Brasil. Comunicado de 111 sacerdotes católicos en vísperas de las elecciones

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

1. Sobre el actual momento brasilero
COMUNICADO BIEN INTERESANTE DE 111 SACEREDOTES CAT?LICOS, EN VÍSPERAS DE LAS ELECCIONES. Sacerdotes de varias diócesis y algunos pocos de congregaciones religiosas
Breve reseña sobre Iglesia y contexto político

1 ? la Iglesia en Brasil y su papel en el proceso de redemocratización.
Somos un grupo de padres católicos que teme por el destino de su país. En el corriente año de 2018, el pueblo brasilero se prepara para escoger y elegir a su nuevo presidente de la Republica. El voto directo y libre fue una conquista, a duras penas, de la población brasilera. Como pastores del pueblo de Dios, queremos rememorar brevemente, nuestro reciente pasado político y la actuación de la Iglesia Católica y de muchas iglesias evangélicas en medio de la crisis oriunda con el fin de la democracia.

Después de pasar por un régimen de excepción, en que los militares comandaron e instalaron una dictadura en Brasil durante un periodo de 20 años (1964-1984), la democracia nuevamente, encontró un lugar en nuestro suelo. Cuando el golpe cívico-militar fue dado en 1964, gran parte de la jerarquía católica y mucho grupos de la iglesia evangélica la endosaron, por miedo al ?comunismo??, amenaza fantasiosa, pero que sirvió de disculpa para derrocar la frágil democracia de entonces.
No demoró mucho tiempo para que en los diversos sectores de la Iglesia, tanto los laicos, como el clero, se percibieran los horrores del sistema dictatorial que persiguió, torturó y mató brasileros bajo la acusación de subversión y de atentar contra la seguridad nacional. La idea de ?nación?? o ?Estado??, como otrora vimos en regímenes totalitarios, permitió que los gobernantes no se incomoden en pasar por encima de los derechos humanos; derechos inherentes a cada hombre y mujer desde su nacimiento hasta su fin natural.

En otro momento histórico, la Iglesia estaba todavía celebrando el Concilio Vaticano II, que trajo la reconciliación entre la fe católica y la modernidad, y que logró para los cristianos la ?forma?? actual de la Iglesia. El concilio no fue apenas un evento, este forjó el ?modo?? de ser Iglesia hoy.
En 1968, los obispos latinoamericanos se reunieron en Medellín, Colombia, para aplicar el Concilio en la realidad de América Latina. La conferencia, abierta por el Papa Pablo VI, discutió temas preminentes para el contexto latinoamericano. La Iglesia entendió que precisaba ?respirar la historia??, mientras miraba para la escatología. La cuestión social fue central. Al final, como hablar de amor de Dios en unos continentes donde millares pasan hambre, son oprimidos, son destituidos de sus derechos básicos, son ?descartados?? por el sistema económico y político? Esa interrogación sonó fuerte en el corazón de nuestros pastores.

La Iglesia en Brasil, específicamente, busco encarnarse en la realidad vivida por el pueblo más simple y sufriente. Grandes obispos, que todavía hoy nos iluminan con sus testimonios de vida, fueron instrumentos de una nueva consciencia de Iglesia. A saber: Don Hélder Câmara, arzobispo de Olinda y Refice; Don Pedro Casaldáliga, obispo de la Prelatura de São Felix de Araguaia; Don Ivo Lorscheiter, obispo de Santa Maria y su primo Don Aloísio Cardeal Lorscheiter, arzobispo de Aparecida; Don Tomás Balduíno, obispo de Goias, Don José Maria Pires, arzobispo de Paraiba; Don Antonio Batista Fragoso, obispo de Cratéus; Don Adriano Hypólito, obispo de Nova Iguaçu, Don Mauro Morelli, obispo de Duque de Caxias; Don Angélico Sândalo Bernardino, obispo de Blumineau; Don Luciano Mendes de Almeida, arzobispo de Mariana, y, en, la arquidiócesis de São Paulo, Don Paulo Cardeal Evaristo Arns, son ejemplos de pastores que levantaron sus voces por la libertad del pueblo y por los derechos humanos en medio de la dictadura militar.

