Cristianismo y Justicia
Hace unos días me sentía muy mal. Una serie de contrariedades me tenían abrumado y lleno de miedo respecto al futuro. Temía que posiblemente tuviera que hacer unos cambios en mi vida que no quería hacer. Hasta deseaba morir, porque me veía en un callejón sin salida. Mi primera reacción, como todo el mundo, fue echar la culpa. Necesitaba culpar a alguien o a algo por la pena emocional que experimentaba. Y había muchos culpables, incluyendo a todos aquellos que me habían ofendido o quienes yo veía como perseguidores. Ver noticia original en …