«Te duele, ¿eh?, ahora sí que te vas a enterar??» Me hacen mucho daño. Me estampan la cabeza contra la puerta de la furgona, con las manos atrás.
«Ya os decía yo que iba a ganar la porra«
«Si te decimos que te pongas a la pata coja, te pones, entendido«
Tanto el titular de este artículo como las frases que lo empiezan son palabras recogidas por dos de los periodistas agredidos ayer por agentes de la Unidad de Intervención Policial (antidisturbios) en el centro de Madrid, a escasos metros de la Puerta del Sol y en el recorrido de la manifestación laica -legal y autorizada por la Delegación del Gobierno- contra los gastos de dinero público ocasionados por la visita hoy del Papa de Roma a la capital española para presidir la Jornada Mundial de la Juventud.
Lidia Ucher, periodista especializada en Comunicación para el Desarrollo y con experiencia profesional en organizaciones como la Plataforma de Infancia (que agrupa a decenas de ONG como Save The Children o la misma Cruz Roja), narra en su perfil de Facebook y en esta nota en Periodismohumano.com cómo fue tratada por la policía ayer, cuando trataba de enterarse qué pasaba con su colega, también periodista, Jonás Candalija, a quién también habían retenido.
Lidia cuenta que:
«Esa tarde salí a la calle sólo a manifestarme a favor de un Estado que respetara su aconfesionalidad, y que no diera privilegios a creyentes de una religión sobre ninguna otra creencia. Me han educado en el catolicismo, sí, y respeto, soy tolerante con todas las creencias».
Pese a que la manifestación era legal y el recorrido autorizado pasaba por la Puerta del Sol, al llegar a ésta cientos de jóvenes peregrinos arribados a Madrid para recibir al Papa Benedicto XVI comenzaron a provocar a los pacíficos manifestantes, quienes respondieron con proclamas contra el poder político y económico de la jerarquía eclesiástica. Entre los convocantes de la manifestación laica destacan plataformas como Redes Cristianas. En ese momento la policía apenas intervino para separar a los dos grupos y en ningún momento disolvió a los peregrinos, quienes no tenían autorización para manifestarse en ese lugar. La manifestación era un éxito de asistencia, con más de 5.000 personas según la propia Policía, y más de 20.000 según los organizadores. Esto propició que la hilera de manifestantes avanzara muy lentamente. Finalmente la policía, y sin que hubiera ningún altercado grave pese a las provocaciones, una vez más, decidió cerrar el epicentro de Madrid, la Puerta del Sol.
Fue en ese momento cuando Jonás Candalija se acercó a un policía a preguntar: «¿Por qué cierran el acceso a la plaza?». Y Lidia nos explica esto:
«No le dejan preguntar más. A la primera de cambio se lo llevan al lateral izquierdo de la furgoneta. Le interrogan, le registran, le piden documentación».
Jonás también lo explica en su blog, donde empieza su post diciendo: «‘Ahora te vamos a pegar sin que te vean, periolisto‘ Esta es la ley que impera en Sol»:
«Frente al furgón policial y rodeado por cuatro agentes de autoridad que no han querido identificarse, vacían mi mochila y me dicen que mire al suelo. ‘Si te queremos pegar, lo vamos a hacer sin que nos vea nadie’. Mirando al suelo, solo pienso en la forma de protegerme la cabeza y el estómago en el momento en que comenzaran a agredirme. Me zarandean y me pellizcan los pezones. Sabía que nadie me estaba viendo. Las imágenes de la agresión a Gorka Ramos cruzaron por mi cabeza y helaron mi sangre en un escalofrío».
Gorka Ramos es otro periodista que fue brutalmente agredido hace apenas unas semanas, cuando simplemente estaba twitteando desde su móvil cómo la policía estaba cargando contra los manifestantes del 15M que se congregaban frente al Ministerio de Interior el pasado 4 de agosto. En este vídeo, a partir del minuto 7.50, se puede ver muy claramente qué tácticas usa la policía española contra el ejercicio de la libertad de prensa:
Después de eso, Gorka Ramos fue detenido e incomunicado hasta el día siguiente en que fue liberado. Aquí cuenta él mismo cómo fue todo. El director de Lainformacion.com -su medio-, Carlos Salas, también lo hace aquí.
El propio Jonás Candalija, apenas minutos después de ser «soltado» por la policía, cuenta también en vídeo para la plataforma mediática ciudadana Vúdeo lo ocurrido en su caso:
La mala experiencia de la periodista Lidia Ucher comenzó, pues, cuando trató de enterarse por qué se llevaban a su colega Jonás y qué le estaban haciendo. Como ella cuenta:
«Quiero saber qué le estáis haciendo a mi compañero». «No, no puedes pasar, no puedes no puedes». Forcejeo.
-«Que quiero saberlooooooooooooooooooooooooo». Grito e intento escaparme. Me cogen por el cuello y la cabeza, me arrastran contra mi voluntad a la furgoneta policial, me hacen tirarme en el hueco entre el asiento trasero y el delantero.
Y más adelante, tras varios insultos más:
«Me tiran tras las vallas. Corro. Me tiran al suelo, tres o cuatro policías. Me cogen por el cuello, me fuerzan y me ponen los brazos tras la espalda, me ponen la cabeza contra el suelo».
Lidia completa su narración en este vídeo grabado también para la plataforma Vúdeo:
El resto de esta historia la pueden leer en el propio post de Lidia y en el de Jonás. Pero una cosa, visto el cariz que está tomando la situación, parece segura: en España vamos a volver a ver historias como estas con triste asiduidad si las autoridades no hacen nada la respecto. Y los agentes de las Unidades de Intervención Policial responden ante la Delegada del Gobierno en el lugar, y ésta, obviamente, lo hace ante el Ministerio de Interior.
De seguir así la situación se confirmará que la libertad de prensa en España corre serio peligro tras tres décadas de democracia.