Benedicto XVI recibirá a los embajadores de los países musulmantes acreditados en el Vaticano el próximo lunes, así como a destacados representantes de la comunidad islmámica en Italia. El Papa ha organizado dicho encuentro en su sede veraniega de Castel Gandolfo en el marco de los esfuerzos diplomáticos hechos para salir de la crisis abierta por un discurso leído por el Pontífice el pasado 12 de septiembre en Ratisbona (Alemania).
En su prédica, el Papa citó un diálogo del siglo XIV entre el emperador bizantino Manuel II Paleólogo con un erudito persa: «Muéstrame también aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba», decía el emperador.
En su discurso, el Papa explica que «el emperador explica así minuciosamente las razones por las cuales la difusión de la fe mediante la violencia es algo irracional. La violencia está en contraste con la naturaleza de Dios y la naturaleza del alma».
Estas palabras desataron las críticas de los gobiernos de países musulmanes, así como de los líderes de comunidades musulmanas en países europeos. Desde entonces, miles de personas se han manifestado en las calles de varios países.
El pasado miércoles, el Papa reiteró en su audiencia semanal de los miércoles que sus palabras sobre Mahoma fueron mal interpretadas y no expresan su pensamiento personal. Asimismo, el Obispo de Roma expresó su confianza en que esta crisis desembocará en un «diálogo autocrítico entre las distintas religiones y culturas».
«Profeso un profundo respeto por las grandes religiones y en particular, por la musulmana», recalcó el Pontífice ante varios miles de personas que asistieron en la plaza de San Pedro del Vaticano, donde se registraron fuertes medidas de seguridad.
En España, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, mostró su «plena comprensión y respaldo» al Papa y consideró que «ha estado muy claro en la precisión de lo que había sido su primera intervención».