Blog «Iglesia en América Latina»
Persiste el clima de incertidumbre en Cuba desde que una intervención quirúrgica obligó a Fidel Castro a delegar sus poderes en su hermano Raúl (31 de julio). La Iglesia, por su parte, llama a orar por la salud del octogenario líder.
Mucho se está especulando sobre esta coyuntura. Que si el traspaso del poder es definitivo, que si EE.UU. piensa invadir, que si habrá un éxodo masivo si el gobierno socialista entra en crisis… Personalmente creo que una invasión norteamericana es impensable; Bush no es tan demente para abrir un nuevo frente. El Ejército Cubano es respetable y nadie quiere un baño de sangre… Condoleeza Rice ha calificado como una tontería una idea semejante.
Pero los líderes socialistas mantienen un discurso de alerta y llaman a estar preparados para rechazar cualquier agresión (¿una nueva Bahía de Cochinos?). Por eso, la información sobre la salud de Fidel se ha limitado, por razones de seguridad, a lo «indispensable», lo que aumenta la confusión.
Mientras «el compañero Raúl» ocupa temporalmente los puestos clave del Gobierno y del Partido… el Cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana, afirma sensatamente que la Iglesia jamás respaldaría «ni aceptaría mínimamente» una intervención. «Jamás la Iglesia Católica estaría, no solamente respaldando, sino ni siquiera aceptando mínimamente cualquier intervención extranjera, eso jamás». Palabras claras y sensatas. En su papel de pastores, los Obispos no pueden hacer declaraciones explosivas que dividan y amenacen la seguridad de la nación… y además atraigan represalias de un Gobierno aún sólido (recordemos que desde la visita de Jan Pablo II mejoró notablemente la situación de los católicos en la isla).
En estos momentos decisivos para Cuba, la cuestión no es hacer apologías de un dictador -exalumno jesuita del Colegio de Belén- que lleva 46 años en el poder, ni demostrar rechazo o apoyo al régimen, sino ser responsable y leal con el país; la única actitud posible es la evangélica: pedir rezar «para que Dios ayude al presidente Fidel Castro en su enfermedad e ilumine a sus sucesores provisionales».
La Jerarquía no ha comentado en absoluto la situación en Cuba, simplemente han puesto el futuro «en manos del Señor»,que es en estos momentos lo que le corresponde a la Iglesia.