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Apego al poder en la Iglesia católica -- Eduardo de la Serna (Argentina)

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Es muy grave que la jerarquía católica no sepa «despegarse con libertad de los gobiernos»
Padre Eduardo de la Serna.
Buenos Aires, Argentina
Del peligro de tener una Iglesia Católica tan apegada al poder de los gobiernos y, en el caso de Argentina, tan “papolátrica”, advierte en diálogo con Avenida24.com el sacerdote Eduardo de la Serna. «La iglesia jerárquica no sabe despegarse con libertad de los gobiernos con mucha presencia. Eso para mí es muy grave».

Cura de Quilmes, De la Serna es una de las voces más críticas dentro del catolicismo en América Latina y encabeza a un grupo de sacerdotes que se hacen llamar “tercermundistas”, porque su opción es por los más pobres.

«A la iglesia, en general, le importa más el casamiento entre homosexuales que el hambre, un problema que tiene que ver con la vida y con la muerte. Creo que el mundo sí necesita de Dios, que la iglesia se dedique a hablar de Dios: pero si la iglesia habla más del divorcio que de la iglesia, tenemos un problema. Yo no me hice cura para regularle la vida matrimonial a nadie o decirle con quién tiene que compartir uno la cama o no; me hice cura para tratar de que la gente conozca a Jesús y lo quiera», indica.

Avenida24.com: ¿Por qué pierde fieles la Iglesia Católica?

De la Serna: En general, en la Iglesia está habiendo una pérdida muy grande porque el Vaticano quiere. El Vaticano y la curia vaticana tienen miedo, o pánico, a una sociedad moderna, y entonces eligen vivir en catacumbas hasta que pase el chubasco. Y por lo tanto en catacumbas hay menos gente: está lleno de muertos. Otros nos damos cuenta que preferimos vivir a la intemperie, y es una cosa muy buena: está muy frío, te agarra la lluvia, todo lo que quieras, pero me parece que nos pone en una actitud de respeto y de diálogo.

Yo, por ejemplo, no le permito a nadie que me falte el respeto por tener fe, pero yo no me permito faltarle el respeto a nadie porque no la tiene. Creo que en ese sentido hay una cuestión típica, a veces fuera de la iglesia, que te mira como diciendo: “Mira, qué lástima, pobre, un tipo tan bueno como vos que sea católico. Y otros que también desde la iglesia te miran igual”.

Avenida24.com: Y entre otras cosas, por eso algunos se van…
De la Serna: Perder el monopolio es sano. En este momento es bueno que la iglesia esté jugando de visitante, ya jugamos muchas veces de local y ahora tenemos que darle respuestas a la gente, ese es el gran desafío. Dar respuestas a los planteos o pretender que nos digan ‘amén’ a todas las cosas que tenemos que decir porque somos el cura, el Papa, los obispos o quien sea.

No hay coherencia con lo que se predica. Tendríamos que ser como en la película «La Misión», ser felices. Si la gente te ve feliz, se pregunta: ¿qué tiene para que yo pueda ser así? Si yo no trato de que la gente encuentre lo que busca, y si la gente está buscando a Dios y no encuentra a Dios en la iglesia, no es culpa de ellos; es culpa mía como cura. El tema está en ganar en libertad, en ganar en capacidad, en formación, en oración, pero no en acusar y señalar a otros grupos religiosos.

¿Hay autocrítica?

No, no. La Iglesia Católica se da cuenta que está perdiendo fieles y le echa la culpa a las sectas o a los fieles, pero nunca a ella misma. Hay muchos que dicen que la gente necesita más formación para no irse con las sectas, aclaremos esto. Yo creo que sí, que la iglesia está perdiendo muchos fieles, pero ¿cuánto de todo eso tiene que ver con el cambio de época que estamos viviendo?, ¿cuánto de eso tiene que ver con que la gente no encuentra respuestas a sus preguntas fundamentales? Ni en la iglesia ni en ningún lado.

¿Cuál es el gran desafío de la iglesia?
Es vivir, mostrar y explicitar que tenemos una buena noticia que es buena para la gente de hoy. En primer lugar con el ejemplo, porque no se transmite con la palabra. Si yo te digo: tengo una buena noticia, pero te lo digo con cara de estarme comiendo un limón, no me cree nadie. “¡Ah, qué bueno!”, me dirán. Se ve en la cara. Como una chica de 15 años que está enamorada.
Nosotros no estamos enamorados de lo que estamos transmitiendo; esto es palabra de Benedicto XVI.

No le tengamos miedo a la bioética, el temor es humano; el temor paraliza. La libertad te puede hacer equivocar, sí. A la iglesia, en general, le importa más el casamiento entre homosexuales que el hambre, un problema que tiene que ver con la vida y con la muerte. Creo que el mundo sí necesita de Dios, que la iglesia se dedique a hablar de Dios: pero si la iglesia habla más del divorcio que de la iglesia, tenemos un problema. Yo no me hice cura para regularle la vida matrimonial a nadie o decirle con quién tiene que compartir uno la cama o no; me hice cura para tratar de que la gente conozca a Jesús y lo quiera.

Y, ¿qué hay del binomio Iglesia-Poder?
En general la iglesia no ha aprendido a despegarse del poder. O cuando el poder quiere despegarse de la iglesia, como cuando quiere legislar cosas que no están entre las cosas que los obispos quieren que legisle, lo toman como una persecución. Y a mí no me parece que sea así. La iglesia jerárquica no sabe despegarse con libertad de los gobiernos con mucha presencia. Eso para mí es muy grave.

¿Qué opina del Papa Ratzinger?
Es una opinión muy personal. Para mí me quedo 10 veces más con Ratzinger que con Juan Pablo, porque yo creo que este es más conservador que Juan Pablo, pero tiene ventajas: no tiene carisma, por lo cual no se le puede decir que no. A Juan Pablo vos le decías que no, te ponía el carisma por delante y te avanzaba como una topadora. Este, tiene la sensación da todo el aspecto de que es más es un tipo más humilde, pero más conservador. Es un tipo habituado al diálogo teológico, y lógicamente, aunque no va a estar de acuerdo, es capaz de escuchar y por lo tanto de decir algo distinto…

Segundo tema, creo que este tiene menos calle que Venecia; es un tipo que al cual se le puede plantear algún desacuerdo, no sólo porque es más humilde, sino porque como no tiene calle, no lo sustenta la calle, la experiencia. En ese sentido tenemos un Papa más conservador, pero un Papa que da lugar al disenso. Un ejemplo, cuando la Doctrina de la Fe censuró a Leonardo Boff, no hubo voces públicas de respaldo a Boff; cuando la congregación para la Doctrina de la Fe condenó a Jon Sobrino, hasta obispos alinearon y avalaron a Jon Sobrino, un teólogo de la liberación.

¿Cuáles son los principales cambios en la Iglesia Católica?
En el caso de Argentina, la iglesia, por un lado, está demasiado episcopalizada. Yo veo la iglesia como el pueblo de Dios que camina acá y anda por las calles; veo otra actitud que tiene muchos de los laicos que fueron preparados por los curas, que a veces son peores que los curas, no hay nada más clerical que muchos laicos que fueron (de)formados por muchos curas que los transformaron en minicuras y que son terribles.

Más papistas que el Papa…
¿Por qué no puedo decir que el Papa se equivoca? ¿Es más importante el Papa que la Biblia? Estamos perdidos. Si yo creo que el Papa es más importante que la Biblia estoy perdido. Una laica chilena en Aparecida decía que el Papa era el quinto evangélico más canónico que todos los demás.
Aún con esas cualidades del Papa se habla de un retroceso…

Sí, obvio, hay un retroceso, sobre todo en lo litúrgico, sobre todo cuando él permite la vuelta a la liturgia preconciliar. Claro que se tienen que molestar los judíos, pero no es eso lo que va recibir el pueblo de Dios en lo cotidiano. Cuando vos vayas a la misa del Viernes Santo vas a escuchar la normal. Antiguamente decían: “los pérfidos judíos”. Yo creo que Ratzinger es un nostálgico.
En Buenos Aires hay una parroquia donde se celebra la misa en latín. No es una cosa que sea preocupante para la gente; para el interno de la Iglesia, sí. Después hay algún cura nostálgico que celebra la misa en latín y eso no es lo que puede hacer. Las condiciones, cierto horario, que haya gente que lo pida y que sepan latín. Pero no cabe duda que hay un retroceso.

No es que haya más libertad, simplemente que gracias a Dios, como a la teología de la liberación la dieron por muerta, entonces podemos respirar tranquilos.

¿La teología de la liberación está viva?
Sí, como nos dieron por muertos, podemos respirar tranquilos por ahí. En Argentina, la teología de la liberación siempre estuvo mal mirada, salvo en lo primerísimos orígenes. Y cuando la teología de la liberación nació en 1969, 70, 71, de hecho había algunos teólogos argentinos que la acompañaban y la promovían. El tema fue, me parece que tiene que ver con esto: evidentemente una liberación supone una opresión.

La opresión del indígena y del negro no es la opresión emblemática en la Argentina, como sí es Guatemala, Bolivia o Ecuador, porque a los indígenas y a los negros los masacraron; yo no estoy diciendo que sea un país puro, limpio e inmaculado. Acá la opresión es más urbana que rural, y entonces el tema está en lo que llamamos los barrios. Me parece, en general, que la opresión en Argentina tiene como experiencia de liberación el peronismo, que evidentemente tiene una experiencia que no tienen otros países de América Latina.

Cualquier teología de la liberación no debería dejar de lado la realidad del peronismo, no te estoy diciendo que tiene que ser peronista ni nada por el estilo. Por eso en la teología en argentina, eso lo miraban mal.
A los teólogos argentinos los acusaban de ser conservadores, y ese conflicto estalló en Puebla. Del lado argentino muchos de los curas desaparecieron y también surgió gente nueva.

¿Cómo es la curia en Argentina?
Yo creo que una iglesia tan papolátrica, donde si el Papa estornuda se resfrían los obispos; una iglesia que no se anima a cuestionar, a preguntar o inclusive a disentir con el Vaticano, no nos transforma en adversarios, no nos transforma en enemigos ni nos transforma en otra iglesia herejes o nada por el estilo, con estar con algunas cosas del Vaticano.

Ya desde el menemismo eso se vio claramente con la iglesia argentina. Cuando en la iglesia argentina había obispos que querían hablar en contra del neoliberalismo, aparecían los obispos menemistas que lograban junto con algún funcionario menemista alguna bendición del Papa a Menem, y los obispos no se animaban a decir nada para no parecer que estaban rompiendo la comunión, y la verdad que me parece patético eso.

Había un viejo cardenal de Madrid que decía que los obispos de España tenían tortícolis de tanto mirar a Roma. Yo creo que pasa lo mismo en muchas iglesias de América Latina.
Es cierto que las iglesias argentina, mexicana y colombiana son las que siempre están peleando el podio de las iglesias más conservadoras de América Latina, pero el Vaticano se ocupó de nivelar para abajo en ese sentido.

Si se desea una minibiografía del sacerdote De la Serna es posible hallarla en:
http://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_de_la_Serna

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