido cediendo al lobby oligárquico empresarial brasilero asociado a las multinacionales de siempre, el verdadero control de las políticas de producción y comercialización …Permitiendo que las empresas agroindustriales se apoderen de terrenos públicos (que se esperaba fueron repartidos) y en algún caso se enfrenten por los mismos directamente con el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra y ha autorizado a que estas oscuras organizaciones empresariales tengan un verdadero ejercito…que ha ejecutado (cuando se dispara sobre gente desarmada-es una ejecución) a varios militantes del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra…Con la tragedia humana que eso significa…
La ausencia del Estado en regular el derecho, poniéndole limite a esas empresas para proteger la más grande riqueza de un país (su gente) y la prácticamente cooptación de la Justicia por esta nueva clase dominopresora del Brasil, los ha transformado en el verdadero poder de Brasil…
Mucho confiamos que Marina Silva y el movimiento sociopolítico reunido alrededor de su candidatura logre espacios lo suficientemente amplios como para influir fuertemente en las futuras políticas que Brasil llevará a cabo…Pero debemos ser consientes que el actual presidente de Brasil, ha permitido que las empresas brasileñas desarrollaron un subimperialismo que perjudica notoriamente a otros pueblos del sur (el ejemplo más notorio son las represas en Paraguay), transformando la pobreza de otros pueblos, en donde empresas o intereses brasileros extraen riqueza, en riqueza que fluye hacia el país norteño…
También es de destacar que legitimo con su presencia y con su firma el credo del consenso de Londres (G20), que entroniza el credo neoliberal y ha bregado por su aplicación, incluso en la velada amenaza que se hace a los países del tercer mundo sobre la regulación del comercio exterior… El mismo en Brasil, coherente con esta posición ha desregulado lenta pero inexorablemente en materia laboral y si bien contradijo notoriamente en Honduras a la administración demócrata, de no haberlo hecho, daría a el Alba el liderazgo de tal lucha, que seguramente nuclearia a los países no alineados a su lado y sin embargo haciéndolo, tuvo la ¿ingenuidad? …
De expresar vía diplomática a Estados Unidos que se sentía molesto por el reconocimiento al gobierno de Lobo, pero su oposición fue de guante blanco…con Estados Unidos… Lo cierto es que no ha hecho mucho para detener a los diversos planes desestabilizadores de EE.UU., incluso en el plano internacional, la situación Honduras, parece estar en un silencioso impasse…al que Brasil ha contribuido con su “tranquilidad” sobre el tema…
Destacamos además que no me queda nada claro, si a este gobierno brasilero se le ofrece un puesto permanente en el consejo de seguridad, que el mismo esté dispuesto a impulsar la necesaria reformulación de la ONU, que debe hacerse…
En resumen desde mi modesta perspectiva, me ofrece muchas dudas que efectivamente se verifique lo dicho por Valter Pomar y ante la disyuntiva de “tener de elegir entre respaldar los intereses capitalistas en el mundo como poder subimperial y respaldar «los intereses democrático-populares», Brasil efectivamente terminaría asumiendo esta segunda postura.”
En esto finalmente esperamos que con la concientización, organización y lucha, el movimiento popular, se logre movilizar a las mayorías del pueblo Brasileño y este influya decisivamente sobre la posición del Gobierno, con la finalidad de sumarse, a “los intereses democráticos-populares), especialmente en las cercanías de la elección de un futuro gobierno…
(Información recibida de la Red Mundial de Comunidades Eclesiales de Base)