BENEDICTO XVI, UN PAPA IMPREDECIBLE

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Benedicto XVI el dia de su elecciónBenedicto XVI, un papa impredecible

RD

Lunes, 3 de abril 2006

Cuenta Julio Algañaraz en La Nación que calzó los zapatos de un gigante, Karol Wojtyla, y a un año de su muerte, aunque puede decirse que siguió su línea independiente y conservadora, impuso al papado un estilo totalmente distinto, menos político y menos visible en el escenario internacional.

Sin el carisma de su predecesor, Joseph Ratzinger, elegido después de un cónclave relámpago el 19 de abril último, también ha resultado ser un papa impredecible. Apodado por algunos «el Rottweiler de Dios», debido a su fama de intransigente como guardián de la ortodoxia católica, el ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe descolocó a muchos observadores durante su primer año de papado, en el cual abrió el proceso de beatificación de Juan Pablo II; escribió una encíclica; creó 15 nuevos cardenales y comenzó a reformar la Curia para agilizar su funcionamiento y cambiar de rumbo.

Al día siguiente de su elección, cuando en los ambientes progresistas de la Iglesia se temía la llegada de un «gran inquisidor», nadie hubiese imaginado que su primer encíclica versaría sobre el amor. Presentada el 25 de enero último, «Deus caritas est», el primer documento del pontificado del papa alemán sorprendió no sólo por el tema en sí, sino también porque el Pontífice habla de amor sexual entre el hombre y la mujer.

Tampoco nadie hubiese pronosticado que, meses después de su elección y en otra señal del gran apertura, Ratzinger -que el 16 de abril cumplirá 79 años- recibiría en audiencia privada a uno de sus críticos más acérrimos, el famoso teólogo suizo Hans Kung. En el polo opuesto, el papa teólogo también recibió -con la intención de buscar una reconciliación- al obispo ultraconservador Bernard Fellay, que lidera a los lefebvrianos, excomulgados por Juan Pablo II.

De carácter reservado, reflexivo, solitario y silencioso, totalmente distinto del de su predecesor, Ratzinger también sorprendió porque logró vencer su timidez. Hizo un esfuerzo extraordinario, y pese a su conocido pavor a las grandes masas aduladoras, logró llegar a la gente y a establecer una sintonía con el público.

Lo demostró durante su primer viaje internacional en agosto, cuando viajó a su Alemania natal para la Jornada Mundial de la Juventud. Allí también demostró su amistad con la comunidad judía, al visitar la sinagoga de Colonia, y su apertura a los musulmanes, al reunirse con ellos.

Adiós al «clan polaco»

En el Vaticano, su perfil bajo y su máxima reserva también han descolocado. Ya no existe el «clan polaco» que filtraba las noticias y manejaba una suerte de gobierno paralelo, como en la era de Wojtyla. Muy pocos saben exactamente cuáles son los planes de Benedicto XVI.

Si bien no llamó la atención cuando designó al flamante cardenal William Levada como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sí creó gran revuelo al nombrar como nuncio en Egipto al monseñor Michael Fitzgerald, ex presidente del Consejo para el Diálogo Interreligioso, el máximo experto sobre islam de la Santa Sede, una movida que algunos vaticanistas definieron como la «defenestración» de un hombre de posturas demasiado abiertas, en un momento en el cual el diálogo con el islam resulta prioritario.

Ahora se esperan más cambios, y se habla de un inminente reemplazo del influyente cardenal Angelo Sodano, el número dos del Pontífice, secretario de Estado de la Santa Sede durante la mayor parte del pontificado de Juan Pablo II, algo que representará un cambio clave.