La Iglesia se humaniza. La empujan, por un lado, la falta de vocaciones; por otro, los escándalos de la pederastia, y la insistencia de los grupos de la liberación en todos los sentidos.
Parece que se plantea jugar al fútbol y abolir la soltería sacerdotal, con la sospecha de que no es un dogma. (Naturalmente. Pedro, el primer Papa, era un casado, a cuya suegra le dolía la cabeza y la curó Jesús.)
Lo más desagradable es que se haya tardado tanto en reconocer que los escándalos sexuales de papas a primados, de párrocos a monjes, se habrían paliado, ya que no eludido, de haberse obrado con menos hipocresía y más humanidad. Sin esperar a que los seminarios dejaran de serlo prácticamente. Pero doctores tiene la Iglesia… Aunque no caigan en la cuenta de que su institución es humana y para los humanos. Porque las religiones me temo que a Dios le traigan sin cuidado. Y sus administradores, más. «El sábado se hizo para el hombre.»
Antonio Gala (El Mundo)