Por eso, nos enorgullecemos en decir que la Iglesia Católica en Brasil fue una de las grandes propulsoras en el proceso de redemocratización del país. Ese proceso fue sellado con la Constitución Federal de 1988. El Brasil, finalmente, se libraba de las amarras de una dictadura que, corrupta y mentirosa, retiró del pueblo el derecho básico a la libertad. Nuestra frágil democracia renacía.

2 ? El contexto actual y el peligro para la democracia.
Como es sabido, una ola de conservadurismo barre el planeta y lanza sombras por Europa, América del Norte y América Latina. El contexto brasilero ha enfrentado manifestaciones de odio y de incentivo a la violencia que ha dejado preocupada a gran parte de la población y nosotros, padres, tenemos el deber de custodiar y pastorear el pueblo de Dios. Algunos obispos también se han manifestado y, por eso, son violentamente atacados.

En 2016, la entonces presidenta de Brasil, Dilma Rouseff sufrió un impeachment. Su vice, Michel Temer, asumió el cargo de presidente de la Republica e inicio tentativas de reformas, muchas de ellas perjudiciales para los más pobres. Denunciado por corrupción y obstrucción de la justicia, el actual presidente fue ?blindado?? por la Cámara de Diputados y no pudo ser investigado. Brasil vive una gran inestabilidad financiera, política y ética.

La crisis ética, posiblemente, es el fusible para el estallido de una embestida extremista en el país. Cansada de tantos escándalos de corrupción, la población brasileña se está volcando, mayoritariamente, hacia un extremismo, que llega a las bahías del fascismo. Surgen en los medios laicos, pero también religiosos, discursos bastante fuertes, que relativizan los derechos humanos y la propia democracia.

La figura clave de este movimiento es el candidato a la presidencia de la República, Jair Messías Bolsonaro. Bolsonaro, o simplemente «el Mito», como es llamado por sus electores y seguidores, está en la vida pública hace más de 27 años. Siendo autor de 176 proyectos legislativos, logró la aprobación de apenas 2 de ellos. Ex-militar, Bolsonaro posee un discurso extremadamente intolerante y autoritario. Contempla el uso de las fuerzas armadas para controlar lo que él llama «situaciones de caos» y, cree que el cierre del Congreso sería aplaudido por los brasileños.

Dueño de palabras como: «Somos un país cristiano. ¡Dios por encima de todo! No existe esa historia de Estado laico. Es un Estado cristiano. Vamos a hacer un Brasil para las mayorías. Las minorías tienen que inclinarse hacia las mayorías. Las leyes deben existir para defender a las mayorías. «Las minorías se adecuan o simplemente desaparecen» (10/02/2017 – Comicio público), Bolsonaro, actualmente ligado a las Iglesias evangélicas, alienta el fascismo impregnado en la población.

Cuando miramos el fascismo, como movimiento político-ideológico, encontramos elementos que se repiten en el actual momento de nuestro país: la idea de un Estado no laico, donde la religión cristiana se imponga; la visión de que el Estado es mayor que los derechos individuales previstos por la constitución (El lema de Bolsonaro es: «Brasil por encima de todo, Dios por encima de todos»); la ilusión de un líder que pueda «salvar» al país de las crisis económica y ética; la comprensión de que la democracia no es la garantía de los derechos básicos del ser humano, sino de que es un sistema donde la mayoría debe mandar y las minorías (étnicas, religiosas, sexuales, políticas, etc.) deben ser serviles o aniquiladas; la resurrección de la «histeria anticomunista», que fue y es usada como justificación para un régimen autoritario; el endoso de la lógica neoliberal, sin preocuparse por los graves efectos de una economía de exclusión; la incitación al odio y el desprecio de grupos minoritarios y siempre marginados como los pobres y habitantes de las favelas, los indígenas, los negros y los quilombolas, los LGBT?s, los inmigrantes, y demás minorías, que con mucho costo, alcanzaron derechos básicos; la ideología del armamento de la población y el refuerzo de la política popular del «bandido bueno es el bandido muerto»; la despreocupación con la Amazonia y con las poblaciones indígenas locales, siendo que desconsidera la demarcación de las reservas indígenas como algo extravagante e innecesario.

Ante la bestialidad de un discurso que hipnotizó gran parte de la población brasileña, las instancias democráticas temen que tiempos de una política extremadamente excluyente se está acercando. Muchos intelectuales e instituciones democráticas se preocupan incluso con la posibilidad real de un nuevo golpe de Estado articulado con el Ejército para la implantación de una nueva dictadura.
3 ? Tenemos voces proféticas?

Muchas son las voces proféticas que se están levantando para alertar esos peligros a la población. Juristas, intelectuales liberales, artistas, religiosos, universidades y tantas otras instituciones y personas, en Brasil y en todo el mundo, están en alerta para lo que pueda suceder con la elección de Jair Messías Bolsonaro. Dentro de la Iglesia Católica, sacerdotes y obispos se han levantado para denunciar el peligro que todos estamos corriendo. A pesar de ello, aún se percibe un «silencio» de la mayoría de los obispos. Y desgraciadamente algunos obispos y muchos sacerdotes hacen propaganda clara y abierta por la candidatura de la extrema derecha.

La dirección de la CNBB (Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil) fue tildada por muchos católicos de «comunista», por publicar criterios fundamentales para el discernimiento, por ponerse en contra del uso de la violencia y por intervenir en temas delicados cuando los derechos básicos de los derechos los brasileños más pobres estaban siendo asaltados. Recientemente, en una entrevista en línea, Bolsonaro afirmó que el CIMI (Consejo Indigenista Misionero) y la CNBB son «la parte podrida de la Iglesia Católica». Desgraciadamente, pocos obispos se manifestaron y hubo quien, entre nuestros sacerdotes y laicos, apoyaron esa afirmación.

Por lo tanto, conscientes de nuestro deber de pastores del pueblo de Dios y temerosos de ser omisos ante el mal que está amenazando con caer sobre nuestro país, nosotros, sacerdotes diocesanos y religiosos, de diferentes partes de Brasil, hemos decidido alzar nuestra voz para, proféticamente, denunciar la diabólica ideología que, en ese exacto momento, amenaza la imagen de Dios que está esculpida por el Creador en cada ser humano, especialmente, en los más sufridos y olvidados.

La opción preferencial por los pobres, formulada por la actitud profética de la Iglesia latinoamericana y que se ha convertido en un luminar de la Doctrina Social de la Iglesia universal, necesita ser redescubierta y expresada por los pastores del pueblo de Dios como criterio evangélico (Mt 25,31-46) para la salvación de todos los hombres y mujeres. La defensa de la dignidad humana, desde su concepción hasta su fin natural, necesita ser «gritada sobre los tejados» y los derechos humanos no pueden sufrir un retroceso.

El Dios de la vida, el Dios que en Jesucristo se reveló como fuente de vida, libertad y justicia para todo género humano y de toda la creación, es un Dios cuya esencia es amor. De Cristo, que sólo supo amar, aprendemos la misericordia, la compasión y el compromiso liberador hacia los oprimidos. Que nuestras palabras puedan ser escuchadas y sentirse como una petición de socorro. No una petición de socorro para nosotros, sino para el pueblo. Para el pueblo que hipnotizado abandona a sus pastores para seguir al lobo y al pueblo estigmatizado, que podrá tener sus ya tan menguados derechos cercenados.

La Iglesia sabe que su deber profético no es oriundo de una ideología, sino del compromiso con el Evangelio. En ese sentido, resaltamos que no se puede construir una sociedad sin que estemos dispuestos a dialogar, comprendiendo las diferencias y asumiendo el valor de ser una comunidad pluricultural. Por eso, recordamos lo que la propia CNBB dice en una nota reciente sobre los comicios electorales: «Exhortamos a que se depongan armas de odio y de venganza que han generado un clima de violencia, estimulado por noticias falsas, discursos y posturas radicales, que ponen en riesgo las bases democráticas de la sociedad brasileña. Toda actitud que incita a la división, la discriminación, la intolerancia y la violencia, debe ser superada. Por tanto, invistámonos del amor y de la reconciliación, y andemos el camino de la paz. «(Nota de la CNBB: Segundo turno de las elecciones de 2018).

Que nuestra Iglesia, ministros y fieles, puedan discernir el camino del Evangelio y en estas elecciones puedan ayudar a los hermanos y hermanas del pueblo a votar por la Democracia y la Paz. El Señor Jesús que dijo: «He venido para que todos tengan vida y vida en abundancia «(Juan 10, 10) bendecir y conducir a todos en el camino de la vida.