A modo telegráfico ahí van algunos apuntes rápidos para la reflexión a raíz de los recortes que se han producido en educación en los últimos días en muchas comunidades:
1) Según los datos de un informe de la Comisión Europea presentado recientemente, el 31,2% de los jóvenes que tienen entre 18 y 24 años no terminó la educación obligatoria (hasta los 16 años). Mientras tanto, la inversión en educación respecto al PIB total es sensiblemente inferior en España respecto a la media de la Unión Europea.
2) A pesar de estos malos datos, la situación ha mejorado en los últimos años. En España se ha pasado de una tasa de fracaso escolar del 30,7% en 2006-2007 al 26 % del curso 2009-2010 aunque, eso sí, la tasa de fracaso escolar duplica el registro europeo y sitúa a España entre los países con peor resultado, junto a Portugal y Malta. Y eso a pesar de que la inversión en educación respecto al PIB total es sensiblemente inferior a la de la media de la Unión Europea.
3) En los últimos días, aquellos que han realizado los recortes han querido centrar el debate mucho en el número de horas que deben impartir los docentes y poco en los efectos que éstos tendrán. Se ha querido hablar mucho de economía ?o más bien, del ahorro que los recortes suponían- y poco o nada de los efectos de éstos en la educación en el medio y largo plazo. En otras palabras, se ha querido centrar el debate presentando a los docentes como un colectivo privilegiado respecto a otros trabajadores, que deberían hacer un esfuerzo adicional en el contexto de crisis.
4) Para ver los efectos que el fracaso escolar tiene a medio y largo plazo sobre aquellos que lo sufren basta recordar dos datos: un 51% de los estudiantes españoles que no terminaron la educación obligatoria no tiene hoy trabajo. Igualmente, todos los estudios realizados tanto en España como en la UE y la OCDE indican que la tasa de desempleo disminuye cuando aumenta el nivel educativo. En el último año estudiado (entre 2008 y 2009), el desempleo de personas con estudios primarios creció diez puntos porcentuales, mientras que entre los titulados universitarios dicha cifra sólo aumentó un 3%.
5) Teniendo en cuenta estos datos, todo indica que el dinero destinado a educación tiene una importancia crucial en el futuro tanto de la sociedad como de las oportunidades que en el futuro tendrá ese alumnado y que por tanto es mucho más una inversión que un gasto. En esa lógica, todo lo que sea avanzar hacia una atención más personalizada al alumnado supone una apuesta por una educación de calidad y también de alguna manera por dedicar más recursos a aquellos que más lo necesitan.
Y precisamente con los recortes es esa atención la que más se va a resentir. ¿Cómo, si no, se explica que los recortes supongan un aumento del número de alumnos a atender por profesor o que, por ejemplo donde resido, hayan supuesto entre otras cuestiones la eliminación de centros de formación del profesorado, o la disminución de las dotaciones de los equipos de orientación y de los apoyos y desdobles? ¿Nos hemos parado a pensar quiénes son los que van a sufrir mayoritariamente esos recortes y qué consecuencias tendrán éstos en el futuro?
6) Ante los recortes, las explicaciones más extendidas en el marco del pensamiento neoliberal hegemónico han venido marcadas por afirmaciones en las que se resalta que ?no hay dinero?? y en las que se afirma que ?no hay otra alternativa?? porque hay que priorizar ante todo la lucha contra el déficit. Estas afirmaciones se hacen en un país donde la presión fiscal es del 31,5% del PIB frente a la media europea, que es del 40% -y donde existe una política fiscal mucho menos progresiva que en otros países-. En un país donde las rentas del capital tributan en un porcentaje mucho menor que en otros países europeos (con figuras escandalosas como las denominadas SICAV en las que sólo se tributa al 1%), y donde la economía sumergida supone cerca del 25% del PIB,
Por ello, no se debe olvidar que analizar quién paga impuestos y sobre quién recaen principalmente los recortes son dos caras de una misma moneda, que nos indican fundamentalmente quién está pagando la crisis. Y en el caso analizado, la respuesta es coincidente: son los más vulnerables los más afectados por los recortes, también en el caso de la educación. Y es en este punto en el que se debe centrar el debate.
7) Más allá de los aspectos relacionados con el rendimiento educativo quiero destacar otra importantísima función que la escuela pública realiza y que ya fue enfatizadapor Lourdes Zambrana en otro artículo. La escuela pública es un lugar privilegiado de encuentro y debería ser una institución fundamental para la inserción de aquellos recién llegados a nuestra sociedad. La escuela también es un espacio idóneo para la construcción de redes sociales en los barrios y las ciudades que promuevan el conocimiento del otro, refuercen el tejido comunitario y fomenten la cohesión social.
Este papel que puede jugar la educación pública, es más importante si cabe en tiempos de crisis, por lo que los recortes pueden ser un paso más para romper las costuras de nuestro (débil) estado de bienestar, y que la convivencia se deteriore a pasos agigantados.