Como ciudadanos y demócratas nos avergüenza lo ocurrido en Paraguay. Pero nos avergüenza doblemente como cristianos. Mientras la mayor parte de estados de América Latina condenan el golpe, el Estado del Vaticano, y por lo tanto el papa, a través de su embajador en Paraguay, Mons. Eliseo Arrioti, ha sido el primero en reconocer a las nuevas autoridades. El mismo Sr. Franco, el nuevo presidente, dijo inmediatamente que había tenido el apoyo unánime de la Iglesia católica. Y una de sus primeras imágenes después del golpe fue su asistencia a misa celebrada por un obispo.
Fue un escándalo el apoyo de la jerarquía española a Franco en el 36 y hasta su muerte; fue un escándalo el silencio del Vaticano ante Hitler; fue un escándalo su apoyo a la mayoría de los golpes de Estado en América Latina en la década de los setenta, Argentina, Uruguay, Bolivia, Brasil. Fue un escándalo el apoyo del cardenal Andrés Rodríguez de Madariaga en Honduras. ¿Por qué el Vaticano apoya los regímenes y golpes de Estado vinculados a las oligarquías?
Ante lo que esto significa, cualquier intento de ?nueva evangelización?? no solo será vano, sino que objetivamente es la instrumentalización del mensaje de Jesús al servicio de los ricos.