Al señor Arzobispo de Oviedo -- Emilio López

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A toda persona que arriba a un nuevo puesto de responsabilidad se le concede un período de tiempo de toma de posesión y adaptación a su nuevo entorno. Los prudentes suelen consultar, asesorarse y estudiar las necesidades, las carencias, lo que funciona bien y lo que no; los que no lo son suelen tomar decisiones por instinto, por sus propias convicciones, seguros que si mismos, aunque esa prepotencia les lleve en algunas ocasiones al error, a estrepitosos fracasos, a provocar frustración y descrédito entre sus subordinados,

El pasado 30 de enero Monseñor Sanz Montes ha tomado posesión del arzobispado de Oviedo, y en el tiempo transcurrido no ha perdido ocasión en sus comparecencias públicas, que han sido variadas, de mostrar un intento de agradar, de ganarse la simpatía del clero y de los fieles. En una entrevista en un diario local indicaba que le habían advertido que se encontraría con un clero ?peleón, dinamitero, rebelde, díscolo??, (espero que haya cambiado inmediatamente de asesores) y en cambio se había encontrado con personas muy razonables.

Yo conozco muchos menos sacerdotes que Monseñor, pero le puedo asegurar que entre ellos me he encontrado gente comprometida, luchadora por la justicia y la igualdad, y otros acomodados en la poltrona, vagos profesionales, incluso algunos sin escrúpulos, manipuladores y traidores a su propio credo, claro que dicho esto igual Monseñor me acusa de pertenecer a ?algún grupo mediático con intereses políticos o económicos, que intenta desprestigiar a la Iglesia Católica??.

Pues no Monseñor, sinceramente creo que no existe ningún interés de desprestigiar a nadie, simplemente que es aberrante que dentro de una Santa institución, con más de dos mil años de historia, personas nombradas para ser guía, para servir y ayudar, a quienes se les encomienda la formación intelectual y religiosa de unos niños, abusen de ellos utilizando su superioridad física y lo que es peor aún, la que se supone moral.

Por eso indigna que cuando el Santo Padre pide perdón sin más (podía haber ofrecido ayuda a las víctimas), usted, además, en su magnanimidad, siente que ?los autores de esos crímenes se han herido a si mismos??, a mi, como creyente, me resulta muy difícil practicar la misericordia con estos indeseables y por ellos simplemente siento asco y repugnancia.

Aunque recientemente aseguró que su posicionamiento no era político, cada vez que tiene oportunidad Monseñor les sacude a los poderes públicos, y no le faltaría razón, si no se metiera en charcos como hizo recientemente al ridiculizarlos llamándolos ?desnortados??flautistas de la nada que intentan distraer con legislaciones para la polémica??, incluso califica de ?estatalismo creciente en detrimento de una sociedad menguante??.

Si lo que desea Monseñor Sanz Montes es ejercer de analista político, debería ser valiente, explicar donde esta su norte, de que forma lograría una mayor presencia e influencia de la sociedad y decir claramente las leyes que no le parecen bien y que supongo que básicamente serán las de modificación de la de la interrupción del embarazo, la de los matrimonios homosexuales, y quizás ¿la de la memoria histórica?.

En esta intervención mediante carta pastoral finaliza solicitando la ?X?? para la Iglesia Católica, y añade que ?no es una concesión del gobierno sino una decisión soberana del pueblo??, lo que no dice es lo que recibe la Organización de los presupuestos generales del Estado.

Sinceramente tendría más credibilidad si hiciera un ejercicio de transparencia y se ofreciera con claridad el destino de todos los fondos que recibe la Iglesia, no solamente el 0,7%, sino de TODOS. Porque Monseñor ¿con qué dinero las organizaciones de la Iglesia distribuidas por las parroquias socorren a los más necesitados?.

Humildemente me permito recomendarle a Monseñor Sanz Montes, como en su día tuve la oportunidad de hacer con Monseñores Martínez Camino y Rouco Varela, menos política y más compromiso humano. Jesús es Dios y HOMBRE y se pasó la vida rompiendo mitos y dogmas y socorriendo a los desprotegidos, a los excluidos y marginados. Pues eso.