La crisis actual es mucho más que una tormenta económica, es una pérdida de los grandes valores humanos y también cristianos de solidaridad, apoyo y servicio pues la ideología dominante es el liberalismo esencialmente amoral.
Por estas razón la crisis ha deshecho aquellos fundamentos del servicio público que es derecho ciudadano y nunca mercancía. Por eso las cristianas y los cristianos hemos de reflexionar activamente y luchar en la sociedad por vigorizar los valores humanistas aportados por muchas corrientes de pensamiento a lo largo de la Historia. De no lograr nuestro propósito el mundo será cada vez menos deseable para vivir y convivir.