El 15M ha logrado para la deportación de Sid Ahmed Bouziana a Argelia, quien desde ayer vive en libertad.
Crónica de estos once días a las puertas del CIE de Málaga.
Nueve heridos, cuatro detenidos y once días durmiendo a cielo raso le ha costado al 15M de Málaga conseguir la libertad de Sid Ahmed Bouziane, argelino, que ha pasado 28 días recluido en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) esta ciudad andaluza. Reside en Córdoba, donde tiene a su pareja, Candela Mayorgas. Un buen día la policía lo detuvo en un locutorio y sin poder pasar por casa ni avisar a sus allegados, fue trasladado a Málaga.
El destino que le esperaba: ser deportado a Argelia, de donde huyó en 2008 porque un grupo violento le acosaba para ingresara en él, según cuenta. Por tanto, de haber sido deportado, le esperaba cuando menos una detención, si no la muerte.
El domingo 7 de agosto cuando la asamblea celebraba su encuentro habitual en la Plaza de la Constitución, al foro de los ciudadanos malagueños acudió Candela con una amiga particular de Bouziane, Mamen, a contar la historia. El foro consensuó inmediatamente trasladarse a la Plaza de Capuchinos frente al edificio del CIE y continuar allí la asamblea. Un centenar de personas marcharon cuesta arriba y una vez allí siguieron debatiendo el caso y la manera en la que el 15M podía participar activamente.
Sobre la una de la madrugada, cuando aún no había acabado la asamblea, la policía intervino para desalojar a quienes se concentraban a las puertas del CIE. Sentados en el suelo y sin más armas que la palabra, quienes participaban del debate no utilizaron en ningún momento la violencia. La policía antidisturbios los desalojó arrastrándolos.
La noche transcurrió y mientras tanto ya se había anclado un campamento en la plaza. A la mañana siguiente, la presencia policial continuaba y volvieron a recurrir a la violencia para desalojar un “perímetro de seguridad” de unos metros entre el CIE y la plaza. En medio del clima de tensión, dos furgonetas salieron del Centro esa mañana. Cuatro personas de las que permanecieron en el campamento fueron detenidas acusadas de obstruir el paso de los furgones.
La voz se corrió. Lo que estaba pasando en Málaga se supo a través de las redes sociales y se convocaron concentraciones a lo largo y ancho de la península para pedir la liberación de Bouziane y el cierre de todos los Centros de Internamiento de Extranjeros. El hashtag #somosBouziane llegó a ser trending topic, es decir, uno de los más utilizados durante un día entero en Twitter.
Mientras tanto, el abogado del caso, José Cosín, ya estaba trabajando en posibles vías para liberar a Bouziane. La deportación era inminente, por lo que se tomaron de forma paralela varias vías legales de actuación: petición de asilo político, trámite de residencia por motivos humanitarios y solicitud de arraigo en España.
La semana transcurrió y en el campamento se establecían relevos para permanecer en la plaza. Recibieron la visita del colectivo Vac-acciones Soleadas, un grupo del 15M de Madrid que aprovecha el mes de agosto para recorrer la península y empaparse de todo lo que ocurre lejos de la Puerta del Sol. También se puso en marcha el programa Kaputxin-arte, una serie de actividades lúdicas y mesas de debate sobre la situación indigna de los CIE. La plaza acumulaba cada vez más pancartas de apoyo a Bouziane.
El sábado 13 de agosto fue un día de emociones intensas. Uno de los puntos para demostrar el arraigo de Bouziane en España pasaba por jurar su amor a Candela. A mediodía, todo estaba listo para celebrar una poco romántica boda dentro del CIE. La novia, toda de blanco y el pelo cubierto con un velo esperaba muy nerviosa la llegada del imán. Se casaban por el rito musulmán. El campamento preparaba mientras tanto una paella para celebrar.
Cuatro personas accedieron al CIE. La novia, ramo de flores en mano; Mamen, en calidad de testigo; José Cosín como padrino y el imán. A la salida, el rostro de Candela se había iluminado. “Ya soy su esposa” decía mientras daba saltos de sincera alegría. El campamento rompió en aplausos. Había un rastro de esperanza.
No duró mucho la ilusión. Apenas unos minutos más tarde, el abogado llegaba con un papel que tiraba por tierra la esperanza del asilo político para Bouziane. La Oficina de Asilo y Refugio denegaba la última revisión de la solicitud. Los ánimos de nuevo por los suelos y la mirada antes iluminada de Candela, estaba ahora perdida. Sábado por la tarde, en puente de agosto y con el centro de Málaga en plena efervescencia por la feria, la acampada frente al CIE celebró una asamblea de urgencia donde se consensuó permanecer en la plaza e iniciar nuevas vías de presión para lograr la libertad de Bouziane.
Entre tanto, el subdelegado de Gobierno de Sevilla, Antonio Mora Roche, se había comprometido a liberar a Bouziane una vez que la boda fuese registrada por lo civil. Llegó el miércoles sin novedades sobre una orden de deportación, pero tampoco de libertad. Por fin, a las siete de la tarde, José Cosín (@Jose_Cosin) anunciaba en Twitter
“el Subdelegado de Gobierno suspende la expulsión de Bouziane ¡Ningún ser humano es ilegal! #StopCie #BouzianeLibre”.
En cuestión de minutos, Bouziane cruzó el dintel de la sórdida puerta del CIE. Ya era libre. “Todos somos Bouziane”, la consigna más coreada durante semana y media en la Plaza de Capuchinos, frente a CIEs de todo el país, subdelegaciones de Gobierno y en las redes sociales se había transformado. Ahora Bouziane era él, libre, de nuevo en la calle.
Por la noche, ya lejos de la plaza, cortó el ayuno diurno del Ramadán junto a algunas de las personas que lo esperaron durante once días a las puertas del CIE. Él, ya libre, se desvivía en agradecimientos. Mientras el Barcelona y el Real Madrid se disputaban los goles de la Supercopa, el 15M anotó su tanto particular. Bouziane ya es libre.