Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía
«…una parte a la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la
fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los
ejércitos existentes y la celebraci&oa cute;n y promoción de procesos de paz»
Testamento de Alfred Nobel
(Versón en francés aquí)
La concesión del premio Nobel de la Paz a la Unión Europea ha causado estupor entre organizaciones defensoras de los derechos humanos, organizaciones pacifistas y otras muchas de la sociedad civil. Entre ellas la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía – APDHA.
El jurado que otorga el premio Nobel de la Paz tenía muchas y variadas posibilidades de reconocer la labor a favor de la paz, en el espíritu del testamento de Alfred Nobel, a activistas y organizaciones que llevan decenas de años comprometidas por un mundo mejor y por una sociedad mas justa y en paz. Y ha tomado la peor de las opciones: reconocer a la UE como un actor de paz en el mundo que nos ha tocado vivir.
En todo caso la sorpresa es relativa, ya que no es la primera vez que el Jurado de Oslo toma decisiones muy controvertidas o que directamente hieren el sentido común. Es cierto que muchas veces han sido Premios de la Paz a trayectorias personales o colectivas impresionantemente comprometidas con la paz y los derechos humanos. Pero han sido otros muchos los casos, que denigran el nombre de la Paz y desprestigian tan alto galardón. El premio a la UE se suma al oprobio de haberlos concedido a presidentes de EE.UU. como Wilson, Roosevelt u Obama; o a personajes de trayectoria infame como Henry Kissinguer, Isaac Rabin, Simon Peres…, por citar algunos.
Ciertamente es preciso reconocer que algunas políticas desarrolladas por la UE han conseguido avances en igualdad y no discriminación en bú ;squeda de una mayor fraternidad entre naciones. Pero sin embargo, los esfuerzos para llevar a la práctica estos valores universales, que presentan sus luces, arrojan un saldo de oscuras e inquietantes sombras, como ha reconocido incluso la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea.
¿Se concede el premio Nobel por la acción europea en la ex-Yugoslavia en los años 90? ¿O tal vez se concede el Premio Nobel de la Paz a la acción en Libia, la inoperancia en Siria, los acuerdos con Israel y la dejación de responsabilidades con el pueblo palestino? ¿O realmente el premio Nobel va destinado a una acción exterior inoperante, deslavazada, sujeta a intereses económicos o de cada país y que no prioriza el respeto de los derechos humanos y olvida con frecuencia el deber de la paz? ¿O quizás el Nobel hay que destinarlo a países como Francia, Alemania, Espa ña o Inglaterra que se sitúan a la cabeza de la venta de armas en el mundo? ¿Estaba pensando el jurado de Oslo en la inacción en 2008 ante el sangriento bombardeo de Gaza por parte de Israel? ¿Es posible que se quiera premiar la complicidad de muchos estados europeos en la “guerra contra el terror” de EE.UU. y la complicidad mas o menos activa con el secuestro y asesinato extrajudicial de presuntos terroristas? No es difícil imaginar tampoco que se quiera premiar la extraordinaria labor de la UE en el encarcelamiento de inmigrantes en siniestros CIEs, o por políticas de control de fronteras que han causado decenas de miles de muertos en los últimos años.
Por otra parte, este inoportuno e inmerecido Premio Nobel de la Paz viene justo cuando se está desmantelando aceleradamente el estado social, cuando las políticas inhumanas de ajuste están incrementando el paro y la p obreza en la mayor parte de Europa, cuando los dirigentes europeos se han inclinado reverencialmente ante el dios mercado, ante los bancos y ante especuladores de todo tipo. Sin importarles para nada el sufrimiento y la desesperación de millones de personas que ven como sus derechos quedan finalmente reducidos a polvo.
Viene este premio en un momento en el que la ciudadanía se aleja cada vez de las instituciones europeas, cuando la propia democracia se ve cuarteada y enajenada y crece la indignación y el rechazo.
En definitiva, para la APDHA, la concesión de este premio Nobel de la Paz no va a ayudar a que Europa camine en un sentido solidario y social, inclusivo e integrador, en un sentido de paz y de derechos humanos; sino que va a reforzar a los miles de burócratas que están llevando el proyecto europeo al abismo del capitalismo salvaje.
Este Premio es un insulto a la ciudad anía postergada y a las personas que ven vulnerados los derechos humanos precisamente por la acción o inacción de la Unión Europea premiada.