APOSTAR POR EL INTERCAMBIO ANTES QUE LA CARIDAD Y EL ALTRUISMO

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Entrevista a Ana Miyares, fundadora de bancos de tiempo

Canal Solidario. Olga Berrios.

Hace más de 20 años, Ana Miyares recibió una llamada de una amiga directora de una agencia de servicios sociales. Su amiga le comentó una idea interesante que había conocido y que pensaba que le iba a entusiasmar. Esa idea era crear un banco del tiempo, es decir, un lugar donde los ciudadanos y las ciudadanas pueden intercambiar directamente bienes y servicios ?como en el trueque- midiendo cada transacción por el tiempo empleado.

En ese momento, Miyares -de origen cubano- era directora ejecutiva de un banco internacional: ?Dejé mi trabajo por un proyecto que todo el mundo consideraba una locura. Incluso yo creía que era una locura??.

Con la llamada de su amiga comenzó una larga trayectoria como directora técnica en Time Banks USA, organización que ha creado y fomentado bancos de tiempo en ciudades estadounidenses como Boston, Nueva York o Miami, pero también en otros países como Canadá, Israel, Japón o Corea del Sur.

Miyares ha compartido sus experiencias durante estos días en la I Jornada sobre Bancos del Tiempo de Alcobendas, organizada por el banco del tiempo de la Zona Norte de Madrid y el de San Javier en Cartagena.

¿Intercambio o altruismo?

Imaginemos que un padre necesita que algún vecino cuide de sus hijos durante una hora. A cambio, él puede aportar a la comunidad otra acción como, por ejemplo, enseñarle unas nociones básicas de pintura a una señora mayor, también cliente del banco de tiempo.

Con este sistema, cada cliente ofrece sus capacidades a los demás y solicita a otros clientes las suyas. Así, para Miyares, la clave se halla en que ?todos tenemos cualidades que ofrecer y todos necesitamos a los demás. No hay nada más efectivo que el capital humano??.

Para ella es esencial entender que estos bancos ?no pretenden competir con otros sistemas, sino complementarlos??. Sin embargo, transforma visiones del sector como la de la caridad y el voluntariado: ?Se basan en la reciprocidad, en valorar lo que todos podemos dar??.

Sus defensores opinan que, comparados con el voluntariado, los bancos incentivan más la participación y desarrollan las fortalezas de personas con discapacidad, inmigrantes excluidos o personas sin hogar, por ejemplo, frecuentemente entendidas como ?las que reciben??. La razón es que el intercambio les motiva.

Las soluciones antes que los problemas

Los bancos del tiempo llevan desarrollándose más de dos décadas y nacieron en Italia. Actualmente, en España existen bancos de tiempo en San Javier (Cartagena), Chipiona (Cádiz), en Leganés y Zona Norte de Madrid, en Alicante, en Pamplona o en Barcelona.

Son una forma de que las comunidades aprovechen recursos y talentos frecuentemente subestimados y, además, se valore el trabajo no remunerado que ?por ejemplo? realizan las mujeres que tienen otras personas a su cargo.

La misma Miyares es usuaria del banco del tiempo de Miami: ?Como paso tanto tiempo en el avión y cargando maletas, pido masajes a gente que los ofrece. A cambio, suelo acompañar a personas mayores porque me encanta escucharles??.

Además, estas herramientas cambian la perspectiva de la solidaridad actual. Según Miyares, ?tienes que ser un problema para te muestren atención porque los programas sociales sólo se crean si tienes dificultades??. En cambio, los bancos del tiempo se centran en las capacidades antes de que surjan las necesidades.

A pesar de que su vida es el tiempo, Ana Miyares no tiene reloj: ?La clave es que nosotros mismos seamos dueños de nuestro tiempo, no el tiempo de nosotros??, afirma